Soccer y un monstruo

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Al día siguiente, Damon, Adam y yo fuimos a la selección del equipo de soccer.

-¿Están listo, chicos?-exclamó el entrenador cuando todo nos sentamos en las gradas de la cancha.

-¡Sí!-respondieron todos.

-¡Hoy veremos quién quedará en el equipo! ¡Quiero que corran cuatro vueltas! ¡Ahora!

Corrimos y corrimos. Hicimos todo lo que el entrenador decía. A Adam lo probó como arquero. No me gusta decir esto pero tengo que. Daba algo de pena.

El entrenador me probó como ¿atacante? ¿delantero? No sé, como el chico que está cerca del arco contrario (lo siento, no soy un aficionado a los deportes).

Si lo hubiera hecho sin la ayuda de mi "súper" no creo que hubiera llegado muy lejos.

De pronto, el entrenador me llamó.

-¿Sí?-dije mientras me limpiaba el sudor de mi frente.

-Estás en el equipo-dijo.

-Señor, ¿está al tanto que está poniendo en el equipo a alguien que no sabe nada de deportes?-le dije.

-Estoy al tanto, créeme.

-¿Y Adam? ¿Y Damon?

-Damon me gusta. Creo que lo dejaré como mediocampo. ¿A Gibert? Es peor que un caballo tratando de jugar.

-Sin Adam no acepto estar en el equipo.

-¿Qué?-exclamó.-Pero, hijo... Te necesito en el equipo. No hemos ganado hace dos años.

-No Adam, no Jack-le dije sonriendo cruzando mis brazos.

El entrenador gruñó y dijo:

-Está bien... Pero te espero en todas las prácticas.

-¡Sí, señor!-dije imitando a un soldado.

-¡Chicos! ¡Acérquense!

Todos los chicos se acercaron.

-¡Tengo los nombres de los que quedaron aquí!-dijo mostrando un papel.-La pegaré en las gradas y quiero que vayan CIVILIZADAMENTE a ver si quedaron-dijo y se acercó a pegar el papel.

Vi como todos los chicos se estaban preparando para correr.

En el momento que el entrenador pegó el papel, todos lo chicos, a excepción de mí, corrieron hacia éste. Aplastando al entrenador. Lo vi salir de la muchedumbre arrastrandose por el suelo, balbuceando algunos insultos.

-¡Bum!-dijo Adam levantando los brazos.- ¡Se los dije!-dijo acercándose a mí.-¡Quedamos!

Chocamos puños sonriendo.

-Yo también quedé-dijo Damon acercándose sonriendo.

-Ahora, como saben, todos se irán a cambiar a los cambiadores más cercanos. Pero nosotros seremos inteligentes-susurró Adam tocando su cabeza con su dedo índice.

-¿A los del gimnasio?-susurré en respuesta.

-Exacto-dijo Adam guiñando un ojo.



Cuando entramos al gimnasio, dejamos nuestros bolsos en las bancas y sacamos nuestras ropas para cambiarnos.

De pronto, las gradas del gimnasio comenzaron a llenarse de escorpiones.

Adam gritó y se lanzó a los brazos de Damon. El cuál no lo sujetó y Adam cayó al suelo.

-La idea era que me sujetaras...-balbuceó y se paró.

-¿Acaso hay un zoológico oculto de escorpiones en la escuela?-preguntó Damon.

Como Morí (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora