✴ Capítulo 35 ✴

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Sus cuerpos aún se encontraban entrelazados, unidos sobre la cama, con una sábana blanca únicamente cubriéndolos, aún desnudos.

Joel suspiró, acariciaba la espalda de Erick, pasando sus dedos por la piel en suaves caricias.

—¿Tienes hambre? —preguntó. Su voz se escuchaba como un delicado murmuro.

Todo estaba en silencio, pero a pesar de con esa pregunta haberlo roto un momento, en vez de haber sido molesto, su voz pareciera haberse contrastado perfectamente con el ambiente silencioso en el que se encontraban.

—Un poco, pero por ahora quiero seguir aquí. —respondió de igual forma Erick. Su cuerpo estaba recostado sobre el de Joel, sintiendo la calidez que transmitía la piel desnuda de su acompañante. Este sonrió.

—Nos quedaremos solo por un ratito más, tienes que comer. —dijo y se inclinó hacia abajo para poder depositar un pequeño beso en el cabello del menor. Este soltó un “mgh" como respuesta.

Acarició la espalda del de ojos verdes por un tiempo más. No sabe cuanto, pero la tranquilidad de estar con Erick, más el ambiente que los rodeaba hace que casi se quedara dormido.

Palmeó suavemente la piel del menor para que le prestara atención.

—Vamos.—dijo. Su tono siendo algo fuerte, aunque no perdía toda la dulzura que utilizan cuando se trataba de Erick. Palmeó nuevamente cuando no obtuvo respuesta, haciendo a Erick removerse y bufar molesto.

Sintió como las piernas poco a poco, con pereza se desenvolvían de las suyas y sus brazos abandonaban los costados de su cuerpo.

Erick, con los ojos cerrados dio un giro y se recostó boca arriba en la cama, a un lado de Joel.

—Tenemos que bañarnos, si tardamos más mi pancita comenzará a gruñir porque tengo hambre. —le dijo el de rulos a un lado. Erick, otra vez bufó y lentamente fue sentándose en la cama.

Todo su proceso era lento, como el de un perezoso.

—Tengo sueño. —dijo aún con los ojos cerrados. Luego los abrió, para ver a Joel, ya con el boxer puesto parado a un lado de la cama.

—Vamos, bebé. —dijo inclinándose en la cama, para agarrar su brazo y tirar suavemente de él—Te prepararé algo rico para que te sientas de buen humor.

Erick, entonces, sonrió. Una sonrisa pequeña, embobada. Y en ese momento, Joel murió de ternura porque el pequeño que tenía en frente parecía un tierno bebé.

—Tú sabes como ganarme. —dijo y se dejó levantar por el mayor. Quien luego se agachó para poder agarrar el boxer que estaba tirado en el piso y extendérselo.

Una vez llegaron a la puerta del baño, el menor habló.

—¿Para qué nos ponemos la ropa interior si ahora nos la vamos a quitar? —preguntó. El mayor se encogió de hombros en respuesta, lo que hizo reír al de ojos verdes.

Ya bajando las escaleras, sintieron un aroma a café que obviamente provenía de la cocina. A medida que se acercaban a esta podían escuchar como el sonido de una dulce voz cantando se escuchaba. Claramente se trataba de su madre, pues el tono era imposible de confundir.

Al entrar, ella les sonrió, sin embargo, sus labios no se movieron al pronunciar alguna palabra. Se acercó a apagar la cafetera y colocar el líquido que se encontraba dentro de esta en una taza.

—¿Cómo están? —preguntó revolviendo con una cuchara pequeña el líquido, sin mirarlos.

—Oh, bien. —respondió Erick con una pequeña sonrisa. La cual, luego de dos cortos segundos se ensanchó. —Ma, aprobé los parciales. —contó en tono emocionado, poniendo sus manos sobre la isla de la cocina.

Incorrecto. | Joerick |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora