✴ Capítulo 34 ✴

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Erick entró a su casa sintiendo un peso menos en sus hombros. Y una alegría inmensa, que se hacía notar gracias a la sonrisa en sus labios y su semblante aliviado.

Rápidamente, como se estaba haciendo costumbre cada vez que llegaba de la Facultad, se dirigía hacia la cocina. Solo que esta vez, en vez de buscar algo de comida para recuperar fuerzas, iba en busca de su hermano mayor.

Entró y lo encontró comiendo unas fresas que se encontraban dentro de un pequeño recipiente de vidrio.

El mayor, a penas puso un pie dentro del lugar lo observó. Sonrió sin mostrar sus dientes, ya que tenía la boca llena de la fruta, mostrando sus mejillas rechonchas por tener su boca repleta de esta. Erick río enternecido.

Se acercó al mayor con la misma sonrisa con la que vino en todo el camino hacia su casa y rodeó con sus brazos los hombros de Joel. Este lo miraba atento, intentando masticar.

Parecía un niño, con grandes ojos curiosos e inocentes prestándole absoluta atención, como si fuese a contarle la historia de fantasía más grande y espectacular de todas.

Erick río nuevamente y le plantó un pequeño, casto beso en los labios.

-Adivina qué...-dijo emocionado acariciando los cabellos de la nuca del meyor. Este no contestó por tener la boca llena, así que siguió hablando-Aprobé los parciales. -dijo suave, acercándose nuevamente a la boca de Joel para dar otro besito.

A Joel se le achinaron los ojitos, y casi se le sale la fruta de la boca. Formuló un sonido, como un gritito y abrió los ojos, sintiéndose feliz. Intentaba masticar más rápido para poder felicitar a Erick, pero se le dificultaba un poco.

Rodeó con sus brazos la cintura del menor y lo estrechó contra su cuerpo, dejando su cabeza en el pecho de este.

A los pocos minutos, había tragado lo que tenía en la boca y una sonrisa entusiasmada se formó en su rostro.

-Sabía que lo harías. -dijo mirándolo desde abajo. Sus ojos brillaban contentos, llenos de orgullo y admiración y su sonrisa no se borraba de su rostro.

Y como no, si su bebé se había roto la cabeza repasando y repasando libro y cuadernillo, tras libro y cuadernillo para poder aprobar aquellos finales. Se había esforzado tanto, que fácilmente podría decir que lloraría de la emoción que siente por él.

Erick se inclinó nuevamente y besó los labios de Joel, esta vez por un tiempo más largo. Sus labios se movían lentamente sobre los otros, sintiendo el sabor de las fresas que había comido anteriormente el mayor. Sus manos acariciaban dulcemente el cabello contrario, regalando caricias suaves y lentas a este.

-Estoy orgulloso de ti, bolita de arroz. -dijo una vez se separaron, acariciando su nariz contra la contraria de lado a lado; en un beso esquimal.

Erick no respondió, solo besó los cachetes del mayor, seguido besar su frente y mentón, para finalmente hacerlo con su nariz.

-Oh, alguien está muy feliz.-molestó Joel, pero nuevamente, no obtuvo respuesta por parte del de ojos verdes. En cambio, lo que sintió fueron los labios del menor nuevamente sobre los suyos. Sus manos acariciaron la cintura de este, mientras Erick acariciaba ahora sus mejillas con suavidad.

-Oye, vamos arriba.-dijo el mayor, temiendo que en cualquier momento su madre pudiera entrar por la puerta de la cocina y los viera besándose.

Erick hizo un sonidito con su garganta, demostrando estar de acuerdo.

Sin más, subieron las escaleras y luego de unos cuantos pasos se encerraron en su habitación. Erick lo tiró sobre la cama, colocándose sobre él luego para rodear su cintura con sus brazos, dando un leve apretón.

Incorrecto. | Joerick |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora