Incorrecto. | Joerick |

✴ Capítulo 26 ✴

Después de sos horas, mayor entró nuevamente a la habitación para despertar a su hermano.

Se acomodó detrás de él y le susurró.

—Amor, despierta.—susurró en su oído mientras lo abrazaba.—Dormiste mucho, si sigues en la noche no lo harás...

Escuchó un "mgh" en respuesta y sonrió.

—Cielo, mamá compró helado... despierta o no podrás comer.—murmuró. Fue entonces cuando el ojiverde se dio vuelta.

—Si sabes como chantajearme, niño.—dijo aún con los ojos cerrados.

—Soy mayor que tú.—respondió.

—mmh.

—Vamos, bebé. Despierta.—dijo mientras lo sacudia levemente.

El menor abrió los ojos poco a poco.

—Dime que lo del helado es verdad.—pidió.

—Claro que sí.—rió.—Vamos, levantate y baja, mamá te está esperando.—dijo separándose.

—Bien.—Respondió desganado.

Se estiró en la cama y bostezo. Luego se levantó de esta y fue al baño.

Se encontraban en la cocina. El menor estaba sentado al lado de su hermano. Este estaba hablado animadamente con su madre, quien estaba al frente de ellos.

En un momento miró hacia abajo y sonrió.

Joel intentaba tomar su mano.

Sin dudarlo, sostuvo la mano de su hermano y dio un leve apretón. Recostó su cabeza en el hombro de este y siguió hablando con su madre.

Luego de aproximadamente cuarenta minutos, comieron. Al terminar clavaron los platos y subieron a sus habitaciones.

Dentro de la uya, Erick miraba con una hermosa sonrisa en su rostro a Joel. Quien le sonrió de vuelta.

—¿Qué pasa?—pregunta acercándose. Se sienta en la cama, mirando al ojiverde.

—Nada.—respondió. Seguía con esa sonrisa. Sin más, sostuvo las mejillas de su hermano, se acercó y lo besó.

Al poco tiempo se separaron.

—La verdad es que estoy feliz.—dice.

—¿Por qué?—pregunta acomodándose en su lugar.

—Bueno... Estoy contigo.—sonrío.—Dijiste que querías estar conmigo.

—Es verdad.—dijo ahora también sonriendo.—Durante mucho tiempo.

—También yo.—dijo y se recostó en la cama.

Los siguientes minutos los pasaron en silencio. Joel se recostó al lado de Erick.

—¿Sabes? Estuve pensando en adoptar un gatito.—dijo el menor con una pequeña sonrisa.

—¿Sí?—preguntó.—Bueno, habría que pedirle permiso a mamá primero.

—Lo sé. Quizá luego le diga.

—¿Por qué lo quieres?

—Me gustan mucho.—respondió simple.—Le pondré Nami.

—¿Nami? Es lindo.—preguntó y el menor asintió.

—Bueno... cambiando de tema, mañana iré a la casa de Chris. Dijo que irían dos chicos más, uno de mi salón y otro del de él.

—Oh, ¿En serio?—asintió.—¿Y tardarán mucho?

—No lo sé. El chico de mi salón... no hablamos mucho, pero igualmente se ve que es bueno, supongo.—dijo mirando hacia el techo.—No sé cómo será en la casa de Chris. Supuestamente él lo conoce, y quiso hacer una especie de juntada con los cuatro ahí.