Y ese dolor y pesadez no lo abandonó ni siquiera cuando cruzó la puerta de su habitación, notando que a pesar de ser de día y de tener la luz natural del sol alumbrando todo el lugar, todavía había cierta energía oscura que rodeaba todo el ambiente. Su ánimo no mejoró en lo absoluto al ver que Joel aún seguía en la misma posición en la que lo había dejado, sólo que ahora se notaba mucho más perdido. Estaba sentado sobre la cama, las mantas solamente cubriendo desde su cintura para abajo. A pesar de tener la cabeza en alto, su postura era la de una persona que se notaba estaba decayendo cada vez más en la prisión que era el abismo de su mente. Su mirada desenfocada en cualquier punto del lugar sólo hacía que reforzara aquella percepción.
Realmente le destrozaba verlo en aquel estado tan deplorable, ni siquiera habían prestado atención, no había volteado cuando escuchó la puerta siendo abierta cuando sabía que podía tratarse de otra persona que no fuera él. Aunque era porque quizás ya ni siquiera le importaba.
En cuanto sus pies estuvieron frente a la cama, no perdió ni un segundo en subirse a ella para poder sentarse a un lado de él, mirándolo de frente. Notó entonces que todo el contorno de sus ojos estaba rojo, como si hubiese llorado recientemente. Puso su mano sobre el cabello rugoso, manteniendola ahí sin poder ser capaz de moverse ni dar alguna caricia en señal de comprensión o compasión. Únicamente sintiendo como su nariz estaba comenzando a picar levemente por el llanto que quería avecinarse.
No esperó sinceramente que tomara una respiración profunda y soltara todo en un suspiro cansino, enfocando aquellos ojos avellanados que se adueñaron desde hace un tiempo de todos sus pensamientos. La mirada que le regaló no era más que la de una persona que estaba rompiéndose por dentro, Erick extrañó como nunca aquel brillo feliz que antes podía opacar cualquier otra luz que existiera en el mundo.
—Quiero conseguir un trabajo. —. Fue lo que soltó, de manera tan repentina que no evitó que la confusión se viera reflejada automáticamente en el rostro ajeno.
—¿De qué hablas? —. Preguntó sintiendo una opresión aún más grande al ver que el dolor y desolación no se iban de los ojos del otro. Tan sólo sintiéndose tan confundido e inconforme consigo mismo por no poder hacer más para contribuir a su bienestar. —¿Por qué quieres trabajar?
El mohín que se presentó en sus labios no era como ningún otro que había hecho con anterioridad, éste solo transmitía que en verdad estaba sintiéndose mal. El brillo desahuciado de sus ojos se fue convirtiendo de a poco en una fina capa de lágrimas que querían ser soltadas sin tener realmente una restricción. Le tomó algún tiempo volver a tomar la palabra y responder, sólo mirando al otro en un silencio que no necesitaba llenar con palabras para dar a conocer parte de cómo se sentía por dentro. Por lo menos no con Erick.
—Ya-ya no aguanto estar aquí, Er. —. Un susurro que salió roto y entrecortado, al mencionado esta vez se le fue imposible el que no se le nublase la vista también con lágrimas al ver cómo los ojos del otro se dirigían con temor hacia la puerta. Demostrando todo el miedo que sentía tan sólo por ser escuchado. —Nunca te conté cómo estoy aquí cuando no estás.
—Cuéntame ahora. —. Pidió, realmente fue una petición que sonó casi desesperada, pues no podía reflejar otra cosa en su tono. Ya no podía ocultar que le aterraba la idea de que Joel se estuviese perdiendo a sí mismo entre tanta oscuridad que lo tenía atrapado. Y estaba a nada de dar rienda suelta al llanto que estaba reprimiendo por eso.
—Yo no hago otra cosa que estar aquí, n-ni siquiera puedo ser capaz ba-jar porque siento ta-anto miedo que me tiembla el cu-erpo al pensar en ir a tomar aunque se-sea un vaso de agua. —. Su garganta estaba oprimida, un hilo de voz salía casi sin poder escucharse, lo que sólo se dificultaba ante la tartamudez que no podía evitar tener en un momento como ese. Dejar a la luz todo lo que pensaba era una tarea complicada, pero estaba tan destrozado que sentía que ya no valía la pena tratar de ocultarlo. Las manos de Erick rápidamente cubrieron las suyas al notar el temblor que las había atacado con fuerza. —Y-ya no puedo aguanta-r más, Erick. Soy tan consciente de-de toda la mierda que me rod-dea que comienzo a sentirme parano-paranoico y eso lo hace a-aún peor.
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Incorrecto. | Joerick |
FanfictionNo, los hermanos no se deben amar como yo te amo. •[ Aviso sumamente importante: los primeros capítulos contienen varias -y algunas graves- faltas de ortografía, además de, alrededor de, los primeros quince o veinte tener bastante diálogo, sin mucha...