✴ Capítulo 31 ✴

168 16 0
                                    

El menor estaba en su cama, recostado boca abajo con un libro frente a su rostro. No había dejado de estudiar en toda la semana, pues los exámenes finales se acercaban y él tenía que rendir dos parciales para poder aprobar el año.

Algo no tan difícil si se habla de Erick, pero igualmente, después de estudiar unos cuatro días, los últimos dos repasa y repasa los temas para estar seguro de que podrá aprobar sin duda alguna.

En su boca tenía una lapicera y en su mano un marcador color verde para marcar lo más importante a su parecer, aunque ya habían algunas cosas marcadas.

—Tienes que descansar un rato, amor.—dijo una voz suavemente a unos metros de él.

Joel se encontraba sentado en un pequeño sillón azul de terciopelo que había en frente de la cama, sus manos y piernas cruzadas mientras miraba al menor atentamente.

—Lo haré en unos minutos, tranquilo.—respondió con la vista aún en el libro.

Ese día había estado estudiando alrededor de cuatro horas, sin siquiera bajar a comer algo.

Joel no respondió. Dejaría que su hermano pase sólo unos minutos más repasando, así después bajarían y le prepararía algo para comer. Y luego podría convencerlo de estar un ratito abrazados antes de que él decida a volver a sus deberes.

Miró como el pequeño fruncía ligeramente su ceño, sus labios entreabiertos, dejando ver a sus dientes apretar la lapicera. Leía atentamente mientras de vez en cuando golpeaba su marcador contra las hojas, a veces retrocediendo una para leer alguna cosa que debió haber olvidado o no debió haber entendido.

Los minutos pasaban, y ambos seguían entretenidos con la vista frente a sus ojos. Tan ensimismados, que cuando oyeron la puerta ser tocada ligeramente se sobresaltaron en sus lugares.

Escucharon la voz de su madre llamar al de ojos verdes, y luego de eso la puerta se abrió. La mujer dejó ver una pequeña parte de su rostro y luego observó el lugar; notando que su hijo mayor también se encontraba ahí.

Entró y les sonrió dulcemente.

—¿Están estudiando?—preguntó quedándose en un lugar, a unos pequeños pasos a distancia de los menores.

Últimamente, el ambiente dulce y cariñoso que había alrededor de su madre parecía haberse esfumado. Como si un velo que cubría una parte algo hostil alrededor de su madre, que claramente antes no veían, se hubiese corrido, como si lo hubiesen arrancado.

Pero ahora, ese tono dulce, esa sonrisa tranquila y calmada, dejaban ver a la mujer que siempre fue, la que ellos realmente conocían.

—Sólo Erick.—responde Joel mirándola—Pero creo que ya es suficiente, ha pasado horas viendo distintos libros y cosas así.

—Bien, entonces—hizo una pequeña pausa, mientras caminaba unos pasos para sentarse a un lado del más pequeño—¿Podemos hablar un momento?

—Erick tiene que comer.—respondió con un tono un tanto serio, pero luego carraspeó al ver por el rabillo de su ojo al menor fruncir ligeramente el ceño. Como preguntándole qué era lo que le sucedía.

No quería hablar con su madre, eso sucedía.

—En todo el rato no comió, por eso.—continuó con su tono esta vez un poco más suave.

—Oh, sólo será un pequeño rato, no les llevará mucho.—dijo mientras hacía un gesto con la mano.—Luego podrán comer, no te preocupes.

Los chicos asistieron y ella suspiró. Erick se sentó cruzando sus piernas como un indio, para prestarle más atención.

Incorrecto. | Joerick |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora