8. El parecido entre los dos

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—Oye amigo ¿Sabes como salir de aquí? —cuestionó Mike al notar que Marcos se había quedado completamente callado.

—En realidad no, estoy buscando a alguien.

—¿Mike? —Ambos varones dirigieron su mirada hacia donde sonaba aquella voz, aunque los dos sabían perfectamente de quien era dichosa voz.

—¡Susan! —dijeron ambos hombres al unísono, aunque Marcos lo dijo con un tono de alivio y alegría mientras que Mike con uno de confusión y nervios.

—Susy, no pensé que te volvería a ver aquí —Comenzó a retroceder unos pasos, intentando no verse nervioso, pero eso no paso desapercibido para Marcos, el cual le tomó el hombro para detenerlo.

—Mike, ¿Qué haces aquí? Sé que este no es el lugar apropiado pero hacia mucho tiempo que quería preguntarte algo. ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste? Todavía que te doy mis ojos me haces esto.

Y esa fue la gota que colmo el vaso, ¿Dar sus ojos? ¿Y dejarla? ¿Ese inepto fue la razón del porque Susan era ciega?

—Es una larga historia Susan, pero hay que dejar eso en el pasado... Suéltame —lo último se lo susurró a Marcos pero este solo comenzó a enfurecerse y fue por ello que presionó con más fuerza los hombros de Mike.

—¡No puedo dejar eso en el pasado! Te di mis ojos y a cambio me dejaste a mi suerte —

Y hasta allí llegó la paciencia de Marcos, este empujo a Mike hacia una de las paredes, haciendo que se golpeara con fuerza la espalda y gimiera de dolor.

—¿Mike? ¿Qué tienes?

—¡Este hombre me ataca! —respondió Mike de inmediato, mirando con terror los ojos rojos de Marcos que estaban de un carmesí intenso.

—¿Este hombre? ¡¿Marcos?! ¡Déjalo! No lo lastimes por favor. —suplicó entre sollozos, y Marcos asintió de inmediato y miró a Mike.

—Largo. —dijo molesto, casi conteniendo las ganas de golpearlo. Mike no esperó otra advertencia, se puso de pie y salió corriendo dirección a la nada, perdiéndose en la oscuridad. —De verdad necesito que me digas que pasó Susan.

—No, no me hagas recordarlo por favor.

—Susan... has dicho que le entregaste a él tus ojos ¿Por qué?

Las lágrimas comenzaban a descender lentamente por las mejillas de Susan al recordarlo.

—Le doné mis ojos al hombre que amaba, a Mike. —sollozó, pero finalmente decidió contarle.

~

Cuando tenía doce años, acompañe a mi madre a un hospital a visitar a mi abuelo, en lo que ella entraba a la habitación de mi abuelo yo me quedé afuera y a un lado de mí había un niño más o menos de mi edad.

Recuerdo que sus ojos cafés me hipnotizaron, eran hermosos, sonreí y lo saludé con un gesto de mano, pero él me había ignorado por completo, me enfurecí y le reclamé diciéndole que no me ignorara, pero él con toda la calma del mundo y con una sonrisa en sus labios, me aclaró que era ciego.

Me sentí terriblemente mal, pero a partir de ese día, cada vez que tenía oportunidad iba al hospital a visitarlo.

Nos fuimos haciendo mejores amigos con el tiempo y nuestros lazos aumentaron cuando un día obtuvo permiso de salir del hospital temporalmente.

~

—¿En serio puedes salir del hospital? —gritó Susan emocionada, ya había pasado un año desde que le había conocido, y comenzaba a aburrirse de estar en el hospital.

El Laberinto del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora