—¿Hola?
—¿Qué haces aquí?
Susan suspiró aliviada al escuchar la voz de un joven y no una voz tétrica de algún monstruo.
—Cuando todos se fueron corriendo, me caí y me perdí. Por favor, ayúdeme a salir.
Aquel joven rió para si mismo, era increíble ver que alguien se hubiera separado así del grupo y se perdiera de esa forma.
—En un momento más verás algo increíble, el agua que cubre las rocas brillarán y eso te ayudará, sólo sigue la línea roja del techo.
Susan tragó grueso, aunque siguiera sus indicaciones, le era imposible hacerle caso sobre todo porque no podría ver la línea. Cuando escuchó como el joven parecía alejarse inmediatamente habló.
—Por favor, no se vaya, estoy herida, puedo hacerlo sola, necesito tu ayuda.
—No creo que seas tan estúpida para no seguir una instrucción tan simple.
—¡No puedo hacerlo! ¡Por favor!
—Tú no eres mi responsabilidad.
" No vas a necesitar esos lentes negros allá adentro, todo está oscuro"
¡Claro! ¿Cómo no se dio cuenta antes? Era el mismo chico que le habló en la fila de espera.
—¿Estas ciega acaso? Sólo sigue la maldita línea roja. De hecho si te quitas los lentes verás mejor.
—Si no te gustan mis lentes pues fastídiate que no te haré caso y ¿Sabes qué? ¡No te necesito! —Y le dio la espalda. Sin embargo su propia conducta tan testaruda le recordaba a alguien, un joven que ella llegó a conocer muy bien.
"—Oye, no sientas lastima por mí, puedo andar solo.
—Por favor Mike, solo quiero ayudarte a cruzar la calle.
—Susan, en serio, estoy ciego, no invalido. "
Sintió la angustia aferrarse a su pecho, pero por orgullosa y no querer mostrar su debilidad, simplemente comenzó a alejarse de aquel muchacho, usando de nuevo la pared como su guía. Alguna vez había escuchado que la forma de resolver un laberinto a lo "fácil" era siempre ir pegada a la pared, tarde o temprano deberás encontrar la salida.
En un punto dio vuelta en un pasadizo, cuando "algo" se pegó en la suela de su zapato. Al quitárselo pudo reconocer inmediatamente lo que era.
Una cinta de precaución. "Todos los pasadizos que aún no han sido explorados tienen una cinta de precaución para que no pasen" Rompió la regla y ahora estaba en una zona nunca antes explorada. ¿Cuántos caminos así no había recorrido antes de darse cuenta de su error? comenzó a caminar lentamente hacia donde suponía era el regreso, había una mínima posibilidad de recordar por donde llego y así finalmente terminaría cerca de la entrada. Aún no estaba todo perdido.
—Ven acá.
Se alarmó al escuchar la voz del joven ¿Cuándo había llegado ahí? No tuvo tiempo de preguntar, él la había agarrado del brazo y la estaba jalando.
—¿¡Qué haces!?
—No grites niña.
—¡Oye! ¡Suéltame! ¡¿Qué te pasa?! ¡No soy una niña chiquita para que me secuestres así!
—Escúchame bien —Aquel muchacho se detuvo y le tapó la boca con ambas manos para que no hablara. —Este lugar no es para nada seguro, no deberías estar aquí, así que por tu propio bien, cállate.
Susan, bastante intimidada por lo que acababan de decirle, cedió a la orden y guardó silencio hasta que él volvió a hablar.
—¿No te lastimé? —Y la soltó
—No, pero me gustaría saber porque actuaste así.
—Sucede que fuiste muy torpe al no seguir la línea roja y viniste a un lugar donde ciertos "animales" peligrosos pasan para cazar.
—Ya veo, gracias entonces —Musitó apenada por haber gritado cuando él sólo quería un bien para ella. —Por cierto ¿Cómo te llamas?
—Marcos.
—Lindo nombre, Marcos, me llamo Susan —Extendió una mano hacia donde suponía estar el muchacho, y este más por educación que por gana, estiro su mano hacia ella, estrechándola levemente, provocando Susan se estremeciera por el frío contacto.
—Uy, estas frío.
—Tampco es que tú seas señorita calidez.
—¿Me dejas tocarte? —Dijo Susan al ignorar la frase del joven, y antes de que él se hiciera de ideas erróneas rápidamente aclaró. —Está muy oscuro aquí y otra forma de conocer el rostro de mi acompañante es mediante el tacto.
Él suspiró pesadamente y asintió con la cabeza, aunque al ver que ella no hacia nada creyó que no le había visto por estar muy oscuro, así que avanzó otro paso hacia ella y asintió con un seco pero claro "Esta bien".
Avanzó otro paso y estiro sus manos un poco hacia adelante, llegando a tocar finalmente el pecho del varón. Sentía algo húmedo en la camisa, pero prefirió no darle importancia. Llevó las manos a los costados contrarios hasta encontrarse con los brazos, se sorprendió levemente, puesto que estaba muy frío, además al parecer tenía puesto una camisa sin mangas.
Subió las manos hasta llegar al cuello y pudo notar un detalle peculiar, en la parte derecha de su cuello había apenas dos agujeros, como si le hubieran clavado dos clavos y allí hubiera terminado la cicatriz que se podía sentir con facilidad, prefirió no indagar sobre eso y subió un poco más las manos hasta llegar al rostro, allí fue donde prestó más atención.
Recorrió suavemente de su mentón a sus mejillas las cuales eran la única parte de su cuerpo que se sentía mínimamente cálido. Examinó sus facciones con mucha delicadeza, según lo tocaba en su mente se lo imaginaba al parecer era un muchacho apuesto y de finas facciones.
Al terminar de "manosearlo" sonrió tranquilamente y retrocedió apenas unos pasos, manteniendo la sonrisa en sus labios.
—Vaya, eres demasiado alto.
—No es que yo sea alto, es que tu eres muy baja —Sonrió triunfante al ver la mueca de molestia de Susan, la misma que desapareció poco después al ser cambiada por una agradable sonrisa.
—De todos modos, gracias por permitirme conocerte, ahora sí puedo decir; Es un placer conocerte.
Él sonrió y tomó la mano de esta suavemente, llevándola hasta sus labios, plantando un breve beso en esa zona.
—El placer es todo mío.
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El Laberinto del Vampiro
VampireSusan es una joven que termina perdiéndose en un laberinto sin darse cuenta de que no esta sola, sin embargo aquel extraño ser que siempre la vigila desde que entró al laberinto jamás lo podrá ver, pues Susan desde hace un par de años es ciega. Ahor...