14. Lazos de hermandad parte 2

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—Señorita ¿Está perdida? —

Susan se sintió molesta, estaba claro que estaba perdida así como era muy probable que aquel tipo fuera un monstruo más del montón que reinaba ese lugar.

—Algo así ¿Me puedes ayudar o no?

—Puedo ayudarte, mi nombre es Mario... ¿Con quién tengo el gusto? –

—Soy Susan... mucho gusto Mario.

—¿Por qué esa sonrisa fingida? Señorita Susan —La mano fría de aquel ser toco suavemente la mejilla de la pobre e indefensa humana, y esta ante el solo contacto retrocedió un poco.

—Eso no importa, sólo ayúdame a salir de aquí.

Las lágrimas se asomaron en los ojos de Susan, estaba sin duda más que nerviosa y angustiada, y ahora temía aparte por una vida que ya ni siquiera tenía.

—Perdóname Susan, pero está en las reglas, ningún vampiro puede salir del laberinto.

—Mario. Aléjate de mi humana —Para bien o para mal el héroe de siempre había regresado a escena, se trataba de Marcos, mismo que miraba con sus ojos carmesí a aquel hombre que nombraba como un hermano.

Era entonces que toda la verdad podría revelarse al menos en el aspecto de hermandad, si Susan hubiera podido observar se daría cuenta de que tanto Mario como Marcos compartían una similitud sorprendente.

Ambos tenían la cabellera negra ligeramente larga con unas finas curvas, un cuerpo pálido pero con cierta musculatura, nada exagerado, una estatura en si pareja y unas facciones maduras y finas iguales, simplemente ambos pasaban por unos gemelos aunque Mario se veía más joven... y aunque eran parecidos como todos los hermanos también existían sus diferencias...

Y la clara diferencia era que de una u otra forma Marcos se veía con más humanidad que Mario, el cual tenía ya una mirada casi vacía y una expresión digna de un chupasangre.

—¿Tu humana? ¿Por fin te animaste a convertir a una humana? Hermano.

Aquella palabra hizo que los ojos sin vida de Susan se abrieran de golpe por la sorpresa ¿Hermano? ¿Había escuchado bien? ¿Cómo era eso posible?

—¡Hermana!

—¿Clau?

—¡Susy! ¡Susy! —La menor comenzó a correr hacia donde su hermana se encontraba, pero Marcos rápidamente la tomó de un brazo con cierta fuerza, provocando que la menor se quejara de dolor.

—¡Suéltame! ¡Me lastimas!

Gritó intentando soltarse del agarre del vampiro.

—¿Clau? ¿Dónde estás? ¿Qué haces aquí? ¡¿Qué te están haciendo?!

Las orbes sin vida de Susan derramaron lágrimas por desesperación y miedo, avanzando a pasos inseguros hacia la nada donde podía asegurar que se encontraba su hermana.

—Susy~ No te alejes –Mario le tomó del brazo para impedir que siguiera avanzando donde su hermano y la pequeña humana se encontraban y Susan inconscientemente obedeció, quedándose quieta.

—Quítale las manos de encima Mario, ella no tiene nada que ver contigo.

—Ni contigo,¿Por qué mejor no te conformas con la pequeña humana que tienes en las manos? ¿No ansiabas una humana con todo tu muerto corazón? Temo informarte que Susan no tiene nada de humanidad.

Claudia no podía dar crédito a lo que estaba escuchando ¿Su hermana no tenia humanidad? ¿De qué hablaba? De lo que poco que podía ver por culpa de la oscuridad, apreciaba ligeramente a su hermana siendo tomada por el brazo por aquel chico que se parecía a Marcos, pero aun así Susan se veía bien... se veía humana.

El Laberinto del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora