16. ¿Ritual o sacrificio?

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La fase de los sacrificios era dónde los seres más puros eran sacrificados para poder proteger el laberinto al brindarle de energías a su líder, el vampiro Raimundo, aquel que tenía control sobre todos.

Allí sólo los seres que cubrieran los requisitos podían ser sacrificados, pues en otro caso no servían de nada, así que debían ser muy cuidadosos ante la elección que hacían.

Una ciega era un ser imperfecto ¿No? Entonces ¿Para qué llevarla para ser asesinada?

La respuesta era sencilla: Susan cumplía los requisitos.

No decir lo que está prohibido hablarse.

No oír lo que está prohibido escucharse.

Y no ver lo que está prohibido mirarse.

Y Mario sabía mejor que nadie que no se necesitaban cumplir exactamente los tres, con sólo cumplir al cien por ciento uno de los requisitos sería más que suficiente, y siendo Susan ciega cubría por supuesto el requisito de no mirar lo prohibido.

—La va a matar, no puede ser ¿cómo pude confiarme?

El puño de Marcos se estampó con fuerza contra la pared, había perdido la pista de su hermano y ya no sabía donde dar con la tercera fase y para colmo, se encontraba perdido en la segunda fase.

—Miren nada más lo que trajo el viento, Marcos, que interesante sorpresa.

—No molestes Leila, estoy buscando a Susan.

Y esas palabras fueron suficientes para molestar a la fémina, siempre era lo mismo, desde que la tal Gabriela había muerto Marcos ya no le hacía caso para nada y eso sin duda era ofensivo para la vampira de la lujuria, no debía permitir que una simple humana le ganara de esa forma.

—Marcos... Te noto un poco tenso, ¿No quieres un masaje?

—¡Que no molestes! Estoy muy... MUY ocupado.—Recalcó molesto en lo que sus orbes optaban por un carmesí intenso, demostrando que en ese estado de enojo sería incluso capaz de dañarla.

Pero Leila no lo dejaría así como así de esa forma tan sencilla, si ella quería algo lo tendría...

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¿Dónde estoy...?

Fue la primera pregunta que pasó por la mente de Susan en lo que lentamente iba abriendo los ojos, aún notando ese tono negro ante ella.

Sus ojos volvieron a cerrarse y sus sentidos a afinarse, su tersa piel podía percibir el tacto de un hombre, le estaban cargando. El aire que chocaba contra su cuerpo le expresaba que iban a mucha velocidad, y el frío que sentía tan solo le demostraba que estaban lejos de la luz.

¿Quién necesitaba de la vista cuando se tenía experiencia con los demás sentidos?

—Susan, veo que despiertas, pensé que habías muerto.

Susan arqueó una ceja al escuchar la voz de Mario, no podía recordar para nada lo que había sucedido momentos antes, lo último que recordaba era haber escuchado la voz de su hermanita antes de que todo se desvaneciera.

—¿Qué ha pasado?

—Sorprendente, no recuerdas nada.

—¿Qué es esto?

Se llevó las manos a los labios, notando algo húmedo en ellos y no era exactamente saliva lo que tenía allí, se sentía más espeso pero a su vez era un tacto "excitante" para la joven no-humana.

—Sangre, al parecer te dio hambre cuando Jared te metió en aquel transe, fue muy interesante verte atacar a aquel humano.

Los ojos de Susan se abrieron enormes al escucharle ¿Había atacado a alguien? Sintió mucho dolor en su pecho, un dolor indescriptible por estar consciente de lo que había hecho pero ¿Cómo? Estaba peor que una ebria que recién se estaba recuperando y que poco a poco iba teniendo recuerdos de lo que había hecho.

Pero lo que más le lastimo en todo su cuerpo fue un solo vago recuerdo, unos preciosos ojos azules que le miraban con terror.

—Mike.

Susurró con tristeza pero luego le llego una duda ¿Cómo fue que podía recordar unos ojos azules si ella no podía ver?

Recordaba haber visto una especie de cueva, miró a un hombre de cabellos negros, piel pálida y ojos oscuros que le decía algo, pero lo que le dijo no lo recordaba.

También recordó haber perseguido a aquel humano, a Mike, ya no era el mismo chiquillo que conoció hace tres años, había madurado pero él le miraba con terror.

Y el último recuerdo que llegó a su mente era el de ella misma mordiendo sin piedad alguna a aquel humano antes de finalmente regresar a su mundo de oscuridad.

—Pude ver ¿Cómo es eso posible? ¿Qué pasó? – empezaba a alterarse y a ponerse algo confundida, dirigiendo su rostro a diferentes direcciones, pero por más que abría los ojos, todo era lo mismo, todo estaba oscuro.

—Así que viste ¿Eh? Entonces estoy en lo correcto, tú servirás muy bien para sacrificio y a cambio tendremos a otra aliada.

—¿De qué hablas?

—Sucede, Susan, que no puedes ver porque aun tienes mucha humanidad pero dentro de ti se encuentra la verdadera vampira que fue creada por Marcos, lo que haremos será destruir por completo tu humanidad, mira el lado positivo Susy, podrás ver, pero ya no serás la misma de ahora.

Su expresión cambió por una de total miedo y pánico, lejano a una expresión de felicidad por recuperar la vista.

Una cosa era dejar de ser ciega y mantener la consciencia pero otra muy diferente era dejar de ser ciega y al mismo tiempo dejar de ser ella misma, pues la Susan que miró mordiendo a aquel hombre que tanto había amado simplemente no era ella.

—Mario ¿Por qué trajiste a esa humana defectuosa?

Susan salió de sus pensamientos al sentir como Mario se detenía y al mismo tiempo la voz gruesa e impotente de otro hombre se hacía presente.

—¿Mi señor? ¡Ah! No es tan defectuosa Raimundo, si la miras bien aún tiene mucha humanidad y tiene uno de los requisitos más importantes para sacrificio, no puede ver lo prohibido al ser ciega.

Una sonrisa maliciosa se formó en los labios de Raimundo, era realmente fácil de convencer en esos aspectos, después de todo ya tenía hambre y no perdía nada más que tiempo si sacrificaba a la humana.

—Bien, si dices que ella es la humana perfecta, supongo que está bien, siento la presencia de Marcos cerca, debemos avanzar rápidamente, prepara a la humana que esta misma noche va a haber una escoria menos de que preocuparnos.

Susan intentó soltarse del agarre, moviendo piernas y brazos, pero era imposible, estaba siendo bien sujetada por Mario.

Comenzó a gritar por ayuda...

Nadie le escuchó...

Comenzó a gritar que le soltara...

Él no obedeció...

Comenzó a pedir por su vida...

Nadie le ayudó...

El Laberinto del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora