9. Poder.

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¿Poder ver una vez más?

Susan simplemente no lo podía creer, podría recuperar la vista pero a un gran costo; Su vida, su libertad, todo estaba en juego.

—Yo... —no supo que decir, estaba en un dilema —¿Podré regresar con mi familia?

Marcos frunció el ceño y se acercó más a Susan, tomándole suavemente de los hombros.

—No, para poder darte la vista te tengo que convertir y nosotros no podemos salir de este laberinto, este es nuestro hogar, nuestro refugio, aquí nos mantenemos, sólo a uno se le permite salir una vez al año para ir por alimento y ese alguien siempre es Raimundo, nuestro líder.

—No lo sé, ¿De qué me servirá la vista si no podré ver nada más allá de este laberinto oscuro?

—Las cosas no son como las pintan, si podemos ver, vemos más que un humano común... por favor Susan, quédate conmigo.

—Perdóname, pero no quiero, no puedo dejar a mi hermana sola. Tú hazme el favor Marcos y llévame a la salida.

El tono suplicante, los ojos cristalinos y el ligero temblor, trabajaron en conjunto para ablandar el muerto corazón de Marcos. A pesar de que acababa de conocerla, su ilusión y necesidad de tener un compañero hacia que le pusiera más afecto del que debería.

—Susy... —musitó él con cierta suplica, debía pensar una forma de impedir que se marchara ¿Pero cómo? Le había ofrecido lo que los humanos no podían darle, la vista, pero el amor de ella por su hermana era mayor que el amor por ver.

—Por favor...

—Perdóname tú a mí.

Al entender que Marcos no iba a ayudarle y temiendo que la sometiera y la mordiera contra su voluntad, puso una mano en la pared y usando esta de guía comenzó a correr.

—¡Susan! —estaba decidido a perseguirla y detenerla, pero una mano le tomó del hombro y le detuvo.

—Déjala ir, te dije que era como todas las humanas, no le eres útil entonces te deja—Marcos ni siquiera necesito ver para darse cuenta de quién era, Jared siempre decía lo mismo.

—¡Entiende que ella no es como tu humana! —pero sin siquiera tener oportunidad de correr tras la humana, Jared le tomó del cuello de la camisa y lo pegó de espaldas contra la pared.

—Escúchame... ¡Y escúchame bien! Aquí los traicioneros, los mentirosos, los asesinos, los crueles, no somos nosotros —acercó más su rostro al de Marcos, como si de esta forma quisiera hacer que sus palabras si se le quedarán grabados. —Ella JAMÁS te amara, para ella sólo eres un maldito chupasangre, ella es como Leia.

Los ojos de Jared brillaron en rojo carmesí, y automáticamente los ojos de Marcos igualmente cambiaron al mismo color.

—No es verdad... —musitó Marcos mientras tomaba las muñecas de Jared, estaba a punto de quitárselo e ir detrás de Susan... pero era tarde, otra vez había caído en el poder de Jared. sus ojos carmesí se tornaron de un rojo más oscuro, dejando su mirada algo sombría.

—¿Ahora ves que es cierto? –Jared sonrió con malicia al ver como Marcos asentía con la cabeza, sabía que su "hechizo" no duraría por mucho tiempo, pero si lo suficiente para alejar por completo a la humana. —Ahora, ve tras ella —No necesitó decir más, apenas le soltó del cuello Marcos salió corriendo dirección a donde la humana se había ido.

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—¿Por qué a mí? –Cuestionó Susan mientras continuaba caminando con la mirada naja y su diestra sobre la pared, no detuvo su andar, pero eso no quitaba el hecho de que sintiera que caminaba para nada.

El Laberinto del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora