26. Decisiones.

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La luna brillaba en todo su esplendor, era una de esas pocas noches en que la oscuridad en el laberinto no parecía abrumar como era por lo general.

Jared se encontraba aún confundido tras haber regresado a la "vida", la muestra afectiva de Leila tampoco es que ayudara mucho.

—¿Qué pasó? —cuestionó finalmente, pasando una de sus manos por la espalda de su mentora Leila, seguramente de ser humano ya se hubiera asfixiado por el abrazo.

—No tienes ni idea de todo lo que ha pasado, Jared —Leila se separó un poco de él para mirarle a los ojos. —Los idiotas de Hansi y Abel te habían llevado junto con el cuerpo de Susan y Raimundo, planeaban revivir a Raimundo. —Tomó aire antes de continuar. —Pero se equivocaron, el que iba a revivir iba a ser el líder ¡Revivió el líder! ¡Tú eres el líder!

Jamás había llegado a ver tanto entusiasmo de parte de Leila, siempre la caracterizaba aquella conducta fría y cortante que demostraba con todos, incluso desde el primer momento en que la conoció se portaba como alguien distante pero al mismo tiempo sensual, jamás la había visto tan feliz y emocionada como un niño pequeño en la mañana de navidad.

—¿El líder? ¿Pero cómo?

—¡Que importa! —Leila le tomó de las mejillas para que le mirara a los ojos. —Lo importante es que estas vivo, no tienes ni la menor idea de lo preocupada estaba por ti, pensé que jamás te volvería a ver con vida.

Jared llegó a considerar la opción de que había muerto y había llegado a un mundo paralelo ¿Leila estaba preocupada por él? ¿Extrañaba verlo? Todo eso hasta parecía sacado del más loco cuento de hadas.

Poco a poco se fue poniendo de pie, siendo ayudado por Leila.

—¿Cómo estás colega? —Preguntó Marcos.

—Siento como si viniera del mas allá ¿Tú?

Marcos sonrió como respuesta, era más que obvio que mientras estuviera a lado de Susan estaba más que feliz, para él simplemente no existía nada mejor a su alrededor.

Pero todo lo bueno dura poco.

Jared suspiró pesadamente mirando al cuerpo de Raimundo, aún no digería bien la idea de que ahora era él el nuevo líder de los vampiros, aquel que debería guiar a todos, que con sus decisiones movería el destino de los contados vampiros que habitaban aquel lugar.

—¿Qué piensas Jared? —le preguntó Leila.

—Nada importante, sólo me cuesta creer lo que está pasando, no entiendo porque he sido elegido como líder, es confuso.

—Insisto, eso no importa, lo único que importa es que al final no nos quedaremos sin líder. —Leila, completamente cegada por las emociones tan poco comunes en ella, tomó a Jared de las mejillas sosteniéndolo de manera que terminó por plantar en sus labios un profundo beso.

Jared se mantuvo quieto, no correspondió, solamente miró a Leila quien estaba pegada a sus labios, separándose poco después.

—Jared, de verdad que no tienes idea de la felicidad que me da tenerte de vuelta, se me había partido el alma cuando te había perdido, no quiero volverte a perder en mi vida.

Jared recibió en sus brazos a Leila y simplemente no comentó nada sobre el nuevo "carácter" que ella había adoptado hacia él, estaba bien, seguramente era solo por el susto y ya apenas se le pasara volvería a su actitud fría y arrogante de siempre.

—Marcos, debemos irnos de aquí, no quiero arriesgarnos a que esos imbéciles regresen.

Marcos volvió nuevamente al presente, fue soltando lentamente a Susan y miró a su alrededor, era verdad, podía ser un lugar peligroso para una humana, pero ahora que lo pensaba bien ¿Qué Susan no estaba metida en el cuerpo de una vampira?

Ls miró fijamente y Susan pareció entender su mirada, pues esta instintivamente llevo su mano hacia su cuello para poder sentirse el pulso, extrañamente si corría sangre por sus venas ¿Acaso había recuperado su humanidad en el cambio?

—¿Todo está bien? —le preguntó Marcos.

—Sí, es sólo que soy humana, pensé que esto era imposible, en especial desde que existió Susana.

Marcos no pudo ocultar su mueca de asombro, ahora que la veía mejor, su piel anteriormente pálida ahora poseía una tonalidad clara, sus mejillas estaban rosadas y sus ojos habían perdido aquel café postizo que tuvo cuando la conoció ya eran azules.

Era como si hubiese cambiado de cuerpo, dejando cristalizado el defectuoso.

—Vámonos —ordenó Jared y finalmente todos asintieron y se retiraron del lugar, dejando en esa zona el anterior cuerpo cristalizado de Susan, y al difunto Raimundo que en cuestión de años ya solo seria restos de una criatura inmunda jamás amada y siempre temida.

—Jared ¿Qué pasa? —le cuestiono Leila al percibir una extraña mirada en Jared.

—Siento que estoy olvidando algo importante.

Pronto se daría cuenta de lo que había olvidado. Cuando terminaron de pasar por uno de los pasillos escucharon algo a la distancia, eran pasos

—¿Quién más podría estar aquí? Rara vez hay vampiros en la primera fase, los demás siempre prefieren estar en la segunda o tercera fase —musitó Leila insegura sin soltar la mano de Jared.

—Humanos... —dijo casi con un tono de repugnancia, como si hubiera olvidado la presencia de Susan a sus espaldas.

—¿Qué harían más personas por acá? Ya han pasado meses desde mi desaparición, no creo que estén buscándome —comentó Susan, aferrándose al brazo de Marcos.

—Quizás no están buscando nada Susan, recuerda el cómo llegaste a este lugar.

—Vámonos de aquí —dijo Marcos secamente, tomando con firmeza la mano de Susan para guiarla de regreso a la zona más oscura del laberinto.

—Espera Marcos —Jared le detuvo en seco. —Sabes que jamás estuve de acuerdo con tu idea de mantener a una humana como compañera para tu oscuridad.

Marcos apretó con suavidad la mano de Susan.

—¿Qué quieres decir?

—Sabes bien que quiero decir —Marcos negó. —Marcos, no podemos alargar esto, Susan no pertenece aquí, no puede quedarse, no es tu mascota

—Ella no es una mascota, es la mujer que amo y no se irá

—No seas egoísta, ella es una humana y ahora que puede ver puede rehacer su vida entre los suyos.

Susan agachó la cabeza, había perdido a su hermana que era su único motivo para regresar, pero de igual forma también extrañaba todo lo que había en el exterior, cosas que ya podía apreciar con su nueva vista.

—Susan ¿Tú quieres eso?

Marcos le miró con cierta suplica, como si detrás de sus palabras le pidiera que se quedara con él, era tortuoso apenas la recuperaba ahora debía dejarla ir y él no quería eso.

—Susan, esta es tu oportunidad, ninguno de los humanos que vienen notarán que una nueva se integró en su grupo, incluso podrías hacerte pasar por una víctima perdida de hace días y así podrían ayudarte a instalarte mejor en el exterior.

Susan miró con duda a Jared, sin duda él quería lo mejor para todos, pero ella ni siquiera sabía que era lo que realmente quería. Sabía que debía tomar una decisión.

Intentó esta vez pensar de forma egoísta y no por lo que otros quisieran, dando una así su respuesta.

El Laberinto del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora