Capítulo 10

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Kaelin se adaptaba a la vida de los salvajes a una velocidad inquietante. Solo habían pasado unos meses, pero ya podía entender la mayoría de sus conversaciones e incluso reía con algunas de las bromas que oía de las mujeres. Seguía trabajando el acero de vez en cuando, pero ahora no tenía permitido excederse más de la cuota usual. No desde que quemó la parte interior de su muñeca una vez mientras hacía una lanza por mero capricho.

Leynai lo regañó por haberse lastimado, y ante las negativas del Doncel para tratarse esa herida fue corriendo a contarle al líder de la tribu. Bestia discutió con él intercambiando palabras entre su idioma y el idioma común, hasta que perdió la paciencia por la resistencia del Doncel.

—¡Bájame, maldito idiota!

Esas fueron las palabras de Kaelin mientras era cargado sobre el hombro de Bestia hacia la tienda de curación. El salvaje no se inmutó, ni siquiera cuando los puños de Kaelin se estrellaron contra su espalda repetidas veces. Ésta posición era desagradable para él, pues traía recuerdos de la vez que se conocieron. Aunque realmente no odiaba al salvaje, pensar en cómo fue tocado durante su celo sin consentimiento aún lo enojaba. 

Después de eso, Kaelin tuvo que soportar no solo a una insistente Leynai sino también a un salvaje fastidioso que quería estar vigilandolo todo el tiempo. De verdad odiaba ser tratado como si la más mínima herida fuera a romperlo en mil pedazos. Había soportado golpes y quemadas mucho más intensas a lo largo de su vida. Incluso tenía marcas en la espalda que lo demostraban.

De todas las cosas que podía odiar Kaelin, mostrar debilidad era la que más odio generaba en su interior. Ser tratado como una delicada flor era insoportable para él, quien había tenido que probar muchas veces su verdadera fuerza. Con Leynai, detestaba que la salvaje se mostrara preocupada por sus heridas. Incluso había discutido con su maestro cuándo éste intentaba aplicar ungüento a sus hematomas. Kaelin de verdad odiaba la debilidad.

Y sin embargo se encontró a sí mismo con un extraño sentimiento floreciendo en su pecho cuando veía los fuertes rasgos de Bestia contraerse por su preocupación hacia él. El salvaje era tonto e inútil en su mayoría, pero demostraban una preocupación por el Doncel que a Kaelin le parecía ilógica. No comprendía por qué le preocupaba tanto cuando ni siquiera podía verlo sin ser insultado por el pálido Doncel.

Kaelin frunció el ceño al recordar la expresión en el rostro de Bestia cuando la sanadora dijo que debía mantener su mano inmovilizada. Parecía tan consternado, inclusive triste de ver cómo envolvían la mano del Doncel con una tela húmeda luego de aplicarle una crema medicinal. En realidad, Kaelin no recordaba haber visto semejante mueca antes.

—Doncel herido. Yo cuidar Doncel. Doncel no dolor— dijo el salvaje después, sosteniendo su mano con delicadeza.

—Tsk. No me duele, imbécil.

—Yo perdón. No querer Doncel herido. Doncel gritar a yo. Yo no quejar.

—¡Cierra la boca y déjame tranquilo!— Kaelin perdió la paciencia.

Bestia solo sonrió, como si ver a Kaelin discutiendo lo hiciera muy feliz. Para sorpresa del Doncel, dejó un beso sobre su pálida mejilla antes de retirarse para cumplir con los deberes de un líder. 

—Doncel cuidado. Feliz.

—V-Vete.

Kaelin sintió un sonrojo en sus mejillas causado por el recuerdo de la sonrisa totalmente inocente e infantil que el salvaje le había brindado tras ese beso. Era impresionante, que ese rostro tan rudo pudiera contener tal nivel de ternura en él.

Sacudiendo la cabeza, Kaelin regresó su atención a la forja de metales que desde hace una semana tenía prohibido tocar. Ver a las mujeres y otros Donceles trabajar con el acero de cerca era una actividad tortuosa para él. Cada día, sentía la necesidad de ir hacia cualquiera que estuviera cometiendo un error y quitarle los metales de la mano para hacerlo bien. No era bueno dando consejos o indicaciones, solo tomaba las cosas y las arreglaba sin consultar a quienes las habían dañado.

La Bestia Y Su Doncel. (primera Parte Saga Donceles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora