Kaelin despertó gritando.
Su sueño había estado lleno de sangre y alaridos de dolor esa noche. Sueños que usualmente eran agradablemente inocentes, ahora se cubrían de un horroroso velo sangriento que iba en aumento sin ninguna explicación. Cada vez que soñaba era como sumergirse bajo el agua, imágenes pasando frente a sus ojos en una oleada sin fin. A veces eran felices, otras veces eran tristes, pero recientemente solo tenía visiones sangrientas. Veía una invasión, y un rey despiadado que mataba sin piedad mientras buscaba a un joven llamado Alev.
El sueño era extraño en todos los sentidos. Alev era el nombre de la primera amiga que tuvo durante su infancia, cuando aún vivía con su madre en la otra tribu. Una niña tímida y callada que, en contra de sus padres, se hizo amiga del chico pálido que todos repudiaban por ser diferente. Kaelin siempre pensó que ese nombre sería para su primer hijo, si es que algún día tenía uno. Alev significaba "cálida luz", y Kaelin pensaba que su hijo tendría suerte si aquel era el nombre que usaba.
Era perturbador ver tal derramamiento de sangre. Pero era aún más perturbador saber que el caos era causado por un muchacho que parecía ser su hijo. Un pequeño chico de piel blanca y ojos marrones.
No iba a seguir pensando en ello.
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Kaelin despertó la mañana en que se cumplía su noveno mes de embarazo, cuando el sol apenas salía sobre el cielo azul. Sus labios separados en un grito silencioso, cuerpo cubierto de sudor y sangre, espesa y cálida, deslizándose entre sus piernas como agua. El bebé en su interior había dejado de moverse hacía mucho tiempo, y el dolor era tan grande que Kaelin se encontró a sí mismo enloqueciendo por el ardor en su vientre y entrepierna.
El Doncel respiró con pesadez. Sus manos formaron un puño alrededor de las sábanas mientras inhalaba profundamente, sintiendo que el dolor en su abdomen solo iba creciendo con el paso de los segundos. Su pecho estaba subiendo a una velocidad alarmante, cada respiración costandole más que la anterior. No podía articular palabra alguna, ahogado en el intenso dolor que azotaba su pequeño cuerpo.
Extendió la mano con desesperación, buscando al salvaje. Cuando encontró su piel cálida, Kaelin se esforzó por liberar un sonido.
—K-Kha…
Tan pronto el sonido abandonó sus labios temblorosos, Kaelin pudo sentir como el salvaje despertaba. Lo primero que hizo Khaler fue tocar su vientre, y buscar en su rostro cualquier señal de lo que estaba mal. Sus ojos vagaron por un momento, hasta darse cuenta del enorme charco carmesí que se formaba alrededor de la parte baja de Kaelin. En ese momento, el Doncel vio por primera vez el verdadero terror en el rostro de su tonto salvaje. Miedo, pavor…Bestia simplemente estaba asustado, luego de ver tanta sangre viniendo de quién amaba.
El salvaje no dudó ni un instante. Antes de que Kaelin pudiera reaccionar a lo sucedido, estaba siendo levantado en los brazos de su pareja. Bestia corrió fuera de su tienda a una velocidad que habría sorprendido a Kaelin de no haber estado demasiado adolorido. A pesar de la temprana hora, había muchos salvajes afuera. Todos exclamaron con sorpresa y algunos derramaron incluso lágrimas al ver el estado de Kaelin; pálido y cubierto de sangre.
Bestia por poco derrumbó la puerta de la sala de curación cuando entró corriendo a toda velocidad, con el sangriento Doncel jadeando. Los curanderos empezaron a atenderlo de inmediato. Colocaron su cuerpo sobre una caña de madera y desataron su ropa para ver el orígen del sangrado. Bestia fue empujado fuera de la tienda mientras ellos analizaban su estado, pero a Kaelin se le grabó en la mente la expresión tan desolada que había en su rostro. Su salvaje estaba devastado.
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La Bestia Y Su Doncel. (primera Parte Saga Donceles)
RandomKaelin es uno de los pocos donceles que trabaja como agente policial en el Reino. Despreciado por ser un Doncel y no pertenecer a una familia adinerado, ha pasado cinco años atascado en un trabajo que no pone a prueba todas sus habilidades, y en el...