Capítulo 29

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Kaelin empezó a despertar luego de unas horas. Era la tercera vez que terminaba inconsciente aquel día, por lo que su mente tardó varios minutos en registrar su entorno por completo. Al recordar todo lo sucedido de repente, se sentó con tanta brusquedad que su estómago dió una vuelta incómoda. Antes de saberlo, estaba vomitando en un balde al costado de su cama. El vómito le causó un dolor intenso en todo su agotado cuerpo, pero pudo ignorarlo mientras se levantaba de verdad.

Estar de pie le permitió sentir todos los cambios sucedidos en su cuerpo durante el sueño. Lo primero y más obvio era el área entre sus nalgas, dónde podía sentir un líquido espeso, que asumió era un ungüento curativo para las rasgaduras que los policías le habían causado. De solo pensar que alguien había tenido que revisar esa parte privada de su cuerpo estando él inconsciente, Kaelin de molestó consigo mismo por demostrar tal debilidad frente a otras personas y miembros de la tribu.

Aunque estaba enojado, Kaelin también se sintió aliviado por el ungüento que adormecía las sensaciones de sus heridas en la parte trasera. El dolor era fácil de disimular, pero no lo soportaría si estuviera tratando con ello a lo largo de todo el día. Al estar de regreso en la tribu, no pensaba quedarse descansando todo el día como un bebé. Tenía que salir, ver a los demás salvajes y saber que había hecho Bestia luego de saber que había sido violado. Si el salvaje estaba decepcionado con él, Kaelin no se resistiría a golpearlo.

Sacudiendo la cabeza, Kaelin sujetó su estómago para acariciar el hogar de su pequeño bebé. Sonrió, feliz de sentir que su bebé estaba tan activo como siempre.

Kaelin sentía sus piernas temblar por el esfuerzo que requería caminar después de tanto descanso. Con mucho esfuerzo logró ponerse de pie, solo para tropezar y aterrizar de manera dolorosa sobre su espalda. Apenas había soltado un jadeo cuando oyó unos pies pequeños, seguidos de una voz que ya le era familiar.

—¡Kae!

Kaelin no pudo evitar sonreír ante la alegría demostrada por aquél inocente niño a quien llegó a apreciar como si fuera suyo. Enkirl se arrodillaba junto a él, buscando heridas con una mirada preocupada que enterneció a Kaelin. El niño se calmó un poco al verlo sonreír, pero siguió analizando su cuerpo hasta quedar satisfecho.

—¿Mi hermano está bien?

—Sí— respondió Kaelin en un susurro, de repente emocional.

—¿Quieres ver a papá? ¡Estaba muy molesto cuando llegó pero después estaba triste! Y discutió con mi abuela.

Kaelin sólo escuchó al niño, pensativo. Bestia seguía molesto cuándo llegó a la campamento, así que tal vez la revelación de Kaelin ha había tenido mayor impacto en el tonto salvaje.

Enkirl no esperó una repuesta de Kaelin y salió corriendo en busca de su padre, forzando al Doncel a seguirlo. Kaelin estaba más cómodo corriendo por todo el campamento que descansando en una cama como si fuera un inválido. No le gustaba estar quieto por demasiado tiempo.

—¡Niño!

Enkirl era rápido, aunque no tanto como Kaelin. Para el Doncel fue bastante sencillo alcanzar al niño en poco tiempo. Enkirl sabía que era innecesario voltear para asegurarse de que estaba ahí.

Kaelin siguió al pequeño salvaje hasta la tienda del líder.

—Ven, Kae.

El niño guió a Kaelin dentro de la tienda, dónde no había nadie. Era extraño que Bestia no estuviera en su tienda a esa hora, pero Kaelin fue distraído por Enkirl antes de poder cuestionarse la ausencia del gigantesco salvaje. Enkirl parecía demasiado emocionado de que estuviera bien, hablando y hablando sin parar sobre cosas que Kaelin realmente no entendía. Sólo le causaba ternura que el niño se preocupara tanto por un Doncel que no compartía sangre con él.

La Bestia Y Su Doncel. (primera Parte Saga Donceles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora