El ambiente en la tribu se había calmado luego de unas semanas. Kaelin ignoraba las preguntas que le hacían sobre su relación con Bestia y no se molestaba en comentar nada ya que todos asumían que se encontraba en una especie de compromiso con el tonto salvaje. Cuando le preguntó, Leynai solo dijo que unirse d justurante la hoguera era una manera bastante obvia de comprometerse con alguien. Las parejas que se unían bajo la luz del fuego eran consideradas más puras y compatibles.
El asunto del posible bebé en su vientre había durado un rato en su mente, pero ya estaba seguro de que era imposible. Nada parecía indicar que el encuentro con Bestia hubiera dejado un bebé en su vientre. E incluso si fuera así, Kaelin no tenía intenciones de decirle a nadie. Si estaba embarazado, encontraría la manera de irse. Prefería todo antes que ser una esposa obediente cuyo único deber es criar niños.
Regresó al trabajo pronto, ahora sin dolor. Cada noche durante una semana, Bestia aplicaba el mismo ungüento sobre las áreas de su cuerpo que dolían. Hicieron eso hasta que Kaelin se recuperó por completo, libre de moverse como quisiera por todo el campamento y de trabajar. Aunque ahora tenía otro problema, además de las marcas que no desaparecían de su diminuta figura.
Luego de ese pequeño intercambio la primera vez que Kaelin le permitió al salvaje tocarlo, Bestia se había vuelto más fastidioso de lo usual. Se quedaba a dormir en su tienda muchas noches, abrazando al Doncel. No solo eso, también insistía en besarlo o acariciarle el abdomen mientras yacían en la cama sin hacer nada. Kaelin estaba molesto, pero por alguna razón no podía hacer nada para apartarlo. Quería creer que era por que se sentía agradecido con el salvaje, no porque tuviera algún sentimiento hacia él.
Bestia tenía una rara obsesión ahora, que demostraba tocándole el estómago cada vez que dormían juntos. Le empezaba a gustar, aunque se quejaba bastante cuando el salvaje intentaba pasarse del límite con sus toques. Cuando esa mano trataba de deslizarse hacia abajo, cerca de sus genitales, Kaelin no tardaba mucho en golpear a Bestia exactamente dónde sabía que le dolería.
Nadie se atrevió a preguntarle sobre su celo o la extraña relación que mantenía con Bestia desde esa noche. Leynai se burlaba mucho, pero Kaelin nunca respondió a sus provocaciones. Solo le mandaba una mirada agria, y la mujer cerraba su boca al instante.
Una extraña sensación empezaba a acumularse en su pecho cuando sentía los delicados besos superficiales del salvaje en su hombro y cuello. No eran tan agresivos como los que había sentido durante su celo, pero le hacían sentir una calidez en su vientre que no comprendía del todo. Sentía que estaba siendo cuidado, y que le estaban dando el afecto que nunca antes tuvo. Por primera vez, sintió algo distinto al odio y desagrado usual.
Odiaba su debilidad por dejar que el salvaje se acercara tanto a él. Se había resguardado a sí mismo durante tanto tiempo, que ahora no era capaz de imaginarse cómo sería abrir todos sus pensamientos ante Bestia.
Era de noche cuando Kaelin entró a su tienda de malhumor, encontrándose al salvaje descansando tranquilamente sobre la cama de pieles que ambos compartían. Su malhumor solo aumentó al verlo tan despreocupado, por lo que caminó hacia una esquina muy lejana del lugar para empezar a quitarse la ropa. Sus movimientos eran mucho más agresivos de lo que usualmente serían, hasta el punto de rozar su piel con demasiada fuerza mientras se quitaba la ropa.
Kaelin estaba de malhumor porque escuchó a un par de guerreros murmurar sobre él y burlarse de que ahora era "la putita" del líder. Él no se había toda su vida solo para recibir burlas de parte de personas muy inferiores a él. Además, ni siquiera estaba seguro de lo que sucedía entre él y Bestia. No eran una pareja. Tampoco amigos.
—¿Doncel?— llamó Bestia con preocupación, tras verlo recorrer toda la tienda con una expresión furiosa.
—¡Cállate, maldito salvaje!— gritó Kaelin. —¡Te odio a tí y a tu asquerosa tribu de salvajes! ¡No quiero estar cerca de tí nunca más! ¡Debí matarte cuando pude!
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La Bestia Y Su Doncel. (primera Parte Saga Donceles)
AléatoireKaelin es uno de los pocos donceles que trabaja como agente policial en el Reino. Despreciado por ser un Doncel y no pertenecer a una familia adinerado, ha pasado cinco años atascado en un trabajo que no pone a prueba todas sus habilidades, y en el...