Todo lo que Kaelin podía sentir era calor. En su cuerpo, en sus entrañas, en su mente...solo había calor. Un calor tan abrumador que le costaba pensar o moverse con normalidad. Todo a su alrededor se cubrió de una niebla en segundos, dejándolo prácticamente ciego y sordo a lo que sucedía.
Sentía a Bestia cerca, como un faro en medio de la neblina que envolvía cada uno de sus pensamientos. Su cuerpo había elegido al salvaje como un compañero aceptable, por lo que no podía controlar sus reacciones a esa presencia. Había escalofríos recorriendo todo su cuerpo, al igual que una inmensa sensación de ardor entre sus piernas. No sabía si era su entrepierna o parte trasera, pero necesitaba aliviar aquella presión en su mitad inferior.
A diferencia del celo causado por drogas, este era mucho más potente y abrasador que el primero. Un Doncel puro tenía que estar en agonía durante días por su celo, que iniciaba y terminaba con tanta fuerza que sus mentes se convertían en un desastre por cuanto durara. Kaelin siempre se encerraba en su habitación cuando entraba en celo, así que no era consciente de cuán destrozada era su apariencia hasta que se veía en el espejo al finalizar su celo. Odiaba verse a sí mismo en un estado tan patético, a merced de sus más desagradables instintos.
Un quejido salió de sus labios, sonando más provocativo de lo que esperaba, cuando Bestia lo recogió entre sus brazos y empezó a caminar hacia su propia tienda. Kaelin quiso detenerlo, pero las palabras murieron en su garganta cuando una ola de ardor se expandió por su vientre, generando la salida de mucho lubricante. Su ropa estuvo empapada de inmediato, aunque en su estado era difícil prestarle atención a algo tan trivial.
Sin saberlo estaba aferrándose al salvaje, envolviendo sus manos alrededor de los fuertes brazos que lo sostenían en el aire. Su respiración salió en un suspiro que golpeó la piel de Bestia.
Mientras estaba sumergido en el ardor de su abdomen bajo, Kaelin apenas percibió el cambio de cuando fue depositado sobre la cama de Bestia. Ni siquiera un minuto después, ya había empezado a restregarse sobre las sábanas para inhalar el aroma del salvaje y empujar sus caderas hacia abajo en busca de fricción. Estar en celo realmente eliminaba todas las inhibiciones de Kaelin, sin importar cuán consciente estuviera.
Kaelin supo desde el momento que sintió los inicios de su celo en aquella tienda, que ésta vez no se negaría. Finalmente estaba seguro de querer que el salvaje ayudara su celo; quería que fuera Bestia quién tomara la virginidad que había estado protegiendo por tanto tiempo. No existía otro hombre en el que confiara o de hecho apreciara lo suficiente como para siquiera considerar dejar que se acerquen. Bestia era el único. Y esperaba que siempre fuera el único.
Por primera vez en toda su vida, Kaelin tuvo que empezar a pensar como lo haría un Doncel regular. Dejando de lado la nube de hormonas causada por el celo, estaba pensando en cómo atraer al salvaje para que ayudara con su celo. No sabía si Bestia estaría dispuesto a hacerlo o simplemente le daría drogas para que soportara el celo. Tenía que ignorar su orgullo por un momento y pensar en maneras de atraer al salvaje sin parecer una prostituta desesperada.
Sin embargo su meta fue haciéndose cada vez más difícil de cumplir a medida que los efectos de su celo se hacían presentes. Bestia había desaparecido, así que solo podía retorcerse de dolor mientras esperaba que el salvaje regresara. Cuando oyó pasos, pensó que finalmente pasaría y se esforzó por voltear a ver, solo para encontrarse a una preocupada Leynai trayendo un cuenco de hierbas medicinales.
La furia de Kaelin creció en ese momento. ¿El salvaje oyó que le confesaba sus sentimientos y aún así decidió dejarlo solo durante su celo? ¿Quería ser apuñalado hasta la muerte?
Leynai mostró una expresión confundida ante el aura asesina proveniente de Kaelin, aunque pronto tuvo que agacharse para evitar un ataque directo.
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La Bestia Y Su Doncel. (primera Parte Saga Donceles)
AcakKaelin es uno de los pocos donceles que trabaja como agente policial en el Reino. Despreciado por ser un Doncel y no pertenecer a una familia adinerado, ha pasado cinco años atascado en un trabajo que no pone a prueba todas sus habilidades, y en el...