Capítulo 29

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CAPÍTULO 29

    - Günaydin, cariño. Voy para el hospital. Nos vemos a las dos en la cafetería. Seni özledim (te echo de menos).

    Mevly se despertó con una parte de la cabeza y de la cara acartonada pero se dijo que con la ducha se le pasaría. Había quedado con su doctor diabólico para comer y nada le aguaría el día. Tomó el móvil y leyó su mensaje de buenas noches y su mensaje de buenos días y se le cayó el alma a los pies.

    - Günaydin. Siento no haber contestado anoche. Me quedé frita. Evet, quedamos a las dos. Yo también seni özledin, doctor. (He tenido que buscarlo en el traductor) 😘

    Mientras desayunaba aprovechó para mandar también un mensaje a Suna confirmando que a las tres estaría en el teatro del hospital. Pensó que quizás verían a Suna e Ibo en la cafetería y que estaría bien comer los cuatro juntos.

    Unas horas más tarde Mevly entraba al hospital y se dirigía a la cafetería sonriendo como una boba. Fue directa a una mesa vacía y se sentó. Ya que llegaba con antelación sacó el móvil y se puso a mandar mensajes a sus amigos de España.

    - Hola Mevly - escuchó que la saludaban.

    - Hola Nejat - respondió Mevly al cardiólogo parado al lado de su mesa.

    - ¿Comes sola? - preguntó Nejat levantando las cejas.

    - Estoy esperando a alguien, la verdad - le sonrió disculpándose.

    - Cariño - oyó Mevly que le susurraban al oido justo antes de recibir un beso en la mejilla.

    - Hola - contestó ella sonriendo más ampliamente al hombre que se sentaba a su lado después de tan dulce beso.

    - Bien, veo que sobro - añadió Nejat - que aproveche - dijo dándose la vuelta para alejarse.

    Ninguno de los dos miró siquiera al cardiólogo.

    - No puedo dejarte sola, pequeña española - le dijo Halil tomándola de la mano y acercando su cara a la suya repasando cada centímetro de la  de Mevly. 

    - ¿Qué tal ha ido tu mañana, doctor? - preguntó ella acariciándole la barba de su mejilla.

    - Ahora te cuento, primero dime qué te apetece comer - dijo mientras giraba la cara para besar uno de los dedos que lo acariciaban.

    - ¡Dolmas! Jamás pensé que algo superaría mi amor por la pizza pero era porque no había probado las dolmas. Y un agua fría, lütfen.

    - Ahora vuelvo - le dijo Halil levantándose y yendo hacia la barra.

    Mevly no apartó los ojos de su espalda ni de su perfecto trasero. Iba vestido completamente de negro. Vaqueros y camisa negra. Todo un diablo. Sonrió y así se la encontraron Suna e Ibo que llegaron a la mesa.

    - Merhaba, Mevly - dijo la pediatra - ¿estás sola?

    - Hayir, Halil está pidiendo - respondió Mevly sonriendo.

    - Aprovecho para ir a buscar dos tes, küçük cadi (brujita) - dijo Ibo y fue a encontrarse con Halil en la barra.

    - ¿Nos podemos sentar con vosotros Mevly o me llevo al vikingo a una mesa alejada? - le preguntó Suna con tono confidencial.

    Mevly rió y negando le dijo que ellos iban a comer a lo que Suna respondió que ellos habían comido fuera pero que se tomarían un té.

    - ¿Qué tal va todo? - preguntó Suna indicando con la cabeza la barra donde Halil esperaba y sentándose frente a ella.

BARCELONA - ESTAMBULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora