Capítulo 32

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CAPÍTULO 32

    Mevly despertó con un delicioso olor acariciando su nariz. Abrió los ojos y vio el cuello de Halil ante ellos. Imágenes de la noche anterior la hicieron sonreír y cuando oyó los leves ronquidos de Halil sonrió aun más. Menudo alivio saber que el dichoso doctor Yilmaz no era tan perfecto. Quería moverse para abrazarlo cuando el estómago le dio un vuelco y notó una leve punzada en la cabeza. Otra vez no, pensó levantándose con mucho cuidado para no despertar a Halil. Cuando estuvo de pie notó un leve mareo pero pudo llegar bien al baño. Se arrodilló ante la taza del váter pero no vomitó nada porque sólo tenía dolorosas arcadas que provocaban que el pinchazo se agudizara aun más. Se concentró en respirar por la boca y se alegró de que el baño estuviera alejado del salón donde Halil dormía.

    Cuando se estaba refrescando la cara, después de haberse lavado los dientes y haberse tomado un antiinflamatorio, oyó que golpeaban la puerta levemente.

    - ¿Sevgilim? ¿Todo bien? - preguntó Halil al otro lado de la puerta.

    Vaya, ¿aquel hombre tenía un sexto sentido para saber cuándo ella se encontraba mal    ?

    - Evet (sí) ¡ya salgo! ¡Oh! Ni se te ocurra preparar uno de tus desayunos turcos para cien personas - dijo Mevly abriendo la puerta.

    - Pues ya está listo, küçük peri - dijo Halil con cara de pena. Luego al verla a ella abrir los ojos como platos sonrió, la tomó de la cintura y cruzó los dedos tras su espalda - Hayir, Hayir (no, no) era una broma. Dijiste que querías desayunar en el malecón ¿no? Pues tomamos un café, nos vestimos y nos vamos. Hoy quiero llevarte a un sitio muy especial ¿tamam?

    - Serás... - dijo Mevly dándole un golpe en el hombro - ya me veía engullendo como una loca. Oye, ¿qué me has llamado? - preguntó con fingido enfado.

    - Küçük peri, pequeña hada - le susurró Halil bajando su boca para darle un beso de buenos días.

    Mevly aceptó el corto beso y luego le dijo:

    - Me voy a tener que hacer una lista de todos los apodos que me has puesto o perderé la cuenta.

    - Al menos son más cariñosos que tu "diablo del infierno" en versión española - le dijo Halil antes de soltarla y entrar al baño.

    Mevly fue hacia la cocina pensando si Halil le había tirado una indirecta. Era cierto que ella no lo llamaba por ningún apelativo cariñoso pero es que no se atrevía aun a hacerlo. Se limitaba a usar "doctor" como sustituto del formal "Halil" pero quizás él esperaba oírla llamarlo por alguna palabra especial...  Se puso a preparar un café con leche para ella y un café turco para él, o lo que esperaba fuera un café turco si seguía bien las instrucciones del tutorial.

    Cuando unos minutos más tarde, Halil intentó entrar en la cocina con sólo una toalla atada a la cintura y el pelo mojado Mevly lo mandó a vestirse señalando el salón.

    - ¿Pero tú te crees que puedo yo tomarme un café tranquila, contigo medio desnudo delante mío? Te vistes y vuelves, doctor dia...

    - ¿Qué me ibas a llamar? - preguntó Halil volviéndose a medio camino y dirigiéndole el ceño fruncido que lo hacía todavía más temiblemente atractivo.

    - Perdón - pidió ella uniendo sus palmas - Lo intento de nuevo. Cariño (en español) ¿podrías vestirte por la salud mental de esta pobre mujer? - preguntó Mevly.

    - Me visto y me traduces la palabra esa que por poco se te atraganta... , sevgilim - soltó Halil antes de salir de la cocina.

    Cuando Halil ya estaba sentado ante ella correctamente vestido  con vaqueros, zapatillas de deporte y una sudadera azul oscuro Mevly pensó que su salud mental ya no la recuperaría jamás. Aquel maldito hombre estaba para comérselo tanto desnudo, como con traje o con ropa informal. Mevly suspiró y dando un sorbo a su café con leche le dijo señalando su taza:

BARCELONA - ESTAMBULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora