Los Mellizos Peverell Black

Capítulo 19.

☆ Capítulo dedicado a MelissaE28 ☆

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6 De Mayo De 1990.
Mansión Perevell.

Narra Ariadna:
Estaba acostada en el piso frío mirando el vacío de su techo negro. Una lágrima solitaria cayó por su mejilla, no estaba segura de porque, no había llorado cuando leyó la carta y luego de la cena cuando volvió a su cuarto se acostó en el piso frío sin saber que pensar. Cualquiera supondría que estaría llorando desconsoladamente, pero no. No se sentía triste, tampoco feliz, solo se sentía extraña, había una pequeña presión en su pecho.

La carta de su madre prácticamente le decía que como mucho viviría hasta los veintisiete años y en el peor de los casos ya debería estar muerta, desde hace un tiempo se preguntaba ¿Cómo se sentiría morir? Nunca creyó que lo averiguaría tan pronto.

Se levantó de piso, caminó hacia la ventana abierta, para ver las estrellas, y apoyo sus brazos en el alféizar. ¿Cómo se sentiría morir? Por lo que había escuchado y leído, era como quedarse dormido eso no sonaba tan mal. Un sueño eterno, tal vez ahí volvería a ver a su madre.

Cuando leyó la carta no fue el hecho de la muerte lo que le preocupó, sino el hecho de los vivos que dejaría atrás, su hermano en especial no quería dejarlo solo. Luego del funeral de su madre él había estado bastante mal, comía poco y no se levantaba de su cama, había tenido que forzarlo a levantarse para que él no cayera en un vacío. Si moria tenía miedo de que Lex cayera en ese vacío y nadie logre sacarlo de ahí, estaba condenada a una vida corta pero él no. Deseaba ser la única en haber leído esa carta.

Se quedó mirando del acantilado a las estrellas y viceversa. Otra lágrima de deslizó por una de sus mejillas y suspiro. ¿Estaba mal que una parte suya estuviera enojada con su madre? ¿Porqué no la dejó vivir en ignorancia el resto de su vida maldita? ¿Porqué ella tuvo hijos si sabia que una vida corta le esperaba a uno? No tenía sentido enojarse con los muertos.

Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no escucho los pasos afuera de su cuarto hasta que alguien abrió la puerta. Su tío entró a la habitación y pareció algo sorprendido al verla despierta. El tenia los ojos cristalizados.

Remus: Ya deberías estar durmiendo, Ana- titubeó, entre cerrando la puerta.

Ana: No tengo sueño- dijo indiferente volviendo a mirar hacía el acantilado.

Remus: ¿Estas bien?- volvió a titubear.

Ana: ¿Porqué no lo estaría?- replico con calma.

Hubo un silencio un poco incómodo.

Ana: Hablaste con Lex ¿Verdad?- pregunto con tono débil y su tío contestó con un "Si" y se acercó- Me siento...