Parte 4

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-Los chicos han pasado por mucho, Severus- dijo la directora mientras se sentaba frente al oscuro profesor.- No deberías ser tan duro con ellos.

Snape resopló molesto. Llevaba ya unos 15 minutos en el despacho de Minerva contando todo lo que pasó la noche anterior con Granger.

Esa habitación no había cambiado mucho des de que Dumbledore les dejó. Más o menos todo seguía en la misma posición salvo un par de detalles que la nueva directora había modificado a su gusto. Ahora, en la pared tras el escritorio, presidía un enorme cuadro del que fue su director. En esos momentos se encontraba profundamente dormido reposando la cabeza en el respaldo del sillón que estaba pintado junto a él. Si se permanecía totalmente en silencio, se podían oír los suaves ronquidos del viejo director.

Lo que menos le gustaba a Snape de la nueva dueña de la estancia, era su obsesión por los olores dulces ya que todo el despacho desprendía un olor a pan de jengibre bastante empalagoso que provenía del incienso que la directora se empeñaba en tener todo el día encendido.

-Minerva, estoy de acuerdo con que llevan una dura carga encima – reconoció el severo profesor- pero eso no perdona ni excusa todo tipo de comportamientos. Granger fue muy insolente, estaba donde no debía y encima...

-Pero 50 puntos?!- Interrumpió la profesora Mcgonagall- La primera noche? Eso es excesivo incluso para ti! - añadió ella bastante molesta.

-De verdad, directora?- Preguntó Snape alzando una ceja en tono de falsa sorpresa- Toda su preocupación son los puntos? - dijo no pudiendo ocultar una sonrisa torcida.

La anciana directora se sonrojó levemente.

-Esa niña ha perdido el rumbo- siguió el profesor- Necesita disciplina, que la encarrilen de nuevo!

-Creo que exageras Severus, simplemente arrastra mucho des de la guerra. - respondió la directora restando importancia a los comentarios de su colega.

-Discrepo. No es solo eso. Se saltaba todas las normas. Fumaba en el centro escolar!

-Creo recordar que tu también fumas o lo habías hecho- dijo la directora entrecerrando los ojos con cierto tono de reproche mientras le señalaba con dedo acusador.

-Yo soy un adulto, Minerva!- se excusó el profesor intentando desviar la conversación de su persona.

-También ella lo es! - contestó exasperada la anciana- Es mayor de edad! Tiene 19 años y eso tanto en nuestro mundo como en el mundo muggle se considera ser adulto de pleno derecho. - Minerva desvió la mirada a los papeles que tenía frente a ella para evitar la fría mirada del profesor de pociones. Sabía que en el fondo Severus tenía razón pero no le quería dar el gusto de reconocerlo ante él y darle una excusa para machacar a su mejor alumna.

-Pues no actúa como tal- dijo el profesor entre dientes claramente molesto.

Unos suaves golpes en la puerta interrumpieron la acalorada conversación.

-Pase- dijo la directora mientras abría la puerta con una pasada de varita.

Hermione Granger entró al despacho. Vestía su uniforme escolar. Falda, camisa blanca, chaleco de punto con el escudo de Gryffindor bordado y sin su capa.

Se quedó de pie el lado de la puerta esperando que alguno de los dos profesores que tenía frente a ella le dieran alguna instrucción. Todo esto era nuevo para ella. Nunca en todos sus años como estudiante había tenido que ir al despacho del director para recibir una reprimenda. Por lo menos agradecía a la directora McGonagall que hubiese eliminado la absurda costumbre de Dumbledore de tener una contraseña para poder cruzar la gárgola.

El profesor Snape no se dignó ni a mirar a su alumna. Permaneció sentado manteniendo una postura recta y claramente forzada mirando al frente dándole la espalda mientras la directora la invitaba a pasar y a sentarse junto a él con una indicación de su mano.

-Siéntese, señorita Grange- dijo la directora.

La chica entró a la estancia cerrando la puerta tras ella y se sentó sin articular palabra.

-La hemos hecho venir a verme porque como deducirá usted misma, el profesor Snape me ha puesto al tanto de su encuentro de anoche. - comentó la directora señalando a Snape con su mano.

El mencionado profesor se removió algo incomodo en su asiento y se puso mas tieso si eso era posible al notar la mirada acusadora de su alumna pero no le dirigió ni una mirada.

-Señorita Granger- dijo la directora con tono amable y una suave sonrisa en sus labios- ayer por la noche se encontraba usted fuera de la cama después del toque de queda y como comprenderá eso no es correcto y..

El profesor Snape carraspeó en desacuerdo a la forma de afrontar la situación de la directora. La anciana suspiró con resignación y cierto punto de hastío.

-Y por lo que cuenta el profesor fumando en el colegio y comportándose de forma poco adecuada con un superior. Eso a llevado a perder 50 puntos de su casa y el profesor cree que merece algún tipo de castigo.

Hermione suspiró irritada pero siguió sin decir nada.

-Por lo tanto- siguió la directora- creo conveniente que ya que el profesor Snape insiste tanto en que usted necesita disciplina, sea él el que se encargue de su castigo. - justo en ese momento el aludido dio un respingo mirando a la profesora con incredulidad y la chica se enderezó en su silla como si alguien le hubiese pinchado el trasero- De ahora hasta final de curso, después de las clases cursará detención con el profesor cumpliendo con lo que él le mande. - terminó Minerva desviando de nuevo la vista sus papeles..

-Como?!- dijo Hermione abriendo la boca por primera vez indignada.

-Ni en sueños!- replicó Snape al mismo tiempo que su alumna.

El despacho se llenó de gritos y negativas por ambas partes de los implicados.

El propósito de Snape claramente no era hacerse cargo de esa mocosa insolente y por supuesto Hermione no contaba con que su profesora favorita la condenara de tal forma.

-Silencio los dos!- gritó Minerva- Esa es mi última palabra. Soy la directora y harán lo que se les mande.- dijo dando un golpe con las palmas de sus manos sobre la madera de la mesa.

Ninguno de los dos dijo nada. Se quedaron mirando al frente con cara de mala leche y los brazos cruzados claramente muy molestos con la decisión tomada por la directora.

-Pueden irse- dijo Minerva sin ni siquiera mirarles a la cara.- vayan a desayunar y que tengan buen inicio de curso.- Con una pase de varita abrió la puerta de su despacho y se puso en pie invitándoles a a ambos de forma silenciosa a abandonar la estancia.

Profesor y alumna se levantaron casi al mismo tiempo y salieron del despacho a toda prisa. No se dijeron nada ni se miraron a la cara. Una vez en el pasillo cada uno se fue por lado sin mirar atrás sumido en sus propios pensamientos y haciendo imposibles por intentar disipar su enfado antes de empezar la jornada del día. 

Wind of Change (Sevmione/Snamione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora