Parte 13

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Los días fueron pasando sin remedio. El castillo se sumió en la rutina del calendario escolar.

Hermione aprendió a ignorar deliberadamente a Patt y sus cada vez menos frecuentes intentos de hablar con ella y poner algo de paz a su situación.

Se limitaba a asistir a las clases de defensa, mantener un perfil bajo y tomar apuntes como una alumna más. Ginny parecía haber olvidado su faceta de detective y hacía días que no insinuaba ni preguntaba nada a Hermione sobre el profesor Pattrick.

Por otro lado, la castaña se había habituado a sus castigos con el profesor Snape. Los tomaba casi como una lección mas en su apretado horario de clases.

Ambos habían adoptado una rutina que les resultaba cómoda. Ella se presentaba puntual cada día a su despacho para recibir instrucciones, él le mandaba su trabajo y ella procedía en silencio. No cruzaban apenas palabra. Compartían espacio en apacible silencio y eso agradaba a los dos.

Poco a poco los castigos pasaron de meras tareas de limpieza y ordenar ingredientes a la ayuda de confección de pociones simples para los almacenes de la enfermería del colegio. Hermione estaba encantada con ello y Snape se quitaba algo del trabajo que tenía que hacer en la escuela.

De forma muy paulatina, profesor y alumna habían llegado a buenos términos en su relación de la hora de castigo. El silencio comenzó a desaparecer de entre aquellas frías paredes para dar paso a pequeños comentarios sobre el trabajo. Poco a poco esos comentarios tornaron en discretas conversaciones sobre ingredientes o pociones. No es que se hubiesen convertido de la noche a la mañana en amigos íntimos pero Snape tenía que reconocer que la compañía de Hermione no era del todo desagradable.

El 19 de septiembre Hermione cumplió 20 años. Sus compañeros organizaron una pequeña reunión en su sala común para festejar con ella y darle algunos presentes.

Cabe destacar que Hermione llegó tarde a dicha reunión gracias a que Snape no se apiadó de ella y no pudo salir un poco antes de su castigo.

Ella le puso ojitos y le pidió por favor que la dejara ir a festejar su cumpleaños pero él se mantuvo firme en que eso era un castigo y no merecía ningún tipo de trato de favor.

Snape nunca reconocería que esa noche si se apiadó de ella. En lugar de seguir con lo que tenía planeado para sus castigo, cambió de idea al ser conocedor de que era el cumpleaños de la chica. Esa noche decidió preparar una poción sumamente complicada y pidió la ayuda de Granger. Ella rebosaba alegría al poder presenciar la elaboración de dicha poción y cuando Snape le permitió remover el contenido del caldero, solo le faltó dar saltitos por la euforia.

Si alguien le preguntara a Severus Snape si eso fue una especie de regalo para Hermione lo negaría rotundamente y correría el riesgo de ser maldecido.

Octubre llegó a Hogwarts sin ningún cambio aparente en las vidas de los habitantes del castillo. Los días se repetían uno tras otro.

Draco seguía observando a Hermione como le había pedido su padrino pero no pudo contar mucho más ya que nada había vuelto a suceder entre Hermione y el profesor Pattrick. Parecía que ella le evitaba pero nada más.

Octubre llegó a su fin trayendo frío y varios días de tormentas.

Era la noche de Halloween y los alumnos estaban disfrutando de su cena. Harry estaba bastante alicaído. Esa noche no había querido compartir mesa con los Gryffindor y había pasado todas las horas de la comida en sus habitaciones.

Snape había optado por lo mismo e incluso sus clases de la tarde se habían cancelado.

Unas niñas de primero de Ravenclaw comentaban que le habían visto salir del colegio a la hora de la comida y des de entonces nadie le había vuelto a ver.

Wind of Change (Sevmione/Snamione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora