Wind of Change (Sevmione/Snamione)

Parte 20

Severus Snape despertó porqué algo le oprimía el pecho y le dificultaba la respiración. Miró a su alrededor algo desorientado intentando ver donde estaba. Definitivamente esa no era la habitación donde había dormido la otra noche.

Intentó levantarse para aliviar la presión de su pecho, cuando esa presión se movió y emitió algo parecido a un gruñido. Rápidamente miró hacia abajo para encontrar a Hermione Granger plácidamente dormida sobre su pecho. Sus ojos se abrieron con sorpresa y un tenue rubor cubrió sus mejillas al ver claramente la posición en que ambos se encontraban.

La chica tenía la cabeza apoyada en su pecho y con un brazo le rodeaba por encima del ombligo. Una de las torneadas piernas de la chica estaba flexionada y firmemente puesta sobre su propio muslo. El profesor no había sido consciente hasta ese mismo momento que su propio brazo tenía firmemente sujeto el cuerpo de la chica contra el suyo.

El mago no quería reconocer que esa postura le resultaba extrañamente cómoda y agradable. Seguramente esa había sido la noche que mejor había dormido en años. Quizás esa chica era la cura para su insomnio?

Sabía que esa situación no era decorosa pero realmente no quería moverse. Cuando ella despertase, les esperaba por delante el día de Navidad más tenso que hubiesen vivido nunca.

La conversación de la noche anterior estaba todavía revoloteando por sus cabezas por no hablar de la manera en que ambos se habían devorado en el sofá de la sala.

Snape decidió ser egoísta por una vez y aprovechar la situación. Disfrutaría de la tibieza de esa chica entre sus brazos durante unos minutos más y después todo volvería a la fría formalidad de ser su profesor. Atesoraría esos minutos solo para él y luego la dejaría marchar para que buscara la felicidad que tanto merecía.

La estrechó un poco más contra si mismo y hundió la nariz en su pelo para aspirar su perfume.

No sabía cuanto tiempo llevaba sin moverse cuando notó un cambio de respiración en ella. Se mantuvo muy quieto para no sobresaltarla.

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Hermione despertó despacio sin abrir los ojos. Estaba realmente cómoda y calentita esa mañana pero había algo que estaba fuera de lugar. Era posible que su almohada respirase?

Abrió los ojos de golpe para encontrase tumbada sobre su profesor. Gimió con horror y se incorporó sin muchos miramientos.

-Buenos días, señorita Granger – dijo el profesor mirándola con algo parecido al humor en sus ojos.

-Bu.. buenos días, señor- respondió ella tapándose con el edredón.

Cómo vio que él no iba a comentar nada, decidió saltar de la cama para entrar al baño y dejarle tumbado.

Mientras ella se aseaba, Snape se levantó y fue a la cocina a preparar algo para desayunar. Al pasar por la sala, sus ojos fueron directos al sofá y una punzada de remordimientos le atravesó el pecho. No pasó desapercibido que junto a la televisión había una pequeña montaña de paquetes envueltos con papel de colores. Supuso que los amigos de la chica le habían hecho llegar algún regalo de Navidad.

Hermione entró en la cocina justo cuando él apagaba la cafetera. Le acercó una taza de humeante café y ella la cogió agradecida.

-Gracias- dijo con un hilo de voz.

El profesor se limitó a asentir y pasó a su lado para dirigirse a la sala y tomar asiento en el sofá.

La chica respiró hondo para infundirse valor y siguió a su profesor para sentarse junto a él.