A la mañana siguiente, Hermione despertó con las primeras notas del alba. Se había acostumbrado a dormir poco y cada mañana antes de decidir volver al colegio salía a correr. Des de que había recibido la carta para su regreso, no había hecho nada de deporte dejándose llevar por la ansiedad de tomar una decisión correcta y sus articulaciones empezaban a protestar.
Sentada en su cama, miró a su alrededor. Sus compañeras de habitación dormían plácidamente ajenas a todo. Miró por la ventana y vio la niebla cubrir los terrenos del colegio todavía dormido y en total silencio. Tras pensarlo unos segundos se levantó. Sin hacer ruido, abrió su baúl que descansaba a los pies de su cama y rebuscó un poco entre sus cosas. Se vistió con su ropa de deporte, cogió sus deportivas y salió lo mas silenciosamente que pudo de allí.
El frío de la madrugada acariciaba su cara y la despejaba por momentos. Enfundada en sus mallas favoritas, con su sudadera rosa, y el cabello recogido, empezó a trotar por los terrenos del colegio y se sintió en paz por primera vez en varios días.
Sus zapatillas de correr pisaban con firmeza la tierra húmeda de la orilla del lago negro.
Correr la despejaba, la hacía olvidar todo lo que la rodeaba. Mientas corría, se sentía libre del todo.
Ya no tenía el aguante de hace unos años. Sus coqueteos con la nicotina le pasaban factura y sus pulmones clamaban por aire mucho antes que antaño.
Empezó a aminorar el ritmo hasta detenerse cerca del bosque prohibido. Decidió empezar a estirar un poco para no enfriarse. Levantó su pierna derecha por encima de su cabeza y la apoyó contra el tronco de un árbol. Gracias a las clases de baile que daba des de pequeña, seguía manteniendo mucha elasticidad en su cuerpo. Su madre se empeñó en que diera danza clásica y llevaba practicando ballet des de los 3 años. Cuando empezó a cursar en Hogwarts, daba clases intensivas en verano. Bailar la hacía feliz, era una de sus pasiones pero des de los últimos años de la guerra no había vuelto a pisar una clase de baile. Cuando todo terminó quiso retomarlas de nuevo pero al morir sus padres no encontró fuerzas para volver.
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Eran las 6:30 de la mañana y Severus Snape hacía ya un buen rato que se había levantado. Aprovechando la tranquilidad que brindaba el colegio dormido, había decidido ir a los invernaderos a por ingredientes para sus clases.
Tenía que reconocer que la insufrible de Granger había hecho un buen trabajo durante su castigo. Esa misma mañana había entrado a la clase para ver que ingredientes le faltaban y se llevó una grata sorpresa al ver el armario de ingredientes y materiales.
La chica lo había limpiado a fondo, había ordenado alfabéticamente todos los tarros que no eran pocos y había dejado pegado en la puerta un pergamino con una lista con los ingredientes agotados y los que estaban a punto de agotarse. Esa acción le iba a ahorrar bastante tiempo y aunque no lo quería reconocer, pensó que la chica no estaba tan perdida como imaginó al principio. Quizás algún día ella si sería una bruja de provecho. Nada que ver con esos dos botarates que tenía por amigos...
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Severus Snape salía del invernadero numero cuatro con todo lo necesario para sus clases. Dejó uno de los sacos de arpillera en el suelo junto a la puerta para poder cerrar el invernadero con un hechizo cuando vio una figura al lado del lago negro. Desde su posición privilegiada situado por encima de la orilla del lago, podía observar sin ser visto. Los demás invernaderos y los árboles plantados le hacían de parapeto y le dejaban oculto des de abajo.
La duda le invadió, quien podía a parte de él, estar levantado a esas horas de la madrugada?
Por lo general, los alcornoques que tenía por alumnos nunca madrugaban.
Sus cejas se alzaron con sorpresa al reconocer a Hermione Granger. Aunque lo llevase recogido, esa mata despeinada que ella se empeñaba en llamar pelo era inconfundible. Se ocultó un poco mas tras unas ramas y observó. La chica tenía la pierna por encima de su cabeza y apoyada en el tronco de una árbol mientras hacía lo que parecían estiramientos. Tenía que reconocer que la chica se mantenía en forma. La observó estirar durante unos minutos mas. Se disponía marcharse. Se agachó a recoger el saco y cuando se marchaba dio un último vistazo a su alumna. Lo que vio le hizo quedarse mirando un poco mas.
Hermione estaba adoptando lo que parecía una postura de baile. Las piernas estiradas, la espalda recta, las manos por encima de su cabeza formando algo parecido a un halo.. Juraría qui iba a empezar a bailar danza clásica de un momento a otro.
Empezó a alzar una de sus piernas hacia adelante para llevarla a un lado todavía estirada de forma elegante. Repitió varias veces ese tipo de estiramientos en equilibrio.
El profesor la observaba con cierto asombro. Sus movimientos eran casi hipnóticos y no era capaz de apartar su mirada de ella. Estaba lejos y no lo podía decir con seguridad pero juraría que la niña estaba con los ojos cerrados y sonreía.
Tenía que irse de allí, no sabía cuanto tiempo llevaba observando a su alumna pero ya era suficiente. Se sentía un intruso en su intimidad, como si se hubiese colado en sus mas íntimos pensamientos. Algo en su cabeza le decía que no debía estar allí, que no debía estar viendo eso. Lentamente empezó a retroceder en silencio para salir de allí pero Hermione paró en seco lo que estaba haciendo y miró directamente en su dirección. Por un momento se quedó paralizado temiendo haber sido descubierto pero eso era imposible. Des de su posición, la chica solo veía árboles e invernaderos pero el profesor podía jurar que su presencia había sido notada. Se marchó lentamente y pudo ver como la alumna parecía se secaba una lagrimas...
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Hermione se sintió observada. Los pelos de la nuca se le erizaron y sintió la presencia de alguien mas. Paró en seco su patético intento de los movimientos aprendidos en sus olvidadas clases de danza y miró a su alrededor en busca de alguien mas. No había nadie, estaba completamente sola. Quizás se había vuelto ya loca por completo. Se secó unas lagrimas furtivas que no recordaba haber derramado y se marchó de vuelta al castillo para ducharse y prepararse para las clases del día.
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Wind of Change (Sevmione/Snamione)
FanfictionLa guerra termina pero cambia la percepción de la vida de las personas que la viven. Vientos de cambio llegan a Severus y Hermione que tendrán que aprender a curarse juntos de todo el horror pasado.