La primera clase del día de Hermione era Runas antiguas. En cierto modo se sentía aliviada ya que en esa asignatura no coincidía con apenas ningún Gryffindor y no tendría que aguantar miradas asesinas de ningún tipo. Después de lo acontecido esa mañana en el gran comedor, no le apetecía demasiado seguir lidiando con sus compañeros de casa ahora que la odiaban por haberles dejado los puntos en negativo.
Estaba de pie junto a la puerta del aula esperando en un apacible silencio. Unos tímidos rayos de sol se colaban por una de las estrechas ventanas de la torre donde se impartía la clase y daban algo de calor a su cara. Cerró los ojos aprovechando ese momento de paz y silencio que tanto necesitaba esa mañana.
-Fijaos que tenemos aquí – dijo una voz fría que ella conocía muy bien- Supongo que la casa Slytherin te debe una Granger- añadió Pansy Parkinson con una malvada sonrisa en el rostro.
Hermione se limitó a mirarla con indiferencia sin mediar palabra.
-Que pasa, a la princesita de los leones le ha comido la lengua el gato? -siguió Pansy arrancando alguna risas de sus compañeros de casa.
Hermione miró a su alrededor mientras suspiraba con hastío, todos los alumnos habían llegado al pasillo y esperaban su respuesta. Todos menos Draco al parecer. El rubio se mantenía al margen de todo. Estaba al final del pasillo con gesto aburrido como si nada de eso fuera con él.
-En serio Parkinson? -preguntó con aburrimiento Hermione -No se te ocurre nada mejor?
La morena quiso responder pero ella no le dejó.
-También es importante para tu ego esa infantil competición de puntos? Porque si es así, te los regalo todos. - siguió hablando con total calma y desinterés- Merlín nos libre de que a la pequeña víbora le de una rabieta.
El ambiente del pasillo era raro. Algunos alumnos se atrevieron a esbozar una tímida sonrisa ante la respuesta de Hermione, otros estaban claramente molestos. Draco sonrió ampliamente sin levantar la vista del suelo y nadie reparó en ello y Pansy estaba roja de ira.
Tenía las manos a cada lado de su cuerpo y temblaban levemente por la humillación. Claramente tenía pensado montar una escena pero vio acercarse a la profesora y decidió dejarlo pasar haciendo gala de su astucia de serpiente.
La profesora de runas era una bruja mayor, regordeta y con una amable sonrisa siempre en sus labios. Saludó a sus estudiantes y les dejó pasar al aula.
Pansy se apresuró a entrar la primera asegurándose de dar un buen empujón a Hermione tirando sus libros al suelo y dejándola contra la pared fuera de la fila de alumnos. Durante unos segundos, estuvo tentada de no entrar e irse pero unas manos blancas y elegantes la sacaron de su ensimismamiento cuando le tendieron sus libros que habían estado tirados en el suelo. Frente a ella, Draco Malfoy le tendía sus cosas sin mirarla a los ojos. La chica alargó su temblorosa mano llena de desconcierto y recogió las pertenencias que el rubio le tendía.
-Gracias – logró articular tímidamente. El joven frente a ella se limitó a asentir de forma casi imperceptible y entró a la clase.
Hermione colgó su mochila en el hombro y entró al aula cerrando la puerta tras de si.
La mañana transcurrió sin ningún incidente remarcable para Hermione. Obviando claro, algunas miradas cargadas de odio y algún que otro cuchicheo que se daba a su paso. La mayoría de estudiantes la ignoraban y ella se sentía bien con eso.
A la hora del almuerzo entró con paso firme al gran comedor. No pensaba permitir que nadie la amedrentara y mucho menos esos niñatos inmaduros que tenía por compañeros. Se dirigió con total normalidad la mesa de Gryffindor y ocupó un lugar solitario, alejado del resto de compañeros, cerca de la puerta principal.
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Wind of Change (Sevmione/Snamione)
FanfictionLa guerra termina pero cambia la percepción de la vida de las personas que la viven. Vientos de cambio llegan a Severus y Hermione que tendrán que aprender a curarse juntos de todo el horror pasado.