La semana pasó tranquila en el castillo. Hermione se sumió en una rutina que repetía día a día. Desayunar, clases, comida, clases, castigo con Snape y dormir. El fin de semana sustituyó las clases por biblioteca y nada más. No volvió a hablar con su profesor. En los castigos se limitaba a hacer lo que se le mandaba y no se dirigían la palabra más de lo necesario. Ella se sentía tremendamente incomoda y estúpida después de la última conversación que mantuvieron y él sentía que esa chica necesitaba más ayuda de la que pediría nunca pero él ni pensaba hacer nada. No era la niñera de nadie.
La chica no había casi cruzado palabra con sus amigos durante esos días. No sabía si ellos estaban al corriente de la vigilancia impuesta por el ministerio pero casi podía afirmar que ninguno sabía nada. De otro modo, Harry hubiese comentado alguna cosa con indignación.
Un nuevo lunes llegó y los chicos estaban frente al aula de defensa esperando para entrar.
La puerta se abrió y Severs Snape no estaba tras ella. En su lugar había un joven mago muy sonriente. Era alto, hombros anchos y fuertes, ojos verdes y un cabello cobrizo perfectamente despeinado. Parecía que sus rebeldes mechones estaban colocados milimetricamente para dar ese aire desenfadado.
-Hola a todos – dijo con un tono de voz alegre mientras sonreía.- Pasad, vamos.
Se hizo a una lado para que los alumnos entrasen mientras les sonreía sinceramente. En sus mejillas se dibujaron unos hoyuelos encantadores y la mitad de las alumnas quedaron prendadas del misteriosos mago.
Ginny dio un codazo a Hermione que estaba al final de la cola para que mirase a semejante monumento. La castaña alzó los ojos divertida pero su sonrisa se borró totalmente de su cara al ver a quien estaba en la puerta.
-Tiene que ser una jodida broma – dijo con horror reflejado en su rostro.
Ginny la miró sin entender. La cara de su amiga estaba blanca y no dejaba de mirar al nuevo profesor.
Cuando estuvieron al lado de él para entrar, la pelirroja vio como el profesor tensaba el gesto al mirar a Hermione.
La castaña pasó agachando la mirada y se sentó al fondo de la clase.
El mago esperó a que todos tomaran asiento.
-Buenos días a todos, como podéis ver no soy el profesor Snape – dijo como una broma que arrancó las risas de sus alumnos y los murmullos de sus alumnas.
-Por suerte para nosotras- se oyó por el fondo de la clase. La carcajada general fue fuerte.
-Soy Christopher Pattrick, auror y nuevo profesor de Defensa contra las artes oscuras.
El profesor comenzó a pasear por entre los pupitres mientras hablaba.
La clase fue bastante amena y teórica. El profesor lanzaba preguntas a los alumnos y ellos se turnaban para responder.
Draco Malfoy pudo observar con asombro como Hermione Granger no hizo ningún intento de responder nada. Es más, casi no levantó la mirada de su mesa. Por otro lado el profesor Pattrick la ignoró completamente y no intentó que participara como si había hecho con otros alumnos. Todo eso le pareció muy raro.
Cuando la clase terminó, el profesor se acercó distraídamente a la mesa de Hermione y le pidió que esperase un momento. Ella suspiró molesta y asintió. Draco salió del aula cuando el profesor se sentaba familiarmente en el pupitre de Granger...
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Hermiones estaba deseando que la clase terminase de una vez. Los minutos parecían no pasar, toda la clase estaba disfrutando mientras ella se consumía en la vergüenza y el enfado de estar allí sentada. Cuando por fin llegó la hora, todos empezaron a recoger para marcharse cuando el profesor se acercó a su mesa y le pidió que esperase. Durante unos segundos se le cortó la respiración pero asintió y obedeció.
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Wind of Change (Sevmione/Snamione)
FanfictionLa guerra termina pero cambia la percepción de la vida de las personas que la viven. Vientos de cambio llegan a Severus y Hermione que tendrán que aprender a curarse juntos de todo el horror pasado.