La palabra discreción no significa nada cuando se trata de Huntsville, los rumores en un pueblo tan pequeño como este se extienden casi tan rápido como se disuelve una ola en la arena, tras romper sin delicadeza y brusquedad sobre la superficie para...
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Como supuse, al día siguiente todo el mundo está hablando del suceso tan extraño que ocurrió con Sharon y sus padres. Algunos alumnos se mostraban más sorprendidos, otros, en cambio, sospechaban acerca de lo ocurrido, y una mínima parte considera que no tiene importancia, ya que, teniendo en cuenta que, si ya pasó una vez, era obvio que iba a ocurrir una segunda.
Esta mañana, volvió a salir en las televisión la noticia de Sharon, la reportera nos informó de que aún no tienen la autopsia de ninguno de los tres fallecidos, pero el policía que entró en la casa de los Stone, el mismo que vio la escena, ha explicado con todo detalle lo que sus ojos pudieron ver.
Los padres desangrados en mitad del salón, por lo que parece, la madre podría haber muerto de una herida en el abdomen, mientras que el padre, aún tenía el cuchillo clavado en la garganta. La hija estaba en el suelo de su habitación junto a un bote de pastillas completamente vacío.
Una imagen aterradora para un hecho absolutamente extraño.
—¿Te has enterado de lo que ha pasado? —Le pregunto a Calix nada más me siento a su lado. Está dibujando algo en su cuaderno, y sin levantar la cabeza para mirarme, me suelta uno de sus comentarios sarcásticos.
—Vaya, tú hablándome, qué raro —pongo mis ojos en blanco, mientras golpeo con poca fuerza su brazo, provocando su risa.
—No seas capullo, ¿te has enterado?
—Era difícil no enterarse cuando toda la gente está hablando de ello, ¿sabes? ¿Por qué tiene tanta importancia? —deja de pintar por breves segundos para observar o que sea que está dibujando y luego continúa con su trabajo.
—Porque ha sido un asesinato. Que asesinen a alguien en un pueblo de seiscientas personas es raro, además, ya es la segunda vez que pasa.
—La gente asesina sin parar, a estas alturas no es algo que me sorprenda.
—Eres aburrido hasta para eso —sonríe inocentemente, encogiéndose de hombros.
—¿Se supone que ya te caigo bien? Se me hace raro que me dirijas la palabra sin poner cara de asco.
—Creo que he sido un poco injusta contigo. No me has hecho nada para caerme mal, sí, eres un poco raro, pero dejando eso de lado, eres un buen chico.
Es cierto, he estado reflexionando acerca de mi actitud con Calix, y ha conseguido que me sienta mal sobre eso. Lo único que me ha hecho ha sido comportarse correctamente conmigo, no me ha tratado mal en ningún momento, ha sido educado y bueno, puede que sea extraño, pero es agradable. A veces.
—¿Y cómo has llegado a esa conclusión, pelirroja? —Se acomoda en la silla, cierra su cuaderno y se cruza de brazos para mirarme por primera vez desde que llegué.
—Creo que voy a tener que cambiar de opinión —sonríe de lado.
—Está bien, me callo —enarco una ceja, comenzando a golpear mi pie repetidas veces contra el suelo—. A mi perro le has caído bien.
