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23: UNA VOZ PELIGROSA

—Cuñada —canturrea Selene cuando me abre la puerta de su casa

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—Cuñada —canturrea Selene cuando me abre la puerta de su casa. Me envuelve entre sus brazos—. ¿Qué tal estás?

—No tengo resaca, algo sorprendente, teniendo en cuenta que después de jugar a verdad o reto, bebí un poco más de la cuenta.

—¿Un poco? Casi riegas las plantas con tu vómito, Calix tuvo que traerte a rastras porque no querías marcharte.

—Puede que de eso no me acuerde, pero...

—Mira quién aparece por aquí, pero si es mi borracha favorita —se burla Calix, apareciendo detrás de Selene.

—¿No le vas a dar un beso a tu novia? —Sonrío inocentemente.

—Nah.

—Eres muy poco romántico.

—Puedo hacerte un corazón de fuego, si eso te hace feliz —levanta la mano y en cuestión de segundos ya ha formado la figura mencionada con las llamas que se forman en sus dedos.

—Eres como la versión de Frozen, pero en lugar de hacer hielo, haces fuego —rodeo su cuello con mis brazos.

—¿Quién diablos es Frozen? —Calix mira a Selene, que se encoge de hombros, sin tener ni idea de lo que hablo.

—Bueno, ya tenemos el plan del día... Ver la película —los hermanos se vuelven a mirar.

—Vale —accede Selene, sonriente, mientras Calix pone los ojos en blanco.

Entro en su casa. Calix empieza a protestar, casi como siempre hace, pero lo ignoro completamente mientras Selene me ayuda a poner la película en la televisión. No tardamos mucho en sentarnos y empezar a verla.

—¿Y por qué tiene poderes? ¿Es una Diosa o algo así? Nunca he oído hablar de una Diosa del hielo.

—No es una Diosa, es... Una chica normal, supongo, los espíritus le dieron ese poder.

—¿Por qué?

—Porque sí.

—Tiene que haber algún motivo —insiste Calix.

—Por Dios, ¿puedes parar? Eres peor que un niño de cinco años.

—No pretendas que no te haga preguntas cuando me pones una película de dibujos animados de una chica que puede congelar cosas de la nada. Esa película es rara, no me gusta.

—A todo el mundo le gusta Frozen.

—Yo no soy todo el mundo, a mí no me gusta, y, ¿qué es esa expresión? ¿Por Dios? Yo soy el único Dios al que tú deberías mencionar.

—Eres muy creído.

—Así es, y me enorgullezco de ello —lo miro fijamente, sin saber qué responder a eso.

CALIX #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora