17: EL DOLOR DE LA CULPA
Mis ojos se cierran con fuerza, consecuencias de haberlos abierto de golpe, sin acostumbrarme a la luz que se encuentra justo encima de mi cabeza. Tengo que parpadear al menos dos veces para poder abrirlos del todo.
Me incorporo lo suficiente como para quedar sentada en la cama y mirar a mi alrededor. No tardo en darme cuenta de que estoy en un hospital. Calix está tumbado en el sillón en una postura bastante incómoda, dormido, con la cabeza donde se supone que tienen que estar los pies.
Sonrío inconscientemente al mirarlo. Dormido parece incluso inocente y tierno. Es realmente adorable.
-Calix -me basta con decir su nombre una sola vez para que comience a despertar.
-Joder, qué incómoda es esta mierda -gruñe, acomodándose y volviendo a cerrar los ojos-. Te agradecería que dejaras de tener accidentes con los que tener que quedarte ingresada, es mi espalda la que tiene que sufrir las consecuencias.
-Nadie te ha pedido que te quedes -bufa, incrédulo.
-Amo tu muestra de gratitud, en serio. Muchísimas de nadas, Aria, no tienes que agradecerme por haberme quedado a dormir en un maldito sillón que parece hecho de clavos. ¿Quién coño ha construido esta mierda? Se lo voy a meter por el c...
-Gracias por quedarte -lo interrumpo abruptamente.
-Bien -se cruza de brazos. Aún sigue tumbado boca abajo.
-Ven, túmbate conmigo.
No se lo tengo que pedir dos veces, se levanta de un salto, y tras darle una patada disimuladamente al sillón, se tumba a mi lado. Pasa su brazo por mis hombros y me obliga a apoyar mi mejilla en su pecho.
-¿Te duele la mano? -Miro la zona afectada. Está vendada desde la punta de los dedos hasta la muñeca. Los médicos son bastante exagerados a la hora de pones vendas.
-No la siento.
-Entonces creo que se han pasado con los calmantes.
-¿Por qué estoy en el hospital? Se supone que es Lexie la que debe estar aquí, no yo -lo escucho tratar saliva. Se remueve incómodo, aclarándose la garganta.
-Según lo que me ha dicho tu madre, tuviste un pequeño ataque de pánico que provocó que tu respiración se alterara, y al no poder respirar bien, te desmayaste. Solo han pasado dos horas.
-¿Y Lexie? ¿Cómo está ella?
-Mhm... No sé... Yo solo me he quedado contigo, y casi me lo impiden, la policía quería llevarme preso.
-¿Por qué?
-Porque cuando llegaron a tu casa encontraron a dos chicas inconscientes y cubiertas de sangre en la cocina -enarca una ceja-. Yo también estaba lleno de sangre, porque cuando te desmayaste intenté separarte de Lexie, así que... No les hizo mucha gracia la situación.
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CALIX #1
General FictionLa palabra discreción no significa nada cuando se trata de Huntsville, los rumores en un pueblo tan pequeño como este se extienden casi tan rápido como se disuelve una ola en la arena, tras romper sin delicadeza y brusquedad sobre la superficie para...