EL INICIO DE TODO
CALIX
Diez años atrás...
—Creo que podría funcionar —repito nuevamente, mirando a mi padre, que aún parece reacio a darme la razón.
—¿Estás seguro de que todo saldrá tal y como hemos planeado? Asesinar personas para conseguir su alma mancillada de sangre no parece la mejor opción para derrotar a un séquito de Dioses.
—Las almas no son seres físicos —le explico—, lo que quiere decir que por mucho que te esfuerces en tratar de destruirlas, no conseguirás nada. No podrás tocarlas.
—Suena bien —admite, al fin—, pero no creo que resulte.
—Podrías darle una oportunidad a mi plan, al fin y al cabo es lo único que tenemos. ¿Qué otra opción tienes?
Lo escucho gruñir en voz baja, antes de darle la aceptación a mi plan. Tras eso, se retira por breves minutos, probablemente pensando algún tipo de fallo en mi magnífico plan, y cuando parece encontrar alguno, regresa al salón.
—¿Cómo piensas asesinar a tantas personas sin que nadie lo note?
—Viviré en diferentes lugares. Cuando la gente comience a sospechar, me mudaré a otra parte y seguiré con el plan allí, empezando de nuevo.
—¿No suena ridículo?
—No —entrecierro los ojos.
—Vale. ¿Dónde pretendes ir primero?
—Hay un lugar que parece adecuado. Viven alrededor de seiscientas personas, lo cual es un punto a mi favor a la hora de ejecutar el plan. Al ser un pueblo tan pequeño, no creo que le den tanta importancia a unos pocos asesinatos y nadie se enterará jamás de lo ocurrido.
—Bien, ese sitio podría valer.
—Sin embargo, mi primer destino será Francia —miro a Hades, buscando algún signo de aprobación, pero solo se limita a asentir.
—¿Por qué?
—Selene quiere ir allí, quiere ver la Torre Eiffel y cosas así, por lo que cumpliré su deseo y cuando lo satisfaga, me mudaré a otra parte. Podría dejar ese pequeño pueblito para el final y disfrutar de mis últimos momentos de satisfacción.
—Está bien, puedes hacer lo que quieras, al fin y al cabo ha sido tu idea —asiento una vez, complacido—. Solo espero que no te vayas a echar atrás.
—Claro que no, padre —bufo con molestia—. Antes de hacer cualquier cosa, iré a visitar ese pueblo.
—¿Para qué?
—Para saber cómo es la gente —pone los ojos en blanco, y lejos de enfadarme, sonrío.
—Haz lo que quieras, pero antes tengo algo para ti —frunzo el ceño y lo sigo cuando me lo indica con la cabeza.
Hades me lleva a una pequeña habitación a oscuras. Entra delante de mí y cuando cierro la puerta, la luz se enciende, iluminando toda la sala y dejándome ver la sorpresa que tenía preparada: Un cachorro de pelaje negro como el azabache.
El perro, el gran danés que papá se ha encargado de traer, comienza a ladrar con emoción y al instante en que parece verme, se acerca a saltos hacia mí para después buscar mi mano. Se la tiendo con suavidad, evitando asustarlo y permito que huela mi aroma corporal para que se acostumbre a mi presencia.
—He pensado que te vendría bien tener un compañero. Yo tengo a Cerbero, es hora de que tú tengas al tuyo.
—Es hermoso, gracias padre.
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CALIX #1
General FictionLa palabra discreción no significa nada cuando se trata de Huntsville, los rumores en un pueblo tan pequeño como este se extienden casi tan rápido como se disuelve una ola en la arena, tras romper sin delicadeza y brusquedad sobre la superficie para...