La palabra discreción no significa nada cuando se trata de Huntsville, los rumores en un pueblo tan pequeño como este se extienden casi tan rápido como se disuelve una ola en la arena, tras romper sin delicadeza y brusquedad sobre la superficie para...
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La antigua casa de los Beaumont llevaba más de cinco años vacía, nadie se había atrevido a comprar esa casa tras la historia que llevaba detrás: El padre fue brutalmente asesinado por su hijo. Un suceso macabro del que todo el pueblo habló entonces y aún siguen comentando, con miedo a que esa experiencia se vuelva a repetir y que afortunada o desafortunadamente, no ha sucedido de nuevo.
Es una historia que a cualquiera que se le pregunte, te contará encantado. La gente suele ser muy morbosa, y, el hecho de vivir en un pueblo tan pequeño como este ya hace que todos los habitantes conozcan aquel caso.
Cotton Beaumont, un chico de lo más encantador y que, de la noche a la mañana, decidió terminar con la vida de su padre, un hombre bastante adorado por el pueblo...
Por lo visto, unas semanas antes del asesinato, Cotton comenzó a comportarse de forma extraña, su actitud pasó a ser toda la contraria a la que era. De ser un chico adorable, divertido y amable, a ser un chico callado, frío y calculador. Él y su padre eran muy unidos, de hecho, eran los únicos que quedaban de la familia, puesto que la madre murió cuando dio a luz, y el resto de familiares vive al sur del continente, y apenas tenían relación con ellos. Es por ello, que la muerte de Liam Beaumont fue bastante sorprendente -por no decir surrealista-. Nadie, jamás, podría haberse imaginado que Cotton pudiera llegar a hacer algo como eso, y a día de hoy, nadie sabe con certeza qué fue lo que le ocurrió a ese chico para que su actitud cambiara tan radicalmente, y mucho menos, qué es lo que se le pasó por la cabeza cuando decidió quitarle la vida a su padre, para posteriormente, quitársela a él mismo.
Sigue siendo un misterio que el pueblo ansia por conocer.
Volviendo al tema principal, el hecho de que hubiese un asesinato en una casa, en un pueblo pequeño situado en mitad de la nada, es motivo suficiente para que la gente tenga miedo de vivir aquí, por eso hoy, a todos nos ha sorprendido bastante ver que el cartel de "Se Vende", pegado de la peor manera posible en una de las ventanas rotas de la casa, ya no estaba, lo que significaba que una familia se ha mudado, lo que significaba, que dicha familia va a ser el punto de mira de los seiscientos habitantes de Huntsville. Ahí es donde entro yo, quien, a pesar de no ser una chica curiosa, tengo la necesidad de conocer a dicha familia.
Vecinos nuevos, cotilleos nuevos. Mi madre está eufórica, supongo que debe estar así porque piensa que los posibles nuevos vecinos serán personas de su edad con la que poder entablar una bonita amistad, puesto que la gente mayor de este pueblo suelen ser personas solitarias y antipáticas, como lo son la mayoría de nuestro vecindario, por no incluirlos a todos, y para qué me voy a engañar, yo también tengo la esperanza de que dicha familia tenga hijos de mi edad.
-Aria, mira, por ahí se acerca un coche -exclama mi madre, sin despegar la vista de la ventana. La emoción es palpable en su voz, al igual que el sentimiento de vergüenza en mi rostro.
