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24: UN SENTIMIENTO INDESEABLE

Mis ojos se cierran con fuerza, tras hacer un esfuerzo en vano de volver a dormir, pero el ajetreo que hay en el hospital me lo impide, a causa de los enfermeros moviéndose de un lado a otro, algunos gritan por materiales de emergencia, otros llam...

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Mis ojos se cierran con fuerza, tras hacer un esfuerzo en vano de volver a dormir, pero el ajetreo que hay en el hospital me lo impide, a causa de los enfermeros moviéndose de un lado a otro, algunos gritan por materiales de emergencia, otros llaman a más personal, gente entra y sale, unos entran angustiados por saber de sus familiares o buscando ayuda, y otros salen felices o tristes al recibir noticias de sus parientes o amigos, y gente en la sala de espera que no dejan de quejarse y maldecir a los enfermeros que no tienen culpa de nada.

Abro los ojos, y lo primero que veo es el rostro cansado de Calix, las bolsas que hay bajo sus ojos son bastante evidentes y la seriedad de su boca me indica que está de muy mal humor, lo que significa una cosa, no ha dormido bien.

—Buenos días —digo, sin saber qué más decir, sin querer hablar de más, no quiero que me mande a la mierda y se vaya. No sé qué actitud debo tener con él estando de mal humor. El Calix enfadado es un terreno desconocido para mí—. Te dije que te marcharas a casa.

—No estoy molesto por eso —su voz grave me indica que también acaba de despertar, tal vez por el mismo motivo que yo.

—¿Entonces?

—Odio el ruido, me molesta, me indigna, me enfada. Voy a matarlos a todos lentamente y van a...

—Relájate, es normal que haya ruido, estamos en un hospital rodeados de gente —lo interrumpo, incorporándome con cuidado.

—Odio a la gente.

—Siempre puedes irte a casa, a descansar un poco.

—No —suspiro pesadamente.

—Creo que ambos deberíamos ir a descansar.

—¿No has dormido bien? —Su rostro enfadado se convierte en uno de preocupación— Pensaba que... He intentado no moverme para que no estuvieras incómoda, pero no sabía cómo ponerme, nunca he dormido con nadie para saber cuándo está... Cómoda.

—He dormido muy bien, pero me refería a que deberíamos ir a casa, ducharnos y cambiarnos de ropa..., y relajarnos un poco. Estoy tensa, estoy nerviosa, y necesito calmarme un poco.

—Entonces vete a casa, yo me quedaré aquí.

—No tienes porqué.

—Quiero hacerlo. Llamaré a Selene cuando me aburra para que me sustituya, así, cuando vengan a informarnos de tu madre, habrá alguien aquí para que vaya con ella.

—No quiero molestaros, Calix... Creo que... —Pone su dedo índice sobre mis labios, para callarme.

—¿Quién ha dicho que molestas? No tenemos nada mejor que hacer, y te ayudamos porque queremos. Siempre nos tendrás a nosotros cuando nos necesites. Incluso puedo llamar a Tayson, es un perro fiel, me obedece. Lo llamaré para que venga —saca su móvil de su bolsillo.

CALIX #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora