11: EL CALOR DE SU PIEL
—Cariño, vas a llegar tarde a clase. Levántate —me ordena mamá, llamando a la puerta.
Suspiro pesadamente, obligando a mi cuerpo a levantarse. No tengo ganas de ir a clase hoy, no quiero pensar que tiene algo que ver con cierto chico que no quiero mencionar y del que llevo sin saber nada cuatro días. Ayer conseguí convencer a mamá de que me sentía algo mal como para ir al instituto, se lo creyó, por supuesto, es por eso que si hoy trato de fingir de nuevo, no se lo va a creer, ya he abusado demasiado de su confianza, así que me temo que por mucho que quiera quedarme en la cama, tendré que hacer el esfuerzo de ir a clase.
Mi orgullo sigue herido por su rechazo. No tengo derecho a sentirme así, puesto que él ni siquiera me gusta, pero podría haber sido... No lo sé, un poco más amable a la hora de negarse. Por mucho que Calix diga que no, esa clase de rechazo afecta de igual forma.
—Te ves fantástica hoy. —Bromea Lexie, caminando junto a mí por el largo pasillo del instituto— ¿Estás bien? —pregunta cuando ve que no tengo intenciones de hablar.
—Claro que estoy bien. No se acaba el mundo porque un chico te haya rechazado un beso —pongo mis ojos en blanco.
Pero sigo enfadada.
—Me alegra que digas eso —sonríe, abrazándome por los hombros—. ¿Entonces vas a seguir ignorando a Calix?
—Hace mucho tiempo que quería alejarme de él, supongo que este es el momento. También aprovecho para decirte que tú no debes acercarte a Kai, creo que él tiene algo que ver con lo que le ha pasado a Brie.
—Por lo que me has dicho, ya no es la misma, pero eso no tiene nada que ver con que Kai le haya hecho algo, tal vez le ha pasado algo traumático, o cualquier cosa. ¿Qué más sabes de ella?
—No sé nada más, hace semanas que no la veo —se me queda mirando por unos segundos.
—La llamaré después y le preguntaré qué le pasa, ¿vale? No te preocupes, seguro que está bien —aprieto mis labios y asiento, dando el tema por zanjado.
Cuando entramos en la clase, cada una se va a su asiento correspondiente. Noto la mirada de Calix sobre mí cuando me siento y saco el libro de la asignatura que toca.
—Aria... —Lo interrumpo abruptamente, aún sin mirarlo.
—No se te ocurra... Dirigirme... La palabra —hablo con voz lenta y clara. Espero que rechiste o que intente volver a decir algo, pero se limita a asentir y a mirar hacia delante.
Normalmente soy capaz de notar la calma que Calix siempre tiene, pero esta ocasión es diferente. No es capaz de mantenerse quieto en su asiento, se remueve cada dos por tres para tratar de buscar una posición cómoda en la silla, y no deja de mover los objetos que tiene en su mesa y de mirarlos para asegurarse de que todos están bien colocados, un claro síntoma de nerviosismo, además, he notado su intensa mirada puesta sobre mí más tiempo del que podría haber notado. Está muy tenso, puedo sentirlo y eso me satisface más de lo que debería.
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CALIX #1
General FictionLa palabra discreción no significa nada cuando se trata de Huntsville, los rumores en un pueblo tan pequeño como este se extienden casi tan rápido como se disuelve una ola en la arena, tras romper sin delicadeza y brusquedad sobre la superficie para...