𝐌𝐢 𝐩𝐫𝐢́𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐦𝐞𝐬𝐭𝐢𝐳𝐨 ((𝑺𝒆𝒗𝒆𝒓𝒖𝒔 𝑺𝒏𝒂𝒑𝒆))

Julieta...

- ¿¡Qué!? - pregunto dando un salto emocionado

- No me hagas repetirlo Moody - contesté

- ¿¡Se besaron!? - pregunto eufórico

- Ya te lo dije - contesté con el ceño fruncido

- ¡Si! - exclamó festejando

- Eres un exagerado - comenté rodando los ojos

- Vamos Julieta, te besaste con Snape ¡Te besaste con Snape! - siguió festejando

- Mi madre te va a escuchar y me las vas a pagar si eso sucede - advertí

- Que aguafiestas - contesto haciendo puchero

- No soy aguafiestas, tú eres un exagerado - aclaré

- Bueno si, lo que tú digas - contesto restándole importancia mientras se sentaba a mi lado de piernas cruzadas
- Y dime ¿Que sigue? - pregunto

- ¿Que sigue? - pregunté sin entender

- ¡Claro! ¿Lo irás a ver? ¿Él vendrá a verte? ¿Se verán en algún lado? ¿Tendrán una cita? ¿Irás a su casa?

- Espera, espera - lo frené - No lo sé ¿Si? Ni siquiera se si lo puedo perdonar aún - aclaré

- ¿Que? ¿Es enserio? - pregunto en cierto tono enojado, asentí

- ¡Oh vamos! ¿Que más tiene que hacer para que lo perdones? - pregunto

- Es que no lo sé, me cuesta confiar en él nuevamente ¿Entiendes? - pregunté

- No, a decir verdad no te entiendo, si sigues así vas a volverlo loco, lo odias luego lo besas ¿y después vuelves a odiarlo? - pregunto

- Olvídalo, ni yo me entiendo - contesté algo desanimada abrazando mis piernas

- Ey.. - soltó en tono bajo - no te pongas así - pidió acariciando mi espalda - solo, vive tu vida, eres una chica joven, inteligente, linda y con un chico que te ama, tienes una vida prácticamente perfecta, aprovéchala, ama y vive, si no luego te vas a arrepentir - comentó

- Es difícil - contesté

- Se que lo es, pero él está dispuesto a intentarlo aún así y te lo demostró - insistió

- ¿Entonces que debería hacer? - pregunté

- Tienes dos opciones, ir a verlo o enviarle una carta para verse en algún lugar - contesto

Me quedé mirando un punto fijo

¿Será realmente lo correcto?
¿Valdrá realmente la pena?

- Tierra llamando a Julieta - habló el rubio pasando su mano frente a mi rostro

- Lo siento - contesté sacudiendo la cabeza

- ¿Sigues dudando verdad? - pregunto

- No quiero volver a sufrir por su culpa, ya tengo suficiente con mi día a día - contesté

- ¿Sabes dónde vive? - pregunto, asentí - entonces ve y quítate la duda - sugirió

- Discúlpame pero no entiendo que quieres exactamente que haga - contesté

- No se, besarlo, abrazarlo, lo que se te ocurra, si sigues sintiendo lo mismo que cuando salían, déjame decirte que estás condenada a amarlo siempre - explico

- Supe que estaba condenada a amarlo desde un principio Alastor - contesté con cierto tono de obviedad

- Entonces no lo dudes más, ya te lo dije, vive que la vida es corta, aprovecha mientras puedas - insistió