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—¿Tienes una cita con ambos?

Renjun estaba a un paso de la salida donde lo esperaban sus novios cuando Lucas habló. Cerró sus ojos con fuerza, arrepintiéndose de decirle a Kun que tendría una cita frente a Lucas, o tal vez arrepintiéndose de no comentarle con anterioridad y delicadeza su noviazgo poliamoroso a su amigo.

—Sí... —susurró, con algo de temor. Kun no estaba cerca y sus novios estaban del otro lado de la puerta, nadie podía ayudarlo—. ¿Hay algún problema?

—No, simplemente me sorprendí —Renjun seguía temblando, Lucas era su amigo, pero eso no significaba que lo aceptara y eso le dolía—. Tengo un compañero que también tiene dos novios, ambos lo saben y lo aceptan, pero entre ellos no son más que amigos. ¿Ustedes se quieren entre los tres?

—Sí —se animó a responder. Lucas sonreía como siempre y eso le dio un gran alivio. Era un gigante lleno de amor, incluso si no lo entendiera, jamás lo juzgaría. Y estaba seguro que sus demás amigos también se emocionarían en lugar de alejarlos—. Los tres somos novios, así que nos vas a ver juntos muy seguido.

—Conseguiste novio antes que yo, y no uno, ¡dos! Increíble... Aunque yo solo tengo ojos y corazón para un solo hombre.

—Deberías esforzarte más por él.

Renjun guiñó un ojo y salió con prisa, al mismo tiempo que entraba Ten para su hora del trabajo. Era su compañero provisional hasta que Kun consiga un mesero capacitado. Lucas había guardado rencor contra Ten por mucho tiempo, pero en cuanto supo de su error, se disculpó y rápidamente se dio cuenta que era un buen chico y congeniaban muy bien. Así fue que, durante esa semana, su amistad fue creciendo casi tan rápido como sus heridas sanaban.

...

Esa tarde, antes de abrir el restaurante, Ten ayudaba a Kun a revisar a los posibles empleados. Renjun había salido con sus amigos y Lucas se dedicaba a sus estudios antes de la hora de trabajo. En el medio del salón, Ten arrojaba al aire cada persona rechazada y Kun volvía a recuperarla.

—Si los lanzo es porque no cumplen los requisitos, no sé por qué los vuelves a juntar.

—No estoy dándoles una segunda oportunidad, intento mantener limpia mi sala.

—Entonces —habló Ten, ignorando por completo a Kun—, estos son los más calificados según tu estándar. Y quieres que yo... ¿qué?

—Necesito elegir caras bonitas para la atención al público y necesito tu ayuda.

—Creo que puedes hacerlo bien solo, después de todo, me elegiste a mí... Oh, ya entiendo tu problema, tienes la vara muy elevada por mi culpa.

—Deja de decir tonterías y revisa las fotos.

—Eso se considera discriminación, ¿sabes?

—No soy yo quien discrimina, los clientes son los que prefieren y confían más en gente atractiva.

—Pero deberías hacer la situación más justa. Él se ve más atractivo que ella, y no lo digo porque sea gay... bueno, tal vez un poco, pero estoy intentando ser lo más objetivo posible y analizar esto desde un nivel anatómico. Aun así, ella es hermosa y es mucho más capaz, deberías contratarla.

—Bien, lo acepto, su currículo es mucho más completo.

—Es lo que digo.

—Y es bastante atractiva para trabajar en atención al público, es lo que necesito.

Kun encontró a la persona perfecta por su belleza pero sobre todo por sus capacidades y experiencia, porque eso era lo esencial. Se sentía finalmente satisfecho y decidió llamarla. Pero alguien detrás de la puerta solo logró escuchar la última frase de Kun y una espina se clavó en esa herida que tanto intentaba ocultar e ignorar. Lucas se aparató y regresó a sus cuadernos, recriminándose por no esperar un poco más antes de salir.

Mi Pasado y Mi Futuro (#5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora