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Kun pensaba que dos sesiones a la semana serían demasiado para su pobre corazón, pero le resultó tan fácil adaptarse que esperaba ansioso la siguiente cita. Y aunque apenas comenzaba, en esas dos semanas sentía que el avance que había logrado era sorprendente.

Convenció a su hermanito de ir al menos una vez a la semana para recordar todo y calmar el enojo con su madre. Esperaba que así como lo ayudaba a él a sanar, también ayudara a Renjun.

Y al parecer, no era el único con buenas nuevas. Las noticias del noviazgo de Sicheng con el japonés y de Doyoung con el ex de Lucas —que su amigo se encargó de aclarar la relación entre los dos menores— no hicieron más que sorprenderlo.

Se sentía un poco culpable por tener a sus amistades algo abandonadas por todo lo que tenía en la cabeza, pero siempre se encargaba de saber que estuvieran bien.

Unos golpes en la puerta lo sacaron de su ensimismamiento. Yangyang apareció al otro lado de la puerta, algo más inquieto de lo normal. Sonrió con nerviosismo mientras saludaba con educación a su mayor. Eso solo alertó aun más a Kun, el menor nunca era educado con él.

—¿Renjun está en casa? Necesito hablar con él.

Kun asintió mientras se apartaba de la puerta y Yangyang no esperó ni un segundo para entrar. El menor se veía bastante serio y desesperado, lo único que Kun rogaba es que todo estuviera bien. Intentó regresar a su trabajo, pero una llamada de Doyoung lo interrumpió.

Yangyang subió con prisa, dando saltos de a tres escalones y a una velocidad increíble. Golpeó un par de veces la puerta de Renjun pero no esperó respuesta y entró de un golpe.

—¡Por dios, vas a infartarme! Tienes suerte que no estaba haciendo nada privado —se quejó Renjun, dejando el pincel en el paño y levantándose de su asiento.

—Disculpa, pero creo que voy a morir —murmuró Yangyang con sus ojos bien abiertos y la mirada perdida.

—Ya te dije que no busques síntomas por internet.

Yangyang finalmente cerró la puerta y se arrojó sobre la cama, hundiendo el rostro contra las sábanas.

—¿¡Qué haces!? ¡La ensucias!

—Espera dos minutos.

Renjun estaba por preguntar qué debía esperar, cuando la puerta de su habitación volvió a abrirse, dando lugar a Haechan.

—Fuiste más rápido de lo que creí —rió Yangyang con inocencia.

—Después de recibir ese mensaje, podría cruzar el océano a nado en diez minutos.

Donghyuck cerró la puerta y se sentó a los pies de la cama. Renjun aun no entendía qué estaba pasando ni por qué había una reunión de emergencia en su casa.

—¿Recuerdan aquella salida que hice con Shotaro, Chenle, Jisung y Sungchan? En la que desaparecieron todos y me dejaron junto a mi crush. Bien... aunque me encargué de vengarme por hacer algo así, debería agradecerle a esos pequeños. Nos hicimos más cercanos y Sungchan me invitó en varias ocasiones a salir, solo los dos. —Haechan soltó un gritó de emoción—. Pero eso no es todo. Hoy salimos, por eso me ven así de guapo —Yangyang lanzó un guiño, haciendo que sus dos amigos rodaran los ojos—. Y... me besó. Lo besé. ¡Nos besamos!

Yangyang hundió su rostro en la almohada que en algún momento del relato había robado de su lugar. Sus dos amigos intercambiaron una mirada sorprendida y fue Donghyuck el primero en intentar arrancarle el almohadón, exigiéndole detalles.

Después de un tortuoso interrogatorio en el que Yangyang se volvía cada vez más rojo aunque parecía imposible, determinaron lo peor. Su amigo se había escapado de la cita. Después del beso se había bloqueado por completo y sin pensarlo salió corriendo.

Mi Pasado y Mi Futuro (#5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora