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Lucas no estaba seguro de lo que acababa de pasar. Sabía que no lo había hecho con ninguna intención, ni buena ni mala. No había sido consciente hasta que fue demasiado tarde. Él solo quería tomar una taza de la alacena. Kun estaba preparando algo sobre la encimera, justo en el medio, tal vez por esa razón Lucas lo tomó, inocentemente, de la cintura. Pero no había terminado de procesar que había rozado al mayor, sin quererlo, cuando él se alejó varios pasos, asustado. Su mirada mostraba un terror que dejó paralizado a Lucas durante unos momentos.

—Lo lamento —tartamudeó—. Solo quería... —le costaba hablar, así que le mostró la taza en su mano.

—Está bien, no te disculpes —Kun sonrió e intentó calmarse, pero era imposible quitar el sentimiento de culpa de Lucas—. Me asusté, eso es todo.

Definitivamente no había sido solo eso, Yukhei se preocupó por mantener la distancia a partir de ese momento, pero no se sentía bien. ¿Kun se había alejado porque él lo tocó? ¿O a Kun le hubiese molestado de igual forma si lo tocaba alguien más, como Ten o Winwin? ¿Por qué?

Entonces una idea cruzó por su mente. Había tocado su cintura, ¿sería inseguridad con su cuerpo? Siempre usaba camisetas más grandes o ropa bastante holgada. Procuró darle más atención a la alimentación de Kun, pero no parecía hacer una dieta especial o comer demasiado poco. Tampoco lo escuchó vomitar intencionalmente o hacer ejercicio en exceso. Y Renjun le confirmo que sus sospechas eran equivocadas, entonces ¿cuál era la razón? ¿Y tenía alguna relación con el aumento de las pesadillas de Kun? Ahora las padecía todas las noches. Y Lucas sentía que en parte era su culpa y no sabía qué hacer para ayudar.

La ansiedad de Kun iba en aumento. Su hermanito seguía decaído y no había querido hablar con él, no podía ayudarlo. Y ahora Lucas que, después de haberlo tocado, parecía triste por la reacción que tuvo. Pero aunque quería disculparse, no podía hacerlo. ¿Le diría la verdad de sus sueños horribles y de por qué se apartó? No, claro que no. Así que no tuvo más opción que soportar esos tormentosos recuerdos que llegaban con mayor frecuencia.

Había pasado casi toda una semana desde que las pesadillas lo perturbaban cada noche. Lucas lo escuchaba levantarse, a veces lo sentía sollozar, pero aunque tenía toda la intención de levantarse y estar con él, tal vez sería una mala idea presionarlo.

Por las mañanas, escuchaba a Kun quejarse de algunos dolores en silencio, y veía sus ojeras marcarse cada día más y eso le dolía demasiado.

Pero esa noche no pudo soportarlo más. En cuanto escuchó las sábanas removerse, se levantó con brusquedad de la cama, asustando a Kun.

—¡Dios! —el mayor llevó una mano a su pecho mientras volvía a sentarte, intentando calmar sus pulsaciones—. No quería despertarte, lo siento.

—Acuéstate —Lucas se acercó a la cama de Kun, sonando más rudo de lo que era su intención.

—¿Qué? —mentiría si dijera que no le estaba asustando un poco la actitud de Yukhei. Podía ver su silueta por la poca luz de la calle que se colaba entre las hendijas de la persiana y al ver su cercanía, se secó rápidamente las lágrimas.

—¿Podrías acostarte otra vez, por favor? —esta vez su voz sonó con mayor suavidad y Kun obedeció, sin saber qué iba a pasar.

Lucas se sentó en el suelo, cerca de la cabecera. Sus ojos estaban acostumbrándose a la oscuridad y podía ver el rostro curioso de Kun. Intentó no reír y dejó atrás todo su nerviosismo. Sin dudarlo más, se animó a acariciar el suave cabello del mayor, con delicadeza. Tal vez eso lo ayudaba a descansar. Tragó duro y aclaró su garganta antes de comenzar a cantar una canción lo más suave que podía. Escuchó la risita de Kun y su corazón murió de ternura y felicidad.

Mi Pasado y Mi Futuro (#5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora