ᴾᵃˢᵗ ⁹

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Los diálogos que aparezcan en cursiva en este capítulo son en chino.

Kun despertó poco antes de que la azafata se acercara.

No falta mucho para llegar a destino, despierta a tu hermanito y cuando aterricemos, controlen de tener todas las pertenencias.

Kun le agradeció y ella se alejó para avisar a los demás pasajeros. Renjun comenzó a despertarse poco a poco a su lado y, cuando sus miradas se encontraron, la felicidad se hizo presente en sus sonrisas.

Después de tantas semanas de dolor, Kun al fin se sentía en paz y con mucha confianza, todo estaba saliendo bien. Bajaron del avión y recuperaron sus maletas. Doyoung iría a recibirlos al aeropuerto, así que no dejaba de buscarlo entre toda la gente.

¿Ese es tu nombre?

Kun observó donde señalaba su hermanito y, efectivamente, un cartel con su nombre en coreano aparecía sobre el mar de gente. Se acercaron con prisa y, al encontrar su mirada con la de su amigo, corrió a abrazarlo.

Renjun observaba la escena un poco tímido, hasta que sintió unos ojos sobre él. Detrás del amigo de su hermano, había un niño, tal vez de su edad, que lo veía con atención. Cuando Renjun le devolvió la mirada, el niño se acercó a él con una sonrisa, haciendo que sus ojitos desaparezcan y una extraña sensación de déjà vu se instaló en su pecho.

—Bienvenido, soy Jeno, hermano menor de Doyoung. Según lo que me dijeron, tenemos la misma edad.

Jeno lo recordaba perfectamente, pero su hermano le explicó que Renjun fue manipulado y confundieron sus recuerdos. Lo mejor sería no atosigarlo y dejar que recordara con el tiempo, así que simplemente decidió tratarlo como un desconocido.

Aunque para Jeno esas vacaciones de invierno fueron inolvidables, al regresar a casa no solo se separó de Renjun, sino también de Jaemin. Los recordaba perfectamente a ambos, pero no había contactado con ninguno, hasta ahora. La llegada de Renjun le traía recuerdos hermosos y sentimientos extraños que decidió ignorar.

El padre de Doyoung los esperaba en el estacionamiento, así que sin perder más tiempo, los hermanos Kim tomaron las maletas de sus invitados y los guiaron fuera del edificio, mientras preguntaban por el viaje.

Un hombre los esperaba, descansando contra la puerta de su vehículo. Al ver a sus hijos, abrió el maletero y se apresuró a ayudar y guardar sus pertenencias. Kun se acercó a saludar, agradecido por el hospedaje y la ayuda.

—Muchísimas gracias por todo, señor Kim. Y disculpe las molestias que podríamos ocasionarle mi hermano y yo.

—Dime Donghae, y descuida, ahora son parte de la familia, es un placer ayudar.

Doyoung ocupó el lugar del copiloto mientras los otros tres se acomodaban en el asiento trasero. Kun conversaba con los Kim delante de él mientras Jeno y Renjun hablaban de los juegos y programas que le interesaban a cada uno.

Al llegar a casa, el estómago de los hermanos Qian comenzó a rugir al sentir el delicioso aroma del almuerzo. Donghae anunció su llegada y un rostro se asomó por la puerta de la cocina. Con una enorme sonrisa, una mujer se acercó a los nuevos habitantes para abrazarlos y llenarlos de cariño. No había pasado tanto tiempo desde que Kun se había peleado con su madre, pero para él fueron años y sentía que hacía mucho tiempo no recibía el cariño de una madre.

—¡Miren qué grandes están! —un carraspeo se escuchó detrás de Kun—. Quiero decir, me los imaginaba más pequeños. Mi nombre es Taeyeon. Pasen, la comida está casi lista.

Ese día, Kun se sintió en un hogar, como hacía mucho no se sentía. La amabilidad de esa familia hacía arder sus ojos mientras terminaba de acomodar su nueva cama.

—¿Cómo estás? —su nuevo compañero de habitación se sentó frente a él, en su cama.

—Agradecido —Doyoung sonrió ante las palabras de su amigo.

—No seas tan empalagoso, voy a vomitar —río, bromeando e intentando aligerar las emociones de Kun—. El baño ya está libre.

Doyoung hizo a un lado las sábanas para entrar a su cama mientras Kun salía del cuarto, con su cepillo de dientes en mano.

En la habitación vecina, Renjun acomodaba sus pertenencias en el escritorio que Jeno había dejado libre para él.

—¿Seguro estás bien con ir abajo? ¿O prefieres ir arriba?

—Estoy bien, dijiste que siempre estuviste arriba, así que no voy a quitarte tu lugar. Además, prefiero ir abajo, es más cómodo.

—De acuerdo —Jeno subió la litera para acostarse en su cama—, entonces serás el encargado de apagar la luz.

Renjun asintió mientras quitaba su ropa para vestirse con el pijama. Jeno giró sobre sí mismo y le dio la espalda, dándole privacidad y ocultando el calor de sus mejillas. 

Mi Pasado y Mi Futuro (#5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora