22

65 12 0
                                        

El restaurante estaba casi vacío, a excepción de ese señor alto de traje que bebía tranquilamente el soju. Soyeon le pidió a Lucas que lo despachara, ella le había cobrado lo consumido pero no parecía tener intención de marcharse.

—Disculpe —Yukhei se acercó con amabilidad, rogando que no sea un cliente borracho o complicado—, estamos por cerrar.

—Sí, me disculpo por estorbar —comentó mientras se ponía de pie y hacía una pequeña reverencia. Lucas no pudo evitar notar el leve acento en su coreano—, antes de irme necesito hablar con Qian Kun. —Se veía cansado, pero su mirada expectante parecía la de un niño.

—¿Hubo algún problema con la comida o tiene una queja con la atención al cliente? Puedo acercarle el libro de quejas y-

—No, es sobre otro asunto. Uno personal.

La sonrisa del hombre era amable pero un mal presentimiento se hizo presente. Lucas lo observó de pies a cabeza y notó el maletín a un costado, ¿sería un abogado, un cobrador o alguien malo? Esperaba que no. Le pidió que tomara asiento nuevamente mientras iba en busca del dueño.

Soyeon, que se mantenía en un rincón observando y escuchando, le envió una mirada confundida a Lucas antes de entrar en la cocina.

—Kun —la voz de Yukhei tembló, pero pasó desapercibido—, hay alguien buscándote.

Kun lo observó extrañado. Secó sus manos y se quitó el delantal antes de salir de la cocina. Sus tres empleados intercambiaron miradas preocupadas mientras se quedaban en donde Soyeon espiaba a Lucas momentos antes. Podían presenciar y escuchar todo, casi sin ser detectados, y actuar si el momento lo ameritaba.

Kun caminó con tranquilidad hacia el cliente que mantenía su mirada sobre la botella ya vacía de alcohol. Pero cuando volvió su vista, Kun se detuvo en seco. Nadie se movió durante unos eternos segundos, excepto Yuqi, que tuvo que retener a Lucas para que no se entrometiera, aun.

El cliente volvió a levantarse del asiento y observó a Kun, dudando de sus acciones, pero cuando el menor le sonrió y se acercó un poco más, pudo respirar con tranquilidad.

—Creí que jamás volvería a verte —sonrió el cliente—. Y mira todo lo que has logrado, estoy tan orgulloso de ti.

—¿Hay algún problema? —Yuqi no pudo retenerlo más tiempo y Yukhei ya se encontraba a un lado de los dos adultos.

—Claro que no —sonrió Kun, tranquilizando a sus empleados que los miraban con precaución—. Él es Zitao, un amigo de China.

Las chicas lo saludaron con una sonrisa, pero Lucas sabía que no era solo un amigo. Analizó el rostro de Kun, pero esa sonrisa no le aclaraba cuáles eran sus sentimientos al respecto. Yukhei saludó y se excusó comentando que acompañaría a las chicas a la universidad. No lo quería, pero debía darle privacidad a Kun. Renjun ya debía estar dormido, tampoco podía pedirle que los vigilara.

En cuanto los menores abandonaron el lugar, Kun y Tao tomaron asiento entre sonrisas.

—Ha pasado mucho tiempo, pero te ves igual.

—Lo mismo digo... ¿Cómo me encontraste?

—Vi tu nombre en una revista hace unos meses —la sonrisa que le daba se había vuelto una mueca—. Al principio no sabía qué creer, no quería hacerme ilusiones y equivocarme. Desapareciste hace años, ¿estuviste en Corea todo este tiempo?

—Así es, ¿cómo supiste que me escapé?

—Tu madre fue a buscarme en cuanto lo descubrió —la sola mención de esa mujer hizo más pesado el ambiente, y toda la alegría de Kun se desvaneció—, al inicio preguntó si te escondía o te había ayudado a escapar, y cuando entendió que no sabía nada, pidió mi ayuda para encontrarlos.

Mi Pasado y Mi Futuro (#5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora