Los diálogos que aparezcan en cursiva en este capítulo son en chino.
Esa mañana, Sunyoung tuvo dificultades para despertar, apagó varias veces la alarma pero no podía levantarse de la cama. Cuando finalmente lo hizo, se dirigió a la cocina a preparar su café. Era sábado, así que dejaría a sus hijos dormir un poco más.
Mantenía la taza de café entre sus manos, mirando un punto fijo y pensando si no había otra solución que no sea el reformatorio. No, definitivamente no.
Terminó su bebida intentando ignorar el dolor de cabeza que la atacaba desde las últimas semanas. El estrés la estaba afectando y también lo notaba en la caída de su cabello. Pero esa mañana en particular, sentía otra molestia en el pecho y no lograba saber por qué. Una incomodidad, un mal presentimiento la perseguía desde que abrió los ojos.
Un escalofrío recorrió su cuerpo y se envolvió aún más en su abrigo. Se acercó a la puerta con paso lento para revisar el buzón, como todas las mañanas.
Mientras sacaba las cartas, un ruido metálico llamó su atención. Revisó mejor con su mano y encontró una llave con un papel enganchado. Pero antes de leer, o incluso desplegar el papel, al ver la llave de Kun entre sus manos, una idea alocada cruzó su mente, pero rápidamente la descartó, sería imposible. Pero aunque intentaba convencerse de que el estrés le daba ideas locas, ya estaba frente a la puerta de su hijo, dudando si abrirla. Una pizca de posibilidad seguía apreciando en su mente pero intentaba eliminarla.
Al abrir la puerta, su idea alocada se volvió realidad, pero aún más grave. Kun había escapado, llevándose a Renjun. Soltó todo lo que cargaba en sus manos y corrió dentro de la habitación, sintiéndola más vacía de lo habitual. Revisó todos los cajones, encontrándolos vacíos. No se equivocaba, ninguno de sus hijos estaba ahí. Buscó por toda la casa, tal vez estaban haciéndole una broma de muy mal gusto, pero se detuvo después de revisar el primer piso, al encontrarse la llave de su hijo mayor en el suelo, la que había olvidado por completo momentos antes.
Se apresuró a ver la nota atada y su corazón se rompía ante cada palabra. Sin importarle que aún estuviera con pijama, se calzó unas zapatillas y corrió fuera de casa, buscando a sus hijos por los alrededores mientras intentaba contactarlos por teléfono. No podían haberse ido muy lejos.
Sin resultados, regresó a su casa y se vistió un poco más decente. Entró por la computadora a su cuenta de banco, tal vez sus hijos se escaparon usando dinero de su tarjeta y así podría rastrearlos, pero no había ningún gasto reciente o que destacara. Todo lo que estaba registrado fue bajo su conocimiento. Entonces usaron dinero propio.
O de alguien más.
Buscó a la familia de quien había sido amigo de su hijo mayor. O novio, lo que sea. Logró encontrar la dirección del hogar y sin perder más tiempo, se dirigió hacia allí. Si no lograba encontrarlo ahí, lo buscaría en el trabajo de su padre, no le importaría hacer el ridículo, debía encontrar a sus hijos.
Una vez frente a la puerta, un guardaespaldas intentó prohibirle ver al niño porque necesitaba una cita previa.
—¿De verdad? ¿¡Para hablar un segundo con ese niño!?
—Lo siento señora, debe llamar antes.
—Escuche, estoy buscando a mi hijo y ese niño lo conoce, necesito hablar con él ahora.
—Debe pedir una cita antes.
—Solo dígale por qué estoy aquí, estoy segura que aceptará verme.
El enorme señor frente a ella negó, pero la puerta aún seguía abierta. Se lanzó contra él y comenzó a gritar, asomando su cabeza dentro de la casa, intentando que ese niño pudiera escucharla.
—¡Zitao! ¡Necesito hablar contigo! ¿¡Dónde está Kun!?
La desesperación estaba presente en su voz y las lágrimas no esperarían mucho más para salir. Pero sus gritos y forcejeos dieron frutos y Tao apareció preocupado. Apartó al guardaespaldas y salió de la casa para hablar con la mujer.
—¿Le diste dinero a Kun? ¿O los estás escondiendo a los dos?
—Disculpe, pero no sé de qué está hablando.
—¡Kun desapareció! ¡Renjun desapareció! No puedo encontrarlos —ya no podía controlar las lágrimas y el temblor de sus manos. Y su desesperación se agravó al ver que la sorpresa y preocupación del niño frente a ella era real.
—No he hablado con Kun desde... aquella vez, lo siento. Pero ayudaré en la búsqueda de ambos.
Sin dudarlo un momento más, Sunyoung le entregó una fotografía de cada uno de sus hijos, tal vez, con su poder y dinero podría encontrarlos.
—¿Cuándo desaparecieron? ¿Sabe cómo iban vestidos?
—No, ellos... —y se dio cuenta de la gravedad, ellos no estaban desaparecidos, ellos habían escapado. Habían huido de ella por su culpa—. Escaparon durante la noche.
Tao asintió en silencio y Sunyoung finalmente se alejó. Caminó hacia su último destino, debía avisarle a la policía.
Pero nada dio resultado. La policía los buscó durante un mes dentro del pueblo y por los alrededores, pero si habían escapado, no tenían nada más que hacer. Tao convenció a sus padres de hacer una búsqueda, pero al no ser personas de importancia, y escaparse, no pudieron hacer mucho.
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Mi Pasado y Mi Futuro (#5)
FanfictionEncadenado a su pasado, intentaba hacer lo mejor para su hermano menor. Pero las cadenas tiraban y dolían; después de tanto, continuaba torturándolo. Sin memorias de su pasado, seguía adelante gracias a su hermano mayor. Pero la llegada de una perso...