Renjun se detuvo frente a la entrada de los Kim intentando calmar su respiración. Fingía correr en la escuela porque lo obligaban, pero acababa de hacer la carrera de su vida y para alguien no entrenado podía ser mortal. Sacudió su camiseta para refrescarse y limpió el sudor de su frente.
Era muy temprano para que Jeno estuviera despierto —o Jaemin, por eso no había contestado ninguna de sus llamadas—, pero por suerte, los señores Kim disfrutaban de las mañanas, así que no se sintió tan culpable por hacer sonar el timbre.
Al abrirse la puerta, su suegro —aunque aun no sabía que lo era— lo observó un momento con sorpresa antes de sonreírle amablemente e invitarlo a pasar. Aun estaba en pijama y con bata y Renjun supuso que no había terminado de desayunar, después de haber vivido unos años con ellos, era normal saberse sus rutinas. El señor Kim esperaba pacientemente que el adolescente entrara en la casa, pero Renjun no solo había recordado a sus amigos de la infancia, también a los padres de ellos y sintió mucha nostalgia al visualizar pequeñas imágenes de ese hombre mucho más joven conversando o jugando con ellos.
Reaccionó y caminó dentro de la sala. La madre de Jeno se asomó desde el comedor y, al reconocer a Renjun, se acercó a abrazarlo, con ese cariño maternal que lo calmaba cuando vivieron ahí y, ahora entendía, que extrañaba del pasado. Ellos también tuvieron que ocultar la verdad por su bien, y estaba seguro que había sido muy difícil. Saludó con educación y, con el permiso de los adultos, se dirigió a la habitación de Jeno. En el camino, sin estar a la vista de sus suegros, procuró eliminar las lágrimas que nublaban su visión.
Entró en la habitación de su novio sin preocuparse en tocar, sabiendo que estaría completamente dormido. Después de cerrar la puerta, caminó hacia él. Se detuvo cerca de la cama y lo observó. Jeno abrazaba la almohada con brazos y piernas, sus labios estaban entreabiertos y podía distinguir su comisura ligeramente elevada en una pequeña sonrisa. Su cabello estaba completamente revuelto, pero se veía tan hermoso, podría pasar horas observándolo pero no era el momento.
Lo movió con suavidad, pero la paciencia no era una de sus mejores virtudes y, al no recibir respuesta, sacudió a su novio de un lado a otro mientras lo llamaba. Esta vez sí reaccionó, observó a Renjun un momento antes de hablar.
—¿Y Jaemin? —murmuró, haciendo estremecer a su novio. Renjun amaba la voz de Jeno, pero esa voz ronca al despertar era su debilidad. El menor observó su entorno y refregó sus ojos, regresando poco a poco a la realidad. Volvió su vista a Renjun con curiosidad—. ¿Eres real?
—Claro que sí, tonto. ¿Estabas soñando con nosotros?
—No... olvídalo —habló Jeno, tomando asiento en la cama y acomodando la almohada sobre sus piernas. Observó la hora y bufó—. ¿Qué haces aquí, a esta hora?
—Necesito hablar de algo importante contigo y Jaemin. Estuve llamándolo, pero-
La vibración de su teléfono lo interrumpió y no dudó ni un momento en contestar. Estuvo unos minutos intentando calmar a Jaemin asegurando que no le había ocurrido nada malo, que todas sus llamadas perdidas no eran emergencias, y lo citó en la casa de Jeno.
—¿Ocurrió algo malo? —se animó a preguntar cuando Renjun terminó la llamada. Jeno sentía la ansiedad creciendo en su estómago, muchas cosas pasaban por su mente, una peor que la otra.
—Es lo contrario —sonrió, sentándose junto a Jeno y abrazando su cintura, dejándose encerrar entre los fuertes brazos de su novio.
Se mantuvieron así, en silencio, durante varios minutos, hasta que escucharon la puerta de entrada y al señor Kim saludando a Jaemin. Segundos después, el menor apareció en la habitación y los observó un momento. Ambos abrieron los brazos y Jaemin no se demoró en correr hacia ellos, empujándolos contra la cama y besando a sus novios.
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Mi Pasado y Mi Futuro (#5)
FanficEncadenado a su pasado, intentaba hacer lo mejor para su hermano menor. Pero las cadenas tiraban y dolían; después de tanto, continuaba torturándolo. Sin memorias de su pasado, seguía adelante gracias a su hermano mayor. Pero la llegada de una perso...