Extra, capítulo doce

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Holis, para a las que no les llegó notificación del capítulo doce de Malas decisiones ya está publicado, pueden ir a leer.  Si no pueden leerlo por problemas con la app, cierren sesión y vuelvan a entrar y listo. Gracias por sus votos y comentarios a las que los dejan, las te kiero mucho, intensas. Espero que podamos leernos pronto.

Me pasé las manos por el cabello recogiéndole con un movimiento lento que delataba mi cansancio. Respiré al mismo tiempo que me dejaba caer sobre el sofá. Agradecía que mi día laboral hubiera terminado, no tenía energía para continuar.

—No entiendo porque insististe en decorar este lugar, no vives aquí.

—Lo hice por Luciana —le expliqué a mi publirrelacionista. Mariano se sentó frente a mí, observando a las personas que se encargaban de desmontar la decoración navideña—. Ella me lo pidió.

—¿Puedes dejar de rascarte los brazos?

No podía, el estrés se estaba manifestando en mi piel. En eso momento en donde la incertidumbre comenzaba a torturarme me negaba a explicárselo, era capaz de intentar ahondar en lo que me estaba ocurriendo. Asentí mientras me sentaba para quitarme los zapatos, mis pies estaban resintiendo los tacones altos que llevé desde temprano.

—Un mes más y esto acaba.

Faltaba un mes y un par de semanas para que las grabaciones del programa acabaran. Estaba harta de estar encerrada en un foro cuatro días por semanas. Moría de ganas porque todo terminara, aunque sabía perfectamente que cuando saliera al aire el estrés seguiría existiendo. La promoción y todo lo que conllevaba el proceso me iban a absorber.

—¿Quieres un masaje, mi diosa?

Please, bebé.

Recogí las piernas permitiendo que se sentara en el mismo sitio donde yo me encontraba recostada. Puso mis pies sobre su regazo y comenzó a masajearlos con suavidad. Mientras las manos de Mariano me ofrecían alivio, el personal de la compañía que contraté, se movilizaba de un lado a otro, trabajando con diligencia. El sonido que producían sus pasos y murmullos no me permitían terminar de relajarme, por ello agradecí cuando todo estuvo recogido.

—Te mudarás aquí, ¿cierto?

Mis ojos que habían estado cerrados se abrieron ante la pregunta de Mariano. En el tono de su voz no había reproche como de costumbre, percibí una preocupación que me dejó pensativa. Me apoyé sobre los codos viendo en dirección a la puerta, en donde Norma se encontraba aguardando que el personal de la decoradora se marchara. Mariano aclaró la garganta reclamando mi atención, se la di de inmediato, observándolo fijamente.

Las cosas habían estado un poco más tranquilas con él en el último mes, asumí que las fechas sacaban a flote su lado amable y, por ello se mantuvo controlado. Con un gesto me instó a responderle, pero en lugar de hacerlo de inmediato, volví a acomodarme sobre el sofá.

—¿Por qué preguntas eso?

—Porque cada vez pasas más tiempo en este lugar. Amelia me contó que tu papá está muy enojado contigo. Supongo que porque sabe que pasas algunas noches aquí —explicó sin dejar de apretar mis pies.

—Está enojado porque decidí ir a Puebla en Navidad. El berrinche le durará unos días más, lo conozco.

—Cuéntale como la pasaste con tu suegra, seguro te perdona más rápido.

Me cubrí los ojos con mi antebrazo mientras reía por el comentario de Mariano. La Noche buena en casa de Elena había sido horrible, mi visita la había tomado por sorpresa, no pudo disimular lo mal que le sentó verme en el umbral de su puerta, tomada de la mano de Pablo que cargaba un par de regalos para ella.

Malas Decisiones Escenas extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora