Extra, capítulo veinticuatro

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Mi cuerpo trepidaba involuntariamente como consecuencia del llanto que salía sin control alguno. Me dolía el pecho de una forma indescriptible, me estaba rompiendo por dentro sentada a la orilla de la cama de mis padres, con Nicole a mi lado y mi mamá frente a mí. Ambas sosteniéndome en el que sentía era uno de los peores momentos de mi vida.

—Cami, toma agua. —La petición de mi madre salió en un tono cargado de angustia.

No podía hacerlo, centrarme en algo tan básico como sujetar el vaso fue imposible. Me estaba esforzando por respirar en medio de los sollozos llenos de desconsuelo que salían de mis labios.

—Nunca me había tratado así, me gritó de una forma horrible, me acusó de...

—Ese imbécil no estaba pensando —me interrumpió Nicole—. No justifico lo que hizo, pero debemos tener en cuenta que tiene la cabeza caliente por el enojo. No puede actuar con racionalidad en este momento.

—La forma en la que miraba era como si me tuviera asco.

—Cami, no te atormentes. Nicole tiene razón, el enojo está hablando por él.

—No quiere volver a verme, me lo gritó —sollocé.

—Cuando las cosas se aclaren lo tendrás aquí lloriqueándote.

La afirmación de Nicole no me brindó ni el más mínimo consuelo, me dejé caer sobre el colchón, debilitada por las emociones a las que me estaba enfrentando. Me sentía desolada cada vez que rememoraba la mirada de Pablo. Jamás me había ofrecido un trato tan hostil, parecía que me odiaba y la sola idea me sumía en un pozo oscuro sin salida.

Mi mamá se sentó a mi lado para acariciarme la cara con suma dulzura. Odiaba mostrarme así frente a alguien más, sin embargo, en ese momento estaba tan destruida que, pese a la incomodidad cerré los ojos, buscando consuelo en su tacto amoroso.

—Cree que me deshice del bebé, me acusó de hacerlo.

—No sabe por todo lo que pasaste.

—Lo se, mamá, pero me dolió mucho. Jamás lo habría hecho.

—¿No puedes darle algo para que se tranquilice? —Le preguntó a Nicole en susurros.

Nicole soltó un largo suspiro que me obligó a dirigir mi mirada hacia ella. Estaba negando mientras me apretaba la mano de forma cariñosa, ofreciéndome un poco de aliento en silencio.

—Es mejor que se desahogue, dentro de todo no está tan alterada.

—Me corrió, me pidió que me fuera de su casa —La impresión que me causaba aquello me llevaba a revivir aquel momento, me parecía mentira lo que había ocurrido.

—Está muy dolido —reflexionó mi mamá.

—Lo está, no entiendo como se enteró de todo. Me mostró unos documentos médicos. ¿Y si se los dio Benja? —cuestioné viendo a Nicole.

—No, Cami. Benja no sabe nada. Lo llamé cuando venimos, no tenía idea de lo que estaba pasando. Me prometió buscar a Pablo para hablar con él.

—No entiendo como me cree capaz de tomar una decisión así por algo tan tonto como un desfile. Después de tanto tiempo juntos no me conoce en lo absoluto.

—Cuando esté más despejado lo va a pensar mejor, mi amor.

Cerré los ojos deseando que mi mamá tuviera razón, me aferré a la posibilidad de que él entrara en razón lo más pronto posible, porque no tenía idea de como continuar con mi vida con él pensando así de mí. Me dolía lo que pasaba, pero más, lo que él pudiera estar sintiendo. Pablo estaba herido, imaginando que me había deshecho de su hijo, como si no me importara en lo absoluto.

Malas Decisiones Escenas extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora