Extra, capítulo treinta y tres

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El último extra del año, nos leemos en el 2022. ¡Feliz año nuevo!

Dedicado a todas las intensas. 

Envuelta en el calor de sus brazos y el aroma de su perfume, quise alargar el abrazo que le ofrecía. Hasta esa tarde creí conocer todos los secretos de Pablo. Jamás había hablado a profundidad de lo que pasó con su papá, y como esto lo afectó. Quise reconfortarlo y borrar cualquier cosa que le estuviera haciendo daño. No pude pensar en otra cosa mientras me mantenía pegada a su cuerpo, percibiendo los latidos de su corazón.

—Isa va a adorarte.

—¿De verdad lo crees?

—Sí. Todo el mundo te quiere, tienes el don de caerle bien a la gente. Sobre todo a los niños. Se volverá loca por ti.

—¿Cómo su mamá?

—Idiota —protesté entre risas, por la trampa que quiso ponerme.

Sujeté su rostro con ambos manos y besé sus mejillas antes de romper del todo el contacto de nuestros cuerpos. Verlo a los ojos me sumió en la melancolía de todo lo que fuimos. Sentirlo así de cercano me resultaba triste por lo que perdimos. Pese a ello me quedé a unos centímetros de distancia, pasando los dedos por su cabello mientras le sostenía la mirada.

—Responde mi pregunta.

—¿Nos vamos? Estoy cansada y hambrienta.

Huir fue mi mejor opción. Pablo asintió tras una corta sonrisa. Se puso de pie para luego ofrecerme su mano y ayudarme a levantarme. Me estiré observando todo a mi alrededor, contemplando todo lo que un día observé en la pantalla de una computadora.

—Si hay que no te gusta de la casa podemos cambiarlo.

—Me encanta —confesé tras permitir que tomara de mi mano de nuevo—. Isa crecerá en un lugar lindo.

Quise saber que pasaba por su cabeza en ese momento en el que me guiaba a través del jardín, callada y pensativo. Su agarré se volvió un poco más de la fuerte de la nada al mismo tiempo que levantaba la mirada buscando la mía. El anhelo que identifiqué en sus ojos me calentó el corazón. Isabella era una bebé deseada, ambos la esperábamos con la misma ilusión.

—¿Quieres trabajar con una diseñadora en la decoración?

—¿Tengo otra opción?

—Sí, podríamos hacerlo juntos. Diseñaría algo con tus ideas. Tienes talento para la decoración de interiores.

—¿Tienes tiempo para algo así?

—No tanto como quisiera, pero puedo hacer un esfuerzo.

—Siendo así, prefiero que lo hagamos juntos. Tengo varias ideas para el cuarto de Isabella. Hice un tablero en Pinterest. ¿Quieres verlo?

Asintió antes de pasar el brazo por mis hombros para acercarme a él. El beso suave que dejó sobre mi cabeza me llenó de ternura. Mantener las cosas a raya con Pablo era complicado, sus constantes muestras de afecto y mi debilidad por ellas me ponían las cosas difíciles.

Miré la casa por última vez mientras aguardaba que Pablo subiera la camioneta. Me fue fácil imaginar a Isabella jugando por el jardín con Luciana, estaba un poco ansioso por sostenerla entre mis brazos. Mi entusiasmo hacía que la espera se percibiera más lenta.

—Gracias por aceptar.

Escuchar a Pablo provocó que apartara la vista de la casa. Ladeé el rostro para verlo a los ojos, la forma en la que su voz se tornó suave me obligó a buscar el contacto visual. El ambiente se tornó triste entre ambos, pese a que sonreíamos. No podía visualizar mi vida y la de Isabella sin él en ella, por ello, encontré un tanto innecesario su agradecimiento.

Malas Decisiones Escenas extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora