Extra, capítulo treinta y uno

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Extra dedicado a Dani por su cumpleaños. =)

—Nos está ofreciendo una buena cantidad de dinero.

—Que no queremos —refuté de inmediato, clavándole la mirada al abogado que parecía rogarle en silencio a Benjamín para que interviniera—. No seré ni un poco indulgente con ese tipo. Lo quiero preso.

—Cami —la voz de Benja fue suave, puso una mano en mi brazo, como si quisiera calmarme—, tranquila. Quiero lo mismo.

—Está bien —dijo el abogado, con actitud de derrota—, no aceptaremos el trato. Pero deben de saber que su abogado hará todo lo que esté en sus manos para retrasar el proceso, hacerlo desgastante para todas las partes.

—¿Eso es todo lo que iba a comunicarnos? Estoy trabajando. —Apunté de la mala gana la puerta abierta del showroom, sitio de donde me habían sacado varios minutos atrás. El hombre vestido con un traje negro asintió y Benja soltó mi brazo para que pudiera alejarme.

—¿Cami, podemos hablar más tarde?

—Te buscaré en tu oficina —le avisé a mi jefe mientras avanzaba hacia la puerta molesta.

Lidiar con el proceso legal que iniciamos en contra de Mariano me ponía de pésimo humor. Aquello era estresante y frustrante. Las cosas avanzaban lentamente obligándome a alargar el martirio de reunirme con abogados, presentarme a declarar y soportar los rumores que salían de vez en cuando por culpa del imbécil de Mariano que se valía de sus conexiones para hacerle llegar a los medios algunos pormenores.

El sonido de la música que se filtraba de la sala en donde se llevaban a cabo los ensayos, mermó un poco mi molestia. Las risas y las voces se mezclaban sumergiéndome en un ambiente que me resultaba familiar. Se suponía que debía estar ocupándome de mi agenda, haciéndome cargo de mis compromisos con distintas marcas y preparándome para el shooting que Roger había pactado con una revista. Sin embargo, no podía negarle mi ayuda a Pamela.

Bostecé al adentrarme al showroom. Solía tomar una siesta todas las tardes, mi cuerpo recién acostumbrado al descanso estaba resistiendo la larga jornada a la que me sometía.

—¿Cómo van? —le pregunté a Lucy que se encontraba sosteniendo a Penélope. Pame no quería despegarse de su hija, la llevaba con ella cada vez que era posible.

—Pame dice que todas parecen principiantes. Ha perdido la paciencia un par de veces.

—Y tiene todos los motivos para perderla. La semana de la moda no es lo mismo que el lanzamiento. Habrá expertos, medios atentos a todo lo que sucede. No es un evento que ella planificó e invitó a amigos. Voy a ayudarla.— Penélope balbuceó entre los brazos de mi asistente, robándome una sonrisa mientras me alejaba.

La línea materno infantil de Pame había sido tan bien recibida que, mi amiga se atrevió a mostrar una nueva colección femenina en la que trabajaba con entusiasmo. Sus contactos y estatus en el mundo de la moda, le permitieron hacerlo en el evento más importante del país. Su carrera de diseñadora de estaba a punto de dar un gran salto. El Mercedes Benz fashion show era la plataforma ideal para impulsar su reconocimiento.

—Cami —suspiró con alivio al verme al lado de ella—, pensé que Benja te quitaría más tiempo.

—Yo también, estoy harta del abogado. ¿Cómo vas?

Ambas vimos a la vez hacia la pasarela, estudiando cada paso, postura, presencia y actitud.

—Les falta energía ¿no crees? No entendieron lo de lentitud sensual, estoy a punto de bostezar viéndolas.

—Les mostraré como se hace. Ven conmigo —la animé un poco melancólica. Pame no había pisado una pasarela desde que nació Penélope.

Rodeamos la pasarela para subir las escaleras juntas, como tantas veces ensayamos previos a todos los desfiles en dónde participamos.

Malas Decisiones Escenas extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora