Extra capítulo veintiséis

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Holis, disfruten de la lectura. 

Mojé mis manos esperando que la sensación de calor que me invadió de golpe desapareciera. Estaba temblando pese a que mi imagen en el espejo reflejase serenidad.

—Cami, ¿estás bien?

—Dame un minuto —le respondí a Lucy que se encontraba afuera del baño.

Necesitaba más de un minuto para tranquilizarme. El mundo me estaba cayendo encima y yo seguía en medio de todo, de pie, pese a mis ganas de dejarme caer. Me sostuve de los bordes del lavabo cuando el bochorno aumentó de la nada. El estrés que me suponía enfrentar un lío legal, la atención de los medios y lidiar con la ruptura más dolorosa de mi vida me tenía en ese estado.

—Camila, ¿segura estás bien?

La voz de Benjamín se escuchó lejana. Los latidos de mi corazón resonando en mis oídos ensordecían cualquier otro ruido. Respiré hondo y bajé la vista por varios segundos, hasta que, el mareo y el escalofrío que me recorrió el cuerpo cesó.

—No lo estoy —respondí cuando me decidí a abrir la puerta.

Benja levantó el brazo invitándome a acercarme. En cuanto lo hice me envolvió en un medio abrazo y me instó a caminar a su lado. Su apoyo era de las cosas que me sostenía en ese momento en donde mi estabilidad se tambaleaba constantemente. No me había dejado sola ni un solo momento.

—Lo hiciste bien, no olvidaste ni un solo detalle —dijo en voz baja—. Necesito que te mantengas así de tranquila a como te ves, probablemente haya medios afuera.

—Quiero que esto acabe rápido.

Mi pensamiento en voz alta hizo a Benjamín suspirar. Me atrajo contra su cuerpo con más firmeza haciendo el intento de reconfortarme, sin conseguirlo. No había nada que pudiera otorgarme calma y consuelo. Me encontraba atravesando el peor momento de mi vida en todos los sentidos.

Benja no rompió el contacto protector de su abrazo, me guio hasta la salida de aquel lugar en el que me presenté a rendir una declaración requerida por la demanda que interpuse contra Mariano. Sosteniéndome contra su cuerpo como si se hubiese percatado de mi debilidad. Saber que los detalles de mi pelea con Mariano serían públicos me llenaba de una incomodidad que tenía a mi cuerpo enfermo y a mi mente angustiada.

Abordé la camioneta que conducía el chófer de Look ocultando mi desanimo. Tras acomodarme en medio de Benja y Lucy respiré hondo buscando la forma de relajarme. Tomar acciones legales en contra de Mariano había sido una decisión que tomé con Benjamín. Pese a las dudas que sentí al principio, me encontraba obstinada en llegar hasta las últimas instancias para darle un escarmiento; aunque el proceso me llenara de incertidumbre.

Era consciente de que todos los detalles de nuestro pleito legal iban a ventilarse. Que mis papás se enterarán de la existencia de mis fotos íntimas era la parte que más me perturbaba. En medio de todos los problemas que me rodeaban aquel aumentaba el peso que cargaba en el pecho.

—¿Todo salió bien? —cuestionó Lucy con timidez.

—Sí, según el abogado todo va bien. Vamos por todo, Lucy —agregó Benja sonando bastante esperanzado—. Difundió las fotos con fines lucrativos, la condena es de dos a diez años de cárcel.

—¿Lo van a arrestar? —Mi asistente dejó ver su asombro—. Pensé que solo le quitarían mucho dinero.

—Lo quiero preso —intervine con frialdad—. Tengo los motivos suficientes para lograrlo: abuso de confianza, extorsión, daño moral, violencia psicológica y difamación.

Malas Decisiones Escenas extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora