11. Su propuesta

2.4K 172 2
                                    

Grace Sullivan:

Luego de ver que realmente me estaban siguiendo, tomé la decisión de entrar a mi edificio e ir a mi apartamento donde podría tener un poco más de ventaja. Mucho más de la que tendría si me iba caminando sola por la calle. 

Así que al estar en mi apartamento lo primero que hice fue dejar mi bolso y mandarle un breve mensaje a Gu, esperando que lograra leerlo a tiempo. Luego, sin encender las luces, me moví por todo el lugar a fin de buscar mi arma. La cual encontré después de unos minutos. 

Pero antes de siquiera poder salir de mi habitación, el timbre se escuchó por todo el lugar. Mostrando que había alguien afuera de mi casa. Revise mi teléfono y no había ninguna respuesta por parte de Gu, así que solté una breve maldición antes de avanzar hasta el recibidor. Lugar donde podía ver la sombra debajo de la puerta al estar aquí adentro oscuro y allá afuera iluminado por la luz que estaba en el pasillo. 

Revise una última vez mi teléfono y al ver que el chat seguía igual, lo dejé sobre el sillón antes de avanzar hasta la puerta, sosteniendo el pomo de la misma mientras preguntaba quién era. 

—¿Quién es? —cuestioné, pero nadie del otro lado respondió. Y al no contar con una mirilla en la puerta, no pude saber de quién se trataba—. ¿Quién es? —cuestioné nuevamente con más insistencia, pero de igual forma nadie respondió. 

Así que tomando una pequeña respiración, abrí la puerta de un solo antes de apuntarle con mi arma a quien sea que estuviera ahí afuera. Pero tan pronto lo hice y noté de quién se trataba, fruncí mi ceño al no entender qué hacía él aquí. Y aunque no bajé el arma, noté como una sonrisa burlona se plasmaba en sus labios antes de alzar ambas manos en son de paz. 

—¿Qué hace usted aquí? —Le cuestioné antes de verificar si alguien más venía con él, pero tal parecía que no. 

—No sabía que así era como recibía a sus visitas. —Decidió comentar antes de indicarme con un movimiento de sus dedos que bajara el arma. Lo cual hice luego de darle una mirada de advertencia—. ¿Puedo pasar?

—No. —Tajé de un solo, viéndolo sonreír otra vez. 

—De acuerdo —cedió antes de apoyar su espalda sobre la pared del apartamento de enfrente. 

—¿Qué hace aquí y por qué me estaba siguiendo? —Decidí preguntar antes de guardar mi arma en la pretina de mi pantalón, dejando libres mis manos mientras lo veía detenidamente. 

—¿Tan obvio fui? Supongo que mi conductor no es bueno en ese aspecto —bromeó, logrando que soltara un suspiro mientras él guardaba sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón—. Antes de responder, ¿Puedo saber si acaso tiene planes para este viernes? 

—Creo que eso no es algo que a usted le importe, sin ofender —dije antes de apoyar mi parte izquierda del cuerpo en el marco de la puerta, viéndolo asentir con la cabeza al escuchar mi respuesta. 

—Supongo que usted tiene razón —dijo mientras sonreía—. Pero de igual forma me voy a arriesgar a decirle el por qué he venido hasta aquí el día de hoy. 

—Lo escucho —dije antes de cruzar mis brazos sobre el pecho, dándole una mirada normal como si no me interesará lo que fuera a decirme.

Cuando claramente sentía un poco de curiosidad sobre eso. 

—Quiero que sea mi pareja en la cena del viernes —dijo, logrando que alzará ambas cejas ante la sorpresa de escucharlo decir eso—. Y antes que lo pregunte, sí, es a la misma cena a la cual irá mi hermano. 

¿Qué? 

—¿Perdón? ¿Su pareja? —cuestioné mientras me reía como si me hubiera contado un chiste, el cual no era el caso. 

—Así es —afirmó—. Mi hermano de seguro irá con su prometida y yo no tengo a quién invitar, así que me dije: Gustavo, ¿Y si invitamos a la secretaria de tu hermano para que vaya contigo? Y heme aquí. 

—¿Nunca pensó en ser comediante en vez de empresario? Porque créame, le quedaría mucho mejor —dije, viendo como él me miraba fijamente antes de soltar una risa suave.

—Creo que usted también debería pensar en ello —respondió, logrando que yo sonriera al escucharlo decir eso—. Entonces, ¿Pasó por usted en la noche? 

—Ni siquiera he dicho que sí. 

—Pero tampoco ha dicho que no —recordó, logrando que me separara del marco de la puerta antes de sopesar su propuesta. 

—Lo pensaré —dije nada más antes de cerrar la puerta, dando por terminada la conversación y la visita. 

Una media hora después un preocupado Gu entró al apartamento gritando mi nombre como si le hubieran avisado que algo me había pasado. Cuando claramente estaba bien mientras veía un poco de televisión. 

Así que al verme sana y salva, soltó un suspiro de alivio antes de abrazarme, diciendo una y otra vez lo mismo. 

—Que bueno que estés bien, mi pequeña y dulce Grace —dijo por décima vez, logrando que soltara un suspiro antes de alejarlo de mí. 

—Ya, ya. Tranquilo —pedí, viendo como él me veía con atención ahora. 

—Espera un momento, ¿Cómo puedes estar tan tranquila cuando alguien te estaba siguiendo? 

—Porque ese alguien era inofensivo —respondí, restándole importancia mientras veía la televisión otra vez. 

—¿Inofensivo? Inofensivo sería un… Ratón —dijo, logrando que me riera ante lo que había dicho—. No estoy bromeando, Grace.

—Lo sé, pero igual da risa escuchar tus comparaciones —dije antes de verlo de reojo—. Pero como sea, ¿Por qué llegas tan tarde? ¿Acaso tu jefe te pidió que hicieras algo más como la última vez? 

—Ojalá hubiera sido eso —murmuró, captando mi atención. 

—¿Qué ocurrió? —Cuestioné, queriendo saber lo que le había pasado a mí amigo. 

—Dos llantas se pincharon mientras íbamos de camino a su casa y tras de eso, la policía me multó —dijo con fastidio. 

—¿Y cómo pasó eso? 

—No quiero ni decirlo porque tendré ganas de golpearlo otra vez y necesito mi empleo para sobrevivir y seguir viviendo aquí contigo. —No dije nada—. Aquí es la parte donde dices: No te preocupes por eso Gu, ve a partirle su cara que yo pagaré tu renta. 

Tan pronto lo dijo solté una carcajada, logrando que él me viera con fastidio antes de decirme que se iría a dormir después de darse un baño. Y yo, mientras tanto, me quedé viendo la televisión mientras analizaba la propuesta que me había hecho el hermano de mi jefe. Sabiendo a la perfección que había algo que no me estaba diciendo. 

Porque después de todo, hasta el mismo Maximiliano me había tirado la indirecta de que estaba en su contra. Y si él sospechaba de mí y se lo había contado a su hermano, eso solo podía significar una cosa:

Que los dos pensaban vengarse de mí.

Deseo PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora