36. Él

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Gu:

—¿Señor Sullivan? —Me escuché preguntar al ver cómo el padre de Geovanna y Grace permanecía con la mirada perdida mientras seguía parado en el marco de la puerta de mi oficina.

Y él, al escucharme hablar, me miró.

—Hola, Gustavo —saludó, soltando un suspiro antes de tomar asiento frente a mí—. Ha pasado un largo tiempo desde que nos vimos, ¿No es así?

—Sí, señor —respondí, sintiéndome un poco ansioso al recordar la vez en que él y Geovanna entraron por esa misma puerta. Solo que los dos venían gritando como si no hubiera un mañana.

Él porque no quería que su hija fuera policía, y ella porque no quería que su padre decidiera lo que debía o no debía ser o hacer. 

—Digame, ¿En qué puedo ayudarle? —Quise saber, notando como suspiraba antes de responder.

—Bueno, solo estoy preocupado —comenzó a decir mientras veía hacia la nada—. Tengo miedo de haber hecho que Grace se alejara de mi. Llevo días queriendo contactarla y no puedo —me miró—. ¿Sabes si está pasando algo?

—¿Pasando algo? —Repetí incrédulo antes de recordar todo lo que claramente si había estado pasando.

Pero no podía decirle a él. Sabía que, de hacerlo, posiblemente solo lo preocuparía y haría que se metiera en el medio. Eso sin contar que era más que seguro que Grace se alejara de mi una vez que supiera que había ido de soplón con su papá.

Así que no. No iba a decirle nada de lo que había pasado.

—Bueno, supongo que sí no ha podido contactarla es porque salió de viaje junto con su jefe. Según entendí iban a cerrar unos tratos muy importantes —dije, sabiendo que todo eso era mentira.

Una mentira que prefería fuera verdad.

—¿Un viaje con su jefe? Eso debe ser —murmuró, poniéndose de pie antes de sonreír—. Lamento haber venido  hasta aquí por nada. Es solo que desde de lo de Geovanna... Temo que Grace tome sus mismas malas decisiones —sonrió un poco más antes de ofrecerme su mano derecha.

Misma que estreché antes de escuchar sus últimas palabras.

—Ahora sé de qué lado estás —susurró. Y, por un segundo, un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo mientras él se alejaba y salía de la oficina. Dejándome más confundido que antes.

Deseo PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora