Maximiliano Torres:
—¿Me estás hablando enserio, hermano? —Cuestionó Gustavo una vez que terminó de escuchar lo que había pasado entre los dos Fry y yo. Viéndome como si aún no pudiera creerlo.
—Estoy hablando enserio, idiota.
—No me refiero a eso, sino… ¿Enserio sabes cómo destruir a Miranda de una vez por todas? —Preguntó, colocando sus dos manos en el respaldo del sillón, quedando de esa forma más cerca de mí para ver a detalle mi expresión.
La cual cambió una vez que bebí de mi vaso.
—No tengo ni un gramo de arena para destruirla —admití, recordando todo lo que le había dicho a ella. Pues claramente de haber tenido toda esa información, no habría dudado en usarla desde hace mucho tiempo.
Miré a Gustavo una vez que lo escuché maldecir en otro idioma, pareciendo estar más molesto que de costumbre. Pero le resté importancia una vez que lo ví sentarse nuevamente, respirando para calmarse y no perder los estribos.
—Juro que estuve a punto de besarte el trasero —comentó molesto, haciéndome reír ligeramente antes de verlo de reojo.
—Aún puedes hacerlo —dije divertido, viendo su mueca de fastidio ante mis palabras.
—Al menos conseguiste que se mantuviera al margen, pero una vez que sepa que todo lo que dijiste es mentira, no dudará en hacer algo para afectarnos. Así que deberíamos tener más cuidado, incluso debemos hacer que Grace vea hacia otra dirección para evitar que Miranda sepa quién es —advirtió, aunque por alguna razón sentía que ella ya lo sabía.
Porque de no ser así, ¿Entonces por qué sacar ese tema del pasado nuevamente?
—Me temo que Miranda ya sabe quién es Grace —susurré, viéndolo fruncir el ceño.
—¿De qué hablas? —Interrogó confuso, consiguiendo que suspirara a antes de seguir hablando y decirle el porqué lo creía—. ¿Eres idiota o es que no confías en mí?
—¿Perdón?
—¿Acaso crees que dejaría a Grace andar por ahí sin protección? Es más que obvio que falsifique todos sus documentos para que, cuando alguien busque información sobre ella, crea que viene de otra familia. No iba a arriesgarla a que supieran que es la hermana menor de Geovanna.
—¿Y por qué me lo dices hasta ahora? —Cuestioné molesto, viendo cómo el suspiraba mientras se ponía de pie.
—Porque hasta ahora se dió la oportunidad. Así que no te quejes y cuida bien de ella. Yo por lo pronto trataré de conseguir más información sobre esa bruja —explicó, viendo la hora en su reloj—. Quedé de reunirme con él a las nueve, así que debería irme ya si quiero llegar a tiempo.
—Cuando dices él te refieres a…
—Al idiota ese —respondió—. Últimamente anda de mal humor y esto aumentó gracias a ti y a tu manera tan apresurada de llevarte a Grace.
—No veo el por qué debería ser mi culpa cuando se supone que él la vigila siempre —me quejé, viendo cómo Gustavo hacia una mueca de fastidio.
—Tal parece que tuvo un mal momento, mismos episodios que tienes tú de vez en cuando —comentó con indiferencia, tomando el saco que estaba sobre el sillón—. Trataré de ver si esos dos ya se fueron, así que procura que Grace se quede aquí adentro hasta entonces. ¿Entiendes?
—Sí, ahora lárgate de mi hotel —dije antes de ponerme de pie, caminando hasta mi cama—. No te olvides de revisar los documentos que te envié. Necesitamos verificar si son los verdaderos.
—Sí, sí. Ahora me voy. Cuídate —pidió, saliendo de mi habitación en menos de un segundo. Y consiguiendo de esa forma que me quedara inquieto. Pues sentía que nada estaba saliendo como lo quería. Porque para este punto, Grace terminaría en peligro.
Así como nosotros.
(…)
A la mañana siguiente lo primero que escuché fue como algo se quebraba dentro de la suite, lo cual me alarmó. Pero lo hizo más cuando escuché el quejido de Grace, casi como si ese objeto hubiera dado con ella y no con el suelo.
Así que sin pensarlo mucho, me levanté de la cama y salí corriendo para ver qué había pasado, encontrandola a ella en el suelo junto a lo que parecía ser, era un jarrón de cristal.
—¿Por qué está en el suelo? —Cuestioné una vez que note que no había nadie más en la suite, notando como ella me veía con fastidio.
—No sé, ¿Quizá porque me caí? —Dijo con obviedad, alzando su mano para ver un poco de sangre en esa zona.
Me acerqué a ella luego de ver eso y sin dudarlo mucho la levanté del suelo, llevándola conmigo hasta la cocina para poder limpiarle su herida. Así que la dejé sobre la encimera y busqué el pequeño botiquín que estaba por aquí. Empezando por sacarle el pequeño cristal que tenía en su mano izquierda.
—Ese jarrón… —comenzó a decir, pero se quedó callada al siguiente segundo.
—¿Ese jarrón qué? —Pregunté, obligándola a que siguiera hablando.
—Ese jarrón es muy caro, ¿Cierto? —Dijo dudosa, lo cual me hizo sonreír.
—¿Eso es lo que más le preocupa en estos momentos? Porque si es así puedo cobrarle antes de seguirla curando —dije, deteniendo mis manos para poder verla y notar como hacia una mueca de fastidio.
—Por supuesto que no es por eso, pero a juzgar por el diseño, la pintura y la firma del autor, se ve que no tiene mucho valor —señaló, consiguiendo que asintiera con la cabeza antes de seguir limpiando su herida.
—Así es, ese jarrón no es una antigüedad así que no vale mucho —cedí, viendo de reojo como asentía con la cabeza—. Creí que usted no sabía mucho sobre eso. Es más, creí que solo estudió eso por mero hobby sin importancia.
—¿Se refiere al curso de arte que recibí hace cinco años? —Cuestionó, así que simplemente asentí con la cabeza—. Usted y su manera de minimizar mis logros es algo que detesto.
—Lo puedo ver —comenté justo cuando le terminaba de colocar una venda—. Pero me gusta como defiende sus logros, así que no se sienta tan enojada conmigo —dije sonriente, alejándome de ella para poder guardar el botiquín y tirar lo que había usado y manchado—. Hoy tenemos libre hasta el medio día. Así que puede descansar mientras tanto.
—¿Habla enserio? Ya son las doce menos cuarto —dijo, consiguiendo que la viera con desconcierto.
Porque, ¿Desde cuándo dormía por tanto tiempo?
—En ese caso, termine de alistarse —dije simple antes de volver a la habitación, procurando ser lo más rápido posible y así no llegar tarde a nuestra próxima reunión.
Pero justo cuando estaba por cambiarme, el timbre de la suite se escuchó. Dándole así paso a que una voz en específico se escuchará. Lo cual me hizo preguntarme en si Gustavo me había mentido o no. Porque, ¿Qué hacía Kalu llamando a mí puerta?
Seguramente, no era por una buena razón.
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¡Espero les haya gustado la maratón!Déjenme saber que piensan y que sienten 👀 los estaré leyendo. No sé olviden de votar ♥️
¡Nos vemos pronto! ⭐😘
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Deseo Peligroso
RomanceMaximiliano Torres solo tiene dos reglas que debes cumplir si deseas trabajar con él. La primera: Debes hacer todo lo que él te diga que hagas sin oponerte y sin decir nada al respecto. Mucho menos preguntar la razón por la cual debes hacerlo. La...