Grace Sullivan:
Estaba todavía detrás de mí puerta en lo que Miranda escudriñaba con sumo detalle mi sala, y mientras ella hacía eso, yo buscaba mi móvil para enviarle un mensaje a Gu. Pero al ver que mi móvil estaba a punto de apagarse, opté por usar nuestras palabras claves para que supiera que algo estaba pasando.
Grace: RedC3
Le di enviar justo cuando la pantalla de mi móvil se volvió negra, lo que me hizo dudar en sí se había enviado el mensaje o no. Pero al escuchar unos pasos cerca de mi habitación, tiré el móvil sobre la cama y esperé a que alguien entrará, pero no lo hizo.
Cosa que me pareció extraño, por lo que al ver en la rendija de la puerta, hallé un ojo viéndome a través de allí. Y antes de que pudiera reaccionar, la puerta impactó contra mí antes de que el hombre entrará a mí habitación e intentará atacarme, por lo que usando mis técnicas de defensa, lo golpeé, escuchándolo soltar una maldición en el proceso.
Para cuándo me levanté otros dos más entraron a la habitación e intentaron golpearme, lo cual lograron mientras trataba de soltarme del agarre del primero, quien sonrió antes de sentir como mi talón impactaba contra sus dientes. Sacándole de esa forma sangre antes de que alzará mi codo y le diera en la garganta al otro, haciéndole sentir que no podía respirar.
Miré al tercero y este agarró mi lámpara, sonriendo antes de dejarse ir contra mí, mismo que evite y logré golpearlo antes de agarrar el cordón de mi lámpara para ahogarlo, lo cual conseguí luego de unos minutos.
Y para cuándo me levanté, alguien me golpeó en la parte de atrás de la cabeza. Lo que me hizo perder un poco el equilibrio mientras veía borroso y antes de ver como una figura me tomaba entre sus brazos para dejarme bruscamente sobre el sillón que estaba a un costado de Miranda. Quien sonreía divertida al verme algo aturdida.
—¿La amarro? —Cuestionó el mismo tipo que me había cargado, obteniendo una negativa por parte de Miranda.
Misma que cambió de opinión al ver que estaba recobrando por completo el sentido. Así que ese tipo me amarró de las manos, golpeando mi estómago a modo de sacarme el aliento.
Miré a Miranda y noté que estaba jugando con una foto en la cual estábamos mis padres y yo. Lo que me hizo verla con rabia.
—Tu madre es muy linda —comentó antes de verme—. Supongo que lo feo lo sacaste de tu padre —dijo triste antes de reír, soltando el marco y haciendo que éste se quebrara en el suelo.
—Ojalá te pudras más de lo que ya lo estás —escupí, ganando otro golpe en mi estómago que me hizo soltar un poco de sangre.
—Sí... Deberías pensar mejor lo que dices —aconsejó, dejándose caer sobre el otro sillón antes de hacerle una seña al único tipo que seguía a su lado. Mismo que me ayudó a sentarme mejor en el sillón—. Supongo que me recuerdas, así que evitaré presentarme y diré el por qué estoy aquí.
—Ya te habías tardado —murmuré, pero antes de que el tipo ese me golpeara nuevamente, Miranda lo detuvo.
Cosa que me hizo reír.
—Es la segunda vez que te digo que deberías cuidar mejor lo que dices —dijo molesta, antes de seguir hablando con tranquilidad—. ¿El nombre de Geovanna Sullivan te suena familiar? —Cuestionó, ganándose de esa forma mi atención—. ¿No? A mí sí. Esa perra me robo algo que yo quería —dijo irritada, sacando un cuchillo pequeño de su bolso rojo, el cual hacia juego con sus estúpidos pantalones de mezclilla—. Por un momento creí que tú y esa mojigata serían familiares, pero al buscar tu expediente me di cuenta que no.
¿No? Pensé, quedándome un tanto pérdida por ese hecho. Porque si yo no había ocultado ese hecho... ¿Entonces quién lo hizo?
—¿Por qué creerías que ella y yo somos familia? —Cuestioné, tratando de seguirle el rollo mientras trataba de soltarme de las cuerdas que me amarraba las manos, aprovechando que el tipo ese estaba ayudando a los demás.
—Las dos se parecen.... No sólo en lo perras que son, sino en rasgos físicos —se encogió de hombros—. Pero quizá todas las perras siempre tienen rasos similares.
—Por algo lo dirás —murmuré en cuanto sentí que, de seguir halando mi brazo, solo lograría zafarme la muñeca.
Pero al ver lo que el tipo traía ahora en un maletín negro, supe que solo tenía dos alternativas: Luchar y morir en el intento, o dejarme torturar y morir.
Por eso al ver y pensar en cada cosa que mi hermana pasó, sentí una nueva sensación en todo mi cuerpo. Quizá era el enojo o la adrenalina; o las dos juntas. No lo sé, pero sin pensarlo mucho tiré de mi brazo escuchando el sonido que hizo mi muñeca ante esa acción tan brusca. Permitiendo así que pudiera levantarme y tomar mi otra arma que estaba oculta debajo de la mesa, apuntándole sin ningún tipo de miramientos a Miranda. Misma que soltó un grito de pavor antes de que el otro hombre intentará dispararme, al cual evite luego de darle en el codo.
Y con la adrenalina al mil, corrí hacia la salida del apartamento, deteniendo mis pasos en lo que alzaba mi arma lista para disparar al ver como la puerta se abría, mostrando así a mi jefe con un arma que sin ningún tipo de miramientos apuntó hacia mí.
Pero antes de poder reaccionar, disparó. Causando así que me agachara antes de que varios disparos más se escucharán, generando así que mis nervios subieran por completo, justo cuando la adrenalina parecía estar desapareciendo, haciéndome caer el suelo mientras veía como mi jefe pasaba sobre mí para dispararle a Miranda en medio de la frente.
Cayendo de esa forma inerte sobre el suelo.
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Noooooo puede ser. ¡Miranda se nos fue! 🚨Nos vemos en el próximo capítulo, y no olviden dejar sus impresiones del capítulo 🤭
¡Gracias por su apoyo y cariño! ¡Los quiero! ♥️

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Deseo Peligroso
RomanceMaximiliano Torres solo tiene dos reglas que debes cumplir si deseas trabajar con él. La primera: Debes hacer todo lo que él te diga que hagas sin oponerte y sin decir nada al respecto. Mucho menos preguntar la razón por la cual debes hacerlo. La...